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ABC MADRID 08-05-2013 página 13
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ABC MADRID 08-05-2013 página 13

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC MIÉRCOLES, 8 DE MAYO DE 2013 abc. es opinion OPINIÓN 13 EL RECUADRO UNA RAYA EN EL AGUA ANTONIO BURGOS ¡VIVA LA DIPUTACIÓN! ¿Dónde iban a colocar a los cesantes alcaldes de pueblo que no han sido reelegidos si suprimieran las Diputaciones? OS hay insensatos. Yo creo que con las estrecheces y apreturas de la crisis se han vuelto un poquito majaras. Lo que les hace decir cosas absolutamente descabelladas e increíbles, en su afán de ahorrar como sea, de reducir al mismo tiempo el déficit y el paro, lo que es, aproximadamente, como intentar vaciar el océano con un cubo y una fregona. ¿Lo dice usted por Rajoy o lo dice usted por Rubalcaba? Aunque bien está lo que bien Rubalcaba, no lo digo ni por él ni por Rajoy. Lo digo por la cantidad de insensatos que hay en España, que no conformes con suprimir el chocolate del loro y el desfile del Día de las Fuerzas Armadas, ahora quieren acabar de un plumazo con las Diputaciones. ¿Pero han pensado esos locos lo que dicen? ¿Se imaginan lo que podría ser de España sin el paño de lágrimas de las Diputaciones, madres protectoras y refugium pecatorum? Dios le da pañuelo al que no tiene mocos y Diputaciones al que no tiene dinero para sostenerlas. Pero ahí están. Formando parte de nuestra vida. Yo es que cada mañana, cuando me levanto, lo primero que hago es dar las gracias a Dios por haber creado las Diputaciones. ¿Qué sería de nuestras provincias sin las Diputaciones? ¿Dónde iban a colocar a los cesantes alcaldes de pueblo que no han sido reelegidos si suprimieran las Diputaciones? Los artistas de la cuerda, de la cuerda del PP y de la cuerda del PSOE, ¿en qué salones provinciales iban a colgar sus cuadros, si no hubiera Diputaciones? ¿Quién iba a seguir pu- L blicando libros que no compra nadie y que se pudren en los almacenes, si no existieran las Diputaciones? ¿Quién iba a organizar el Día de la Provincia si no existieran las Diputaciones? Y sin Día de la Provincia, ¿a quién le íbamos a dar las medallas? No importa la patria chica, el pueblo, la región, no: lo que de verdad nos emociona a los españoles es la provincia: miren cómo se me están poniendo los vellos, como alcayatas gitanas, nada más de pensar en la provincia que inventó mi primo y coterraño don Javier de Burgos. Las Diputaciones deberían tener como himno el Viva Jaén de Luisa Linares y Los Galindos, que no solo vitoreaban a la capital, sino que remataban diciendo lo que a tantos nos emociona a punto de la lágrima: ¡Viva su provincia entera! ¡Viva! Los muy insensatos que quieren suprimirlas dicen que hay autonomías uniprovinciales que funcionan perfectamente sin Diputación, como Madrid, Asturias, Murcia o La Rioja. ¿Perfectamente? Así están esas autonomías, hechas unos zorros, sin Diputación que las cuide y las mime y les coloque a sus enchufados y paniaguados. ¿Dónde colocarán a los concejales cesantes de Asturias, si no hay Diputación? Pondré un ejemplo de la utilidad de la Diputación: ¿por qué la afición no renueva los abonos de la plaza de toros de Las Ventas? Porque ya no es de la Diputación. Cuando la plaza era propiedad de la Diputación, marchaba como una seda, con el abono hasta la bandera. Ahora que es de la Comunidad de Madrid, miren lo que pasa. Yo que Talavante (aparte de no hacer el ridículo anunciándome con un spot publicitario, como si fueran un sopicaldo y no un torero) me lo pensaba mucho antes de encerrarme con 6 victorinos, 6 en una plaza que no es de la Diputación, como todas las que se precien. Lo que tienen que hacer esas autonomías uniprovinciales es restablecer cuanto antes las Diputaciones. Es un clamor del vecindario, de la ciudadanía como se dice ahora. Yo diría más: es un clamor de la ciudadanía y del ciudadanío, porque a lenguaje no sexista no me gana nadie. ¿Pero cómo es posible que nada menos que la capital del Reino no tenga Diputación? ¿Usted no ve Asturias? Asturias puede pasar sin Diputación, pero es inadmisible que Madrid no la tenga. ¿Para esto hicimos la guerra, digo, la transición? ¿No hubo un tiempo de Café para Todos? Pues yo ahora pido diputaciones para todos. Y el que venga atrás, que arree. IGNACIO CAMACHO POLÍTICA ABIERTA La disciplina de partido provoca un abuso de autoridad que proscribe la discrepancia bajo pena de excomunión política Q 110 AÑOS DE HUMOR GRÁFICO EN ABC Echea (08 11 1953) El jefe a la secretaria. -Cuando yo le dicté el anuncio para los periódicos: Se necesita un empleado nada dije de que tiene que ser soltero UÉ interesante sería la política española sin el predominio abrumador de la disciplina de partido. Si los cargos electos se debiesen a sus votantes antes que a los aparatos orgánicos, o si los aspirantes al poder tuviesen que filtrarse en elecciones primarias en vez de depender de un dedazo que la mayoría de las veces procede de su propia mano. Veríamos un debate más abierto, más plural, más rico, más comprometido y sobre todo, menos dogmático; las promesas obligarían como contratos morales, los matices tendrían más valor y la discrepancia con la doctrina oficial no sería un anatema herético. Más interesante no quiere decir más estable. El modelo democrático establecido en la Transición primó la hegemonía partitocrática como vacuna contra el estrafalario aquelarre republicano de las listas abiertas y en busca de un mecanismo favorable a la gobernabilidad institucional. Por las mismas razones inclinó el sistema electoral hacia una proporción mayoritaria. Funcionó, y funcionó bien. Pero la tendencia expansiva y dominante de los aparatos dirigentes ha ido provocando un abuso perverso de su autoridad en el que está proscrita la disidencia bajo pena de excomunión política. La crítica ha sido laminada como un sinónimo de deslealtad y cada organización impone una suerte de dirigismo de pensamiento único y de sensibilidad obligatoria. No ha lugar para versos sueltos ni espíritus autónomos. Hasta tal punto ha cuajado esa ortodoxia unívoca, de herencia leninista, que el propio electorado tiende a penalizar a los partidos envueltos en discusiones internas; se confunde divergencia con alboroto, contraste con cisma, libertad con caos, y se huye hacia certezas más rotundas pilotadas por liderazgos autoritarios. Estamos asistiendo estos días a un incipiente- -y necesario- -debate sobre política fiscal en el PP paralelo a la manifiesta efervescencia de confrontación de los distintos sectores socialistas. En ambos casos las directivas reaccionan con un resorte común de autodefensa y blindaje, desde la convicción- -probablemente acertada- -de que el ruido de voces les hace daño. No hay más política que la oficial y nunca parece ser el momento apropiado para plantear dudas, alternativas u objeciones. Un partido, una voz; un poder, una estrategia. Aunque sea diferente a la de ayer y tal vez a la de mañana. Pero no nos engañemos. Para cambiar ese modelo de supremacía disciplinaria no bastaría con una reforma electoral ni del procedimiento de selección de los candidatos. Sería menester un cambio aún pendiente, aunque ya embrionario, de mentalidad colectiva, una mudanza de hábitos sociológicos que rompiese con el seguidismo sectario, la pereza intelectual y la delegación del razonamiento. En democracia, la independencia de la política es el correlato de un criterio independiente de los ciudadanos al margen de impostados maestros pensadores.

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