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ABC MADRID 08-04-2013 página 12
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  • EdiciónABC, MADRID
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12 OPINIÓN LA FONTANA DE ORO PUEBLA LUNES, 8 DE ABRIL DE 2013 abc. es opinion ABC FÉLIX MADERO LA SOLEDAD DEL REY Monárquico, juancarlista o nada: bastaría con no olvidar y tener memoria N O se trata de ser monárquico, tampoco de declararse juancarlista, que es una forma de ser algo y no ser nada, un imposible porque, ¿cómo separan los juancarlistas la figura del Monarca de lo que representa? No se trata de ser más monárquico que el Rey; tampoco de otorgar a su figura las virtudes que no tiene, que hombre es y conocemos sus errores con más precisión que los que cometen algunas personas que viven bajo nuestro mismo techo. Bastaría con tener memoria, con no olvidar. Que esa memoria lleve a la gratitud, al reconocimiento, a la indiferencia o a la crítica es algo que cada cual puede hacer como le venga en gana. Entre los españoles es poco común la práctica del reconocimiento. Olvidamos con prontitud, y disponemos de gran facilidad para hacer nuestros los logros ajenos. No digo que no esté bien así, porque los pueblos que viven en libertad no los mueve a su capricho una sola persona. Otra cosa son los que no la tuvieron, o estuvieron a punto de perderla. ¿Recuerdan, verdad? Entonces aparecen personas que no merecen el olvido y menos la soledad en días como estos. Sí, hablo de Juan Carlos I. El Rey, el Jefe del Estado, el ciudadano Juan Carlos, como le llama Cayo Lara. Porque tengo memoria me cuesta entender lo que le está pasando. Cuesta aceptar la forma en que el PP y el Gobierno se ponen de perfil, incapaces de salir al quite de los que aprovechan el momento delicado de la Infanta Cristina para cuestionar a toda la institución. Por eso resulta patético el discurso del ministro de Exteriores pidiendo que se acabe pronto esto porque sufre la marca España. Y cuesta también comprender la distancia que toma el PSOE. Porque de Rubalcaba, que tiene memoria e inteligencia, se esperaba que no dijera algo que ya sabemos: que hay que respetar lo que la Justicia haga. ¿Sólo eso, don Alfredo? Elena Valenciano, la número dos socialista, tiene edad para no olvidar, y por eso resulta incomprensible su aviso para que no se presione a la Justicia. ¿Qué más tiene que decir el Rey para que creamos que su familia es una más frente a la Justicia, qué más tiene que pasar? Pronto olvidamos el trabajo de quien, acompañado de millones de españoles, trajo los mejores años de la historia de España. Pero hoy la Monarquía pierde apoyos, las encuestas aseguran que son los jóvenes los que menos valoran al Rey. Quizá les falte la memoria de lo que este país pudo ser. Quizá no sepan que ese hombre que hoy se siente tan solo en su palacio dio la vuelta a esos versos de Gil de Biedma que dicen que de todas las historia de la Historia la más triste es la de España, porque termina mal. Quizá los que tenemos memoria y no queremos olvidar podríamos contar a los jóvenes que hubo una vez un país habitado por hombres que estaban hartos de luchar con sus demonios, pero el 22 de noviembre de 1975, hace ya 38 años... EL ÁNGULO OSCURO JUAN MANUEL DE PRADA ABORTO DE DERECHAS Año y medio después de que accediera al poder, la legislación sobre el aborto sigue siendo la que Zapatero dejó ECÍA Balmes que los partidos de instinto moderado y sistema conservador se convertían a la postre en conservadores de los intereses creados de una revolución consumada y reconocida y que, a la postre, resultaban más útiles a la Revolución que los propios partidos revolucionarios. Así ocurre en la cuestión del aborto, donde vemos cómo el partido conservador se convierte, mientras gobierna, en conservador de los avances del partido socialista, para que luego el partido socialista pueda seguir avanzando tan ricamente, en la seguridad de que el partido conservador conservará las cosas en el exacto punto en el que él las dejó. Ocurrió durante los dos mandatos de Aznar, en los que se conservó fielmente la legislación despenalizadora del aborto impulsada por González, para que luego Zapatero pudiera seguir avanzando y vuelve a ocurrir ahora, pese a todos los jeribeques y pamemas que el nuevo gobierno conservador ha probado ante la galería. Año y medio después de que accediera al poder con mayoría absoluta, la legislación sobre el aborto sigue siendo la que Zapatero dejó. De este modo, tal como señalaba Balmes, los partidos conservadores vuelven a mostrarse a la Revolución más útiles que los propios partidos revolucionarios. Las legislaciones abortistas siempre las impulsa el partido socialista; pero, ¿quién ha permitido que la mentalidad abortista arraigue y se D consolide cada vez más entre la sociedad española? Sin duda, el partido conservador, dejando que tales legislaciones se asienten. Y aun me atrevería a señalar un aspecto más trágico: mientras gobiernan los socialistas, sus legislaciones abortistas se tropiezan con una resistencia contumaz por parte de sectores de la sociedad española que son naturalmente antiabortistas; pero que, cuando gobiernan los conservadores, se relajan en su celo y abandonan las posiciones de resistencia que habían mantenido antes. De esta actitud dimisionaria ha tomado buena nota el partido conservador, que así puede actuar de modo perfectamente hipócrita: combatiendo, mientras se halla en la oposición, leyes que ni siquiera se planteó derogar mientas gobernó, a sabiendas de que cuando vuelva a gobernar tampoco las derogará; pero sirviéndose, entretanto, de la gente bienintencionada que piensa o quiere pensar: wishful thinking que las derogará. La ofuscación ideológica interviene luego; y el defensor de la vida puede, incluso, llegar a la conclusión racionalmente absurda de que, en la cuestión del aborto, el partido conservador representa el mal menor y que, por lo tanto, entre el aborto de izquierdas y el aborto de derechas debe optarse por el segundo. Pero el principio de que es lícito elegir un mal menor vale en determinados casos; no así en caso de error moral, donde no es posible elegir el menor error El error mezclado con medias verdades, o con morigeraciones hipócritas, es infinitamente más perverso que el error craso, pues el segundo provoca en la conciencia un repudio inmediato, mientras que el primero la ayuda a contemporizar Dos y dos son cuatro, no cinco ni veintisiete; si quien sabe que son cuatro se pone de parte de quienes afirman que son cinco, por no dar la razón a quienes afirman que son veintisiete, hace mucho más daño, pues el error menor puede llegar a ser asimilado mucho más fácilmente por las conciencias que el error craso; y la aceptación del error menor es condición indispensable para que, a la larga, el error craso se imponga y triunfe. Por eso el aborto de derechas es más útil al abortismo que el propio aborto de izquierdas La caracterización balmesiana vuelve a demostrarse infalible.

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