ABC MADRID 27-04-2013 página 12

12 OPINIÓN AD LIBITUM PUEBLA SÁBADO, 27 DE ABRIL DE 2013 abc. es opinion ABC MANUEL MARTÍN FERRAND MÁS DE LO MISMO Dos documentos para enviar a Bruselas y contentar a la parroquia más devota: un Programa de Estabilidad y un Plan Nacional de Reforma S IN inmutarse, con la solemnidad de un torero veterano y la displicencia de una marquesona de las que dibujaba Serafín, la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría se presentó ante la prensa para cumplir el precepto gubernamental de los viernes y, como de costumbre, no dijo nada de mayor enjundia. Le acompañaron en esta ocasión los titulares de Hacienda y Economía, a quienes, en ensoñación retrospectiva, vi como a Los Gemelos cuando actuaban con María Dolores Pradera. Naturalmente Mariano Rajoy, convocado por la Historia para misiones de mayor trascendencia, no dio la cara y contradijo a su portavoz en el Congreso, Alfonso Alonso, que ayer mismo, en uno de los desayunos con que Madrid sustituye la función tradicional de la Plaza Mayor, afirmó que lo más importante que tiene que hacer un político es dar la cara Las ausencias de Rajoy no son una cuestión de estilo. Constituyen un desacato a la ciudadanía que se subraya cuando los parados superan el 27 por ciento de la población activa y la crisis, gran fábrica de pobreza, no amaina ni los planes gubernamentales que tratan de reducirla apuntan un mínimo de eficacia. La situación, como dijo la vicepresidenta, es dramática pero, como también apuntó, la política económica que mantiene el Gobierno va a ser la misma Y, ¿qué? Dos documentos para enviar a Bruselas y, en lo que alcance su credibilidad, contentar a la parroquia más devota: un Programa de Estabilidad y un Plan Nacional de Reforma. Más de lo mismo, pero con más bombo como dijo el director de la charanga popular cuando su improvisada banda animadora de las fiestas locales hubo acabado su limitado repertorio. Habrá que consultar el BOE, que la fidelidad informativa de las convocatorias monclovitas de los viernes no está acreditada; pero, después de dieciséis meses de Gobierno hablar de saneamiento de las cuentas públicas o anunciar una lucha contra la morosidad de las Administraciones Públicas, siendo el Estado el mayor moroso del Reino, suena a pitorreo y, de no ser tan grave la situación vigente, algo más propio para la rechifla que para el análisis. Esos dos documentos que anunció la vicepresidenta y portavoz- -Programa de Estabilidad y el Plan Nacional de Reforma- son importantes, según Luis de Guindos, porque se relacionan En el fondo se entiende la irrespetuosa actitud del presidente cuando no quiere dar la cara y se limita, en el Congreso y cuando no le queda más remedio, a confundir la descortesía con la astucia. ¿Para qué hablar cuando no hay nada que decir? Incapaces para reducir el gasto público, el más inmediato de los remedios posibles, estos chicos -como decía Jaime Campmany de los socialistas- -marean la perdiz y dicen que hacen pero no hacen lo que dicen. Papeles, solo papeles. VIDAS EJEMPLARES LUIS VENTOSO LAS PERSONAS Vidas que parecían resueltas se tambalean calladamente, con la autoestima por el suelo y el miedo en el cuerpo UANDO empezó a desmoronarse el castillo de naipes, hace ya cinco años, un grupo de periodistas acudimos a un almuerzo con un alto directivo de una multinacional gala de automoción. Eran los albores de la crisis. Wall Street ya había reventado. Pero Zapatero todavía nos estafaba con aquello de España juega en Champions En la placidez del postre, los cafés y algún habano ostentoso, le preguntaron al directivo cuánto duraría la crisis. El súper ejecutivo, un buda encorbatado y miope, entorno los ojos y luego habló quedo, como un oráculo que regalaba su saber a unos gañancetes provincianos: Nuestro centro de estudios de París calcula que esto durará como mínimo 56 meses zanjó solemne. ¡Cuatro años y medio para salir de una crisis! Salimos del almuerzo haciendo chistecillos sobre las capacidades proféticas del augur francés. Desgraciadamente, aquel hombrecillo lo clavó. De hecho, se quedó corto. Poco a poco, todos hemos ido viendo como nuestro entorno económico se marchitaba. Primero algunas calles apartadas comenzaron acumular bajos vacíos: la pizzería de barrio que cerraba, pero nos consolábamos recordando que sus pizzas sabían a corcho; el modesto solarium que se iba al tacho; el bar que se traspasaba, pero la verdad es que su dueño era un borde; el chiringuito informático que bajaba la persiana... Un paisaje inquietante. Pero todavía no escocía, porque no le poníamos caras. C Luego empezaron a suceder cosas extrañas. Un día la primera inmobiliaria de España, que tenía su sede en la ciudad, entró en concurso de acreedores. Acto seguido descubrimos que los próceres de las cajas de ahorros, a los que la prensa local adulaba hasta el sonrojo, ocultaban unos balances tétricos. Más tarde la gente del pequeño comercio- -la frutera, el barbero parlanchín, el siempre quejumbroso gremio del taxi- -comenzó con una letanía: La cosa está bajando mucho Luego la crisis aterrizó a pie de vida. Lo he visto. Lo veo. Y da miedo. El inteligente ingeniero cualificadísimo, empleado en aquella multinacional eléctrica española, una firma que ganaba más de seis mil millones al año, aparecía de repente prejubilado a los 50. Poco después, la propia multinacional era engullida por una firma foránea. Nuestro amigo el arquitecto había montado un estudio con tres colegas. Iba viento en popa haciendo VPO para el ayuntamiento. Pero las obras se pararon y nunca comenzaron otras. Hoy, agotado tras dos años en blanco, sopesa emigrar a Brasil. Aquel matrimonio tan querido tenía la vida resuelta, un camino rodado hasta la jubilación. Ella trabajaba en un banco, él en una solvente empresa local de toda la vida El banco lo vendieron y a ella le rebanaron el 30 del sueldo o eso, o un traslado, o te vas; tú eliges Por su parte, la solvente empresa de toda la vida ronda la suspensión de pagos. Biografías que parecían encauzadas se quiebran. La madre de familia divorciada, que ha cruzado la frontera fatal de los 40, una persona válida, que busca lo que sea para hacer frente a su carga hipotecaria... y no lo encuentra. Ese chaval tan inteligente, hijo de un buen hogar, con dos masters, que habla inglés como John Milton, vegeta en el sofá paterno, tras haber logrado un par de contratos de becario que expiraron cuando tocaba pasar a fijo. Insomnio. Desesperanza. La angustia de sentirte inútil. La carcoma del paro se está comiendo el ánimo de un país que fue ganador y que empieza a no reconocerse. Las personas. Primero, las personas. (PD: El Gobierno asumió ayer que España no creará empleo hasta el 2015. ¿Es Luis de Guindos el ministro de Economía ideal?