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ABC MADRID 09-04-2013 página 44
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ABC MADRID 09-04-2013 página 44

  • EdiciónABC, MADRID
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44 INTERNACIONAL MARTES, 9 DE ABRIL DE 2013 abc. es internacional ABC La experiencia española le empujó a la política Stéphane Dion era una eminencia académica cuando en 1995 el primer ministro canadiense le pidió que entrara en su Gabinete para hacer frente al separatismo quebequés, en pleno vértigo post- referéndum. Le pedí a Chrétien un tiempo de reflexión para pensarlo, y vine a Europa a dar unas conferencias. En España constaté que existía una voluntad de construir una Europa fuerte gracias a su diversidad interna, y me dije a mí mismo que, como canadiense francófono, eso era lo que quería para mi país. Así que entré en política para defender un conjunto de ideas que me parecen universales Stéphane Dion, en un momento de la entrevista en Madrid ISABEL PERMUY Que Cataluña se mire en el espejo de Kosovo es un error ENTREVISTA Stéphane Dion Exministro y diputado canadiense Autor de la Ley de la Claridad de 1995, clave del debilitamiento del separatismo en Canadá, Dion se define como un nacionalista quebequés FRANCISCO DE ANDRÉS MADRID Doctor en Ciencias Políticas, exministro en dos Gabinetes canadienses, líder del partido liberal y actualmente diputado, la voz de Stéphane Dion es quizá la más autorizada para hablar del fenómeno separatista en su país. Se encuentra estos días en España, invitado por la Fundación Canadá, para aportar ideas en el debate suscitado por el nacionalismo catalán y vasco. ¿En qué punto se encuentra el movimiento independentista de Quebec? El actual gobierno de la provincia francófona es independentista pero debido a que es minoritario en la Asamblea de Quebec no puede avanzar en su proyecto separatista. De todos modos no renuncia y sigue promoviendo su ideario aunque no cuente con apoyo para convocar otro referéndum. ¿Cuántos han realizado ya? Dos. En el primero, de 1980, los independentistas obtuvieron el 40.5 por ciento de los votos, y en el segundo, en 1995, el 49,6 por ciento. ¿Qué ocurrió para que se desacti- vara un proceso que parecía imparable? Estuvieron a punto de lograrlo en 1995 porque la pregunta que se sometió a referéndum era enormemente confusa; estaba dirigida a inflar artificialmente el campo del sí a la independencia de Quebec. ¿Qué supuso la Ley de Claridad que usted promovió ese mismo año? Lo primero que hicimos desde el gobierno federal fue preguntar al Tribunal Supremo si un gobierno provincial tiene el derecho a decidir unilateralmente la secesión. El Tribunal dijo claramente que no pero añadió que si se da en una provincia un apoyo claro para la independencia existe una obligación de comenzar una negociación para ver si se puede llevar a cabo. La Ley de Claridad federal se formuló a raíz de la sentencia. En ella se establece que la pregunta de cualquier referéndum debe plantear en términos directos si se quiere o no la secesión, sin mezclar otros asuntos. ¿Existe entonces un derecho a la independencia en Canadá No, no existe un derecho a la sece- sión. Existe la posibilidad de separarse, después de que se dé una mayoría clara que lo quiere y al término de una negociación con el gobierno central. Y ése, como puede imaginarse, es un proceso muy complejo porque están en juego muchos aspectos humanos, económicos y jurídicos. -Durante mucho tiempo, Canadá, que admite en su Constitución la posibilidad del referéndum, fue un modelo para los separatistas catalanes y vascos. ¿Cree que les faltó información? -Es cierto que nosotros admitimos la posibilidad de dividirnos, pero insisto en que los referéndums son sólo consultas al pueblo, no decisiones en sí. El mensaje del Tribunal Supremo es claro: no debe convocarse un refe- Mayoría nítida No existe el derecho a la secesión. Sólo la posibilidad de separarse Nación y Estado Hay alrededor de 3.000 naciones en el mundo y sólo 200 Estados. Si cada identidad debe ser un Estado, el planeta explotará réndum a menos que se certifique que el apoyo popular es nítido. Si éste es o no un modelo recomendable para otros, es algo que sólo toca a los españoles decidir. -El pasado fin de semana The Times afirmaba que Cataluña es una bomba de relojería El rotativo decía que si los independentistas sacan adelante su referéndum y lo ganan podrían destruir las economías de toda la región ¿Usted qué opina? -Soy parlamentario canadiense, así que no puedo dársela, Sólo puedo decirle que si en Canadá se decide aprobar la separación de Quebec sin una mayoría nítida se producirá no sólo una división entre los canadienses y los quebequenses sino entre estos entre sí. Es una vía abierta al caos, para la que la Ley de Claridad sirve de dique. -En los círculos independentistas catalanas no se invoca ahora tanto el modelo de Canadá como el de Kosovo, que alcanzó la independencia con una declaración unilateral... -Mirarse en el espejo separatista de Kosovo es un gran error. ¿Qué van a conseguir con ese camino, un reconocimiento parcial? Kosovo no está en Europa, no está en Naciones Unidas. Algunos países lo han reconocido, pero ¿de qué les sirve? Además, el caso kosovar es absolutamente singular. Si Quebec decidiera su independencia un día contra la opinión de Canadá puedo asegurarle que no tendría reconocimiento internacional alguno. La idea de una secesión unilateral es, en mi opinión, irreal e irresponsable. ¿Toda nación debe aspirar a convertirse en Estado? Yo defiendo la identidad plural, que es enriquecedora. Hay alrededor de 3.000 naciones en el mundo y sólo 200 Estados. Si cada uno de esos grupos debe formar un Estado, el planeta explotará.

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