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ABC MADRID 24-04-2013 página 67
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  • EdiciónABC, MADRID
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ABC MIÉRCOLES, 24 DE ABRIL DE 2013 abc. es AGENDA 67 NECROLÓGICAS EDUARDO SANZ FRAILE (1928- 2013) POETA PLÁSTICO DEL MAR L Eduardo Sanz Fraile nació en Santander el 6 de julio de 1928 y falleció en Madrid el 14 de abril de 2013. Pintor con obra en diversos museos españoles y extranjeros su producción artística estuvo muy vinculada a la mar. Santander dedicó el faro de Cabo Mayor a museo de la obra de Sanz y de sus colecciones. a linterna del faro de Eduardo Sanz se apagó el domingo 14 de abril en el hospital La Paz de Madrid. A los 85 años falleció uno de los grandes artistas plásticos españoles, un creador que buscó y encontró en la mar su fuente de inspiración. Su formación fue académica, primero en su ciudad natal con el profesor José Cataluña y más tarde en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando en Madrid. Pintor pleno de inquietudes, abordó diferentes estilos y distintas técnicas desde la abstracción informalista hasta el hiperrealismo. Su fijación con la mar aparece a lo largo y ancho de su trayectoria creativa: primero con cuadros sostenidos por cartas marinas sobre las que desarrollaba su imaginación, más tarde utilizando como elemento principal las banderas de señales náuticas y, en su plenitud plástica, pintando los faros de la costa española con un talento que ha fijado para siempre su obra al universo de los faros y los fareros. El propio Sanz dice de sí mismo: Con relación al oficio de la pintura y por toda la libertad que me permiten mi trabajo y edad, unas veces consciente y otras in- los temas que trato siempre me llevan al mar. Diría, incluso, que nunca salí de él Su vida no fue fácil. Pintor de brocha gorda, artista en años duros de la España del subdesarrollo, pescador aficionado, amigo de muchos de los grandes del arte y coetáneo de una generación que en Cantabria produjo artistas plásticos de primer nivel. Su relación con los poetas de su tierra fue excepcional: amigo de José Hierro, devoto de José Luis Hidalgo, conversador con Julio Maruri que también exploró el universo de la pintura. Tuvo tiempo y capacidad para experimentar con el grabado y en la década de los sesenta del pasado siglo crea una se- rie de obras a base de espejos y vidrios que denominó Participaciones En su última etapa trabajó sobre la mar propiamente, produciendo cuadros de enorme realismo, cargados de poesía. La isla y faro de Mouro, en la bocana de la bahía de Santander, fue un referente y un icono constante de su etapa de plena madurez. En octubre de 2012 publicó un libro de pequeño formato redactado, ilustrado y diseñado por él bajo el título Cachón con patatas en el que vuelca recuerdos del Santander de los años cuarenta y que contiene excelentes ilustraciones originales sobre ese cefalópodo que Sanz aclara que fuera de Cantabria se llama sepia o jibia. Sin duda la gran obra que deja el pintor santanderino es su trabajo sobre los faros españoles. Una obra inmensa en la que, además de dibujar y pintar esas señales costeras, aporta retratos a lápiz de muchos fareros y otros apuntes que fue tomando en su largo viaje por toda la costa española. La ciudad de Santander decidió dedicar el faro de Cabo Mayor, cuando quedó automatizado y vacío, a la obra de Sanz. Así, ahora el Centro de Arte Faro Cabo Mayor es un museo único en Europa, destinado a albergar la obra del artista santanderino y su amplia colección de objetos relacionados con el mundo de los faros y los fareros. También se exhiben obras de su esposa Isabel Villar y de su hijo Sergio. Un lugar original que bien merece una visita. El legado pictórico de Sanz huele a pescado, es salitroso y sus cuadros salpican a quien los contempla. La mar tiene en Sanz un lírico de los pinceles y la acuarela, un enamorado que perpetúa su memoria en el faro de Cabo mayor, en Santander. MANUEL ÁNGEL CASTAÑEDA FRANÇOIS JACOB (1920- 2013) UN SABIO RENACENTISTA acido en el seno de una familia de la burguesía judía de provincias, soñó con ser un gran cirujano famoso. Pero la invasión nazi interrumpió esa aventura. Jacob huyó a Londres, donde el general De Gaulle le causó la impresión majestuosa de una catedral gótica Desde Londres, se enroló con el general Leclerc, a quien acompañó en la campaña de África, con mala fortuna. El joven soldado fue herido de gravedad. Ya en París liberado por los españoles que luchaban con Leclerc Jacob tuvo que ser operado y pasar siete meses en un hospital: ese hándicap hundió para siempre su ilusión de ser cirujano. Sus estudios de medicina lo llevaron a la biología. Y de la biología a la genética y la ingeniería genética solo había un paso. Que Jacob dio con alegre determinación tras doctorarse en la Sorbona y comenzar una vida de casado feliz, con cuatro hijos. Ya en el Instituto Pasteur, Jacob comenzó a trabajar con su legendario cómplice, Jacques Monod. Juntos trabajaron varias décadas y juntos consiguieron el premio Nóbel, en 1965. Sin embargo, su justa fama de científico célebre y cosmopolita no encajaba completamente en su concepción huma- N François Jacob nació el 17 de junio de 1920 en Nancy. Ha fallecido el 21 de abril de 2013, en París. Uno de los padres de la genética de nuestro tiempo, concedía tanta importancia a la ciencia como a la poesía lírica. Fue hombre de acción y humanista, antes de ganar el premio Nóbel, en 1965. nista de la vida y la cultura. En su discurso de ingreso en la Academia, Jacob recordó lo esencial: Estamos hechos de una extraña mezcla de ácidos nucleicos y sueños, proteínas y palabras, sueños y literatura. Entrando en esta casa me siento muy orgulloso, ya que sois capaces de acoger a un colega igualmente preocupado por los ácidos nucleicos, las células y las palabras Autor de millares de artículos científicos, académico, reconocido internacionalmente, Jacob también fue autor de libros literarios y memorias que terminaron consagrándolo como un científico humanista, un gran sabio a la manera renacentista. Tras la muerte de su primera esposa, la pianista Lise Bloch, Jacob volvió a contraer matrimonio a edad muy tardía para las convenciones tradicionales, en un estado de la más viva alerta intelectual. A su modo de ver, la gran disciplina que él contribuyó a fundar, la ingeniería genética, también podía tener rostros inquietantes que el sabio humanista nos invitaba a tener en cuenta, para no caer en el precipicipio de una ciencia caníbal JUAN PEDRO QUIÑONERO

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