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ABC MADRID 01-05-2013 página 15
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ABC MADRID 01-05-2013 página 15

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC MIÉRCOLES, 1 DE MAYO DE 2013 abc. es opinion OPINIÓN 15 EL RECUADRO UNA RAYA EN EL AGUA ANTONIO BURGOS LA PENSIÓN DE SÁENZ ¿Cómo paga los gastos de comunidad de su piso, si sólo le queda una mísera pensión de 88 millones de euros de nada? ÓMO estarán de devaluadas y congeladas las pensiones de los jubilados, que incluso esa palabra, pensión, ha perdido en la práctica uno de sus significados, la de fonda. Hasta hace poco, las clases pasivas no cobraban pensión, sino jubilación. Porque una pensión era fundamentalmente una casa de huéspedes. En la moda constante del Plan Renove de las palabras en uso cuando no pueden pasar la ITV, pensión hizo desaparecer la voz fonda tan galdosiana, puro siglo XIX, que la dices y evocas un mundo de baúles y viajeros que llegan desde el expreso en un milord: Fonda de Inglaterra Las fondas de mala muerte, tipo Fondas del Peine, pasaron todas a llamarse pensiones. El histórico edificio de la Casa de los Pinelo que actualmente ocupan las Reales Academias de Sevilla aún es recordado como la Pensión Don Marcos que albergaba. Hoy en día la pensión Don Marcos sería la de Don Marcos Fernández, funcionario jubilado, tan exigua que hasta perdió la preposición de vaya mierda la pensión de Don Marcos Fernández, tras una vida dedicada abnegadamente a la función pública, lo poco que le ha quedado. Aunque exiguas, las pensiones de los jubilados hicieron que desapareciera el uso de la palabra para las casas de huéspedes, para las viejas fondas. Ya todas las pensiones son pretenciosos hostales. No hay más pensiones que las de jubilación. Esta España con las pensiones de los jubilados congeladas sin que nadie las meta en el microondas C se levantó ayer con la noticia de una pensión, ante cuya cuantía quedó hondamente preocupada, y con razón. La que le queda a don Alfredo Sáez, como a tantos jubilados, es una pensión de hambre: 88 millones de euros de nada. Cifra que me plantea hondas dudas: esos 88 millones, ¿son al año o al mes? ¿O es un pelotazo de una sola vez? Y por otra parte, me hago la misma pregunta que cuando uno que se va a jubilar te dice lo que le va a quedar de paga: ¿Tendrá este hombre para comer y para mantener la casa con esa pensión? Eso digo yo: ¿cómo paga este hombre los gastos de comunidad de su piso, si sólo le queda una mísera pensión de 88 millones de euros de nada? ¿Cómo va a poder mantener su posición social? Se acabó lo de salir a la calle a cenar con los amigos, salvo que sean ellos los que convoquen y conviden. Los viajes de vacaciones que solía hacer, salvo que se acoja a las ofertas del Imserso, no sé. Tendrá que recortar gastos, como todos los jubilados: darse de baja del club para no pagar la cuota; pedir a Telefónica que le ponga la tarifa de abono social que tiene para los pensionistas: que su señora deje tranquilita la tarjeta del Cortinglés y la use en todo caso sólo en las rebajas y en la Semana Fantástica; ir al Mercadona con menor frecuencia, y mirando más los precios, y tirando más de Hacendado y de Bosque Verde, que es más baratito... ¡Qué problema económico más grande se le presenta a este hombre, Dios mío de mi alma! Es que las empresas no tienen corazón. Cosas del capitalismo salvaje, que diría el progre coletudo viejorro que se me metió el otro día en la salita de estar con la bandera republicana tamaño sábana cuando en el 25- A le dieron pista, que va el artista, en La Sexta. Un señor que está acostumbrado a vivir, no sé, con 2 o 3 millones de euros al año, ¿cómo va a poder de pronto adaptar su vida al modestísimo cobro de 88 millones de nada? Y si todavía es mensual... ¡Pero anda que si son 88 millones al año! Y si es de una sola vez, de una tacada, es que ni te cuento. ¿Cómo va a vivir? Llévese usted una vida entera entregadito al Santander, cuadruplique su tamaño, señor Peter Lorre, digo, señor Sáenz, para que le agradezcan los servicios prestados de esta manera, con esa mierda de 88 millones de euros de pensión. Está visto y demostrado que como dice Cayo Lara, la Banca no tiene corazón. IGNACIO CAMACHO LA ALFOMBRA SOBRE EL ABISMO La estabilidad de una mayoría sin pactos puede convertirse en la alfombra que oculta un abismo bajo el sistema ADA, que no va a haber pacto, así baje Moisés con las tablas del Señor. Por mucho que lo reclame la sociedad española y lo aconseje la emergencia económica, en la dirigencia política falta mutua voluntad, método y hasta concepto. El PSOE entiende por pactar que el Gobierno entone la palinodia, se envaine su mayoría absoluta y se entregue con los brazos en alto, en una mano la reforma laboral y en otra la ley hipotecaria. El Gabinete, apalancado en la resistencia de Rajoy, considera que sus cuestionadas recetas acabarán teniendo éxito y siente pocas ganas de compartirlo con una oposición a la que ve como una rémora y que hasta ahora sólo ha tratado de propiciar su desgaste. Y en el fondo los dos grandes partidos comparten un temor que no se atreven a formular de modo explícito, y es que en caso de acuerdo embarranquen juntos y acaben entregando a la antipolítica los escombros del bipartidismo. Ninguno parece darse cuenta de que eso es exactamente lo que está ya ocurriendo debido a este espectáculo de indiferente intransigencia. En Italia se ha producido el milagro del consenso porque el país estaba al límite tras un resultado electoral diabólico y además los crecidos antisistema de Beppe Grillo ejercen como enemigo común para cohesionar necesidades. Aun así ha hecho falta que el viejo Napolitano, el presidente de la República, utilizase su prestigio moral para ponerlos a todos de chupa de dómine con una descomunal bronca pública. Izquierda, derecha y centro han pactado allí porque no sólo han visto las orejas del lobo, sino al lobo entero con la boca abierta. En España la crisis social es más grave pero existe estabilidad política, un factor que aunque sólo se valora cuando no se tiene también conlleva el peligro de convertirse, en ciertas circunstancias, en la alfombra que oculta el abismo. Y el Rey, al que la Constitución encomienda el arbitraje, no pasa por su mejor momento; los políticos no sólo se han acostumbrado a desoír sus llamadas sino que algunos han dado en la irresponsabilidad nihilista de juguetear cuestionando su autoridad simbólica. Y sin embargo, el dichoso pacto es imprescindible no tanto para encontrar improbables soluciones a la recesión como para apuntalar un régimen que zozobra en su aislamiento. Los ciudadanos necesitan ver que sus representantes tienen capacidad de entendimiento y de renuncia, y no van a aceptar que en una situación tan comprometida prevalezcan intereses partidistas o diferencias ideológicas. Se trata de una cuestión de patriotismo y de estrategia institucional, de afianzamiento del vínculo democrático. Las tácticas electorales no van a servir de nada si continúa el pronunciado desapego hacia quienes no demuestran la generosidad de encontrar objetivos comunes. La crisis económica acabará remitiendo; está por ver, en cambio, que se pueda salir de una crisis tan profunda de liderazgos. N 110 AÑOS DE HUMOR GRÁFICO EN ABC Mena (6 9 2003- -20 4 2002)

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