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ABC MADRID 05-04-2013 página 3
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ABC VIERNES, 5 DE ABRIL DE 2013 abc. es opinion LA TERCERA 3 F U N DA D O E N 1 9 0 3 P O R D O N T O R C UAT O LU C A D E T E NA CARLOS III, EL REY ARQUEÓLOGO POR MARTÍN ALMAGRO- GORBEA Las excavaciones de Pompeya y Herculano impulsadas por Carlos III fueron definitivas para el éxito del Neoclasicismo. Paredes, muebles, relojes, objetos de adorno, vajillas y bronces ofrecían motivos de Herculano y Pompeya, lo que permite comparar estas actividades de Carlos III con las de otros grandes arqueólogos de la Historia diar italianos. La visión negativa de Winckelmann ha oscurecido la brillante actuación de Carlos III, pero los hallazgos pompeyanos contribuyeron al influjo de las ideas del sabio alemán y al desarrollo el Neoclasicismo, al que también contribuyó Rafael Mengs (17281779) pintor de la corte de Dresde y amigo de Winckelmann, que adoptó sus teorías y le acompañó a visitar Pompeya y Herculano. Carlos III invitó a Mengs a Madrid como pintor de Corte, donde impulsó en el Palacio Real y en las Academias el estilo neoclásico y su ideal estético- filosófico inspirado en la Antigüedad, con una ideología que equiparaba la Corona de España a Roma como poderes universales impulsores del derecho y la cultura. De este modo, Pompeya y Herculano tuvieron gran trascendencia en la Historia del Arte y la Cultura, al contribuir al triunfo del Neoclasicismo, que consideraba la Antigüedad un modelo para edificios y objetos suntuarios. on Carlos III la Arqueología pasó a ocuparse de todas las culturas, como en la actualidad, pues Pompeya inspiró el estudio de los monumentos árabes en España, y en América expediciones a las ruinas mayas de Palenque, la Pompeya americana descubiertas en 1773, donde, en 1783, creó la Real Academia de San Carlos en México para enseñar arquitectura, pintura, escultura y grabado neoclásicos. Esta fue la primera Academia, y el primer museo de toda América, que recibió del rey una magnífica colección de yesos de las mejores esculturas clásicas, más bella y completa que ninguna de las de Alemania como reconocía con admiración Wilhelm von Humboldt. Por ello, las excavaciones de Pompeya y Herculano impulsadas por Carlos III fueron definitivas para el éxito del Neoclasicismo. Paredes, muebles, relojes, objetos de adorno, vajillas y bronces ofrecían motivos de Herculano y Pompeya. Las cartas de Winckelmann y la publicación de Le antichità di Ercolano difundieron por toda Europa Pompeya, convertida en meta de viajeros que transmitían los espectaculares descubrimientos borbónicos y contribuían a fomentar el nuevo gusto neoclásico por Inglaterra, Francia, Alemania y Rusia y desde España a América, como evidencian los estilos Luis XVI e Imperio en Francia y la decoración del Palacio Real de Madrid o del de Dessau- Wörlitz en Sajonia. Todo lo expuesto, en resumen, permite comparar estas actividades de Carlos III con las de otros grandes arqueólogos de la Historia, como Heinrich Schliemann en Troya o Lord Carnavon, descubridor de la Tumba de Tutankamón, y concluir que Carlos III debe ser considerado el Rey Arqueólogo MARTÍN ALMAGRO- GORBEA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA E L 1 de abril de 1748 se iniciaban las excavaciones de Pompeya, famosa ciudad romana completamente destruida el Vesubio en el año 79 de nuestra era, como muestra la exposición Pompeya, catástrofe bajo el Vesubio organizada por Canal de Isabel II Gestión con asesoramiento de la Real Academia de la Historia. La exposición recuerda que fue Carlos III de Borbón, como rey de Nápoles e hijo de Isabel de Farnesio y nieto de María de Médicis descendía de las dos más grandes familias coleccionistas de antigüedades del Renacimiento italiano quien inició la excavación de Herculano y Pompeya dentro de la brillante política cultural de la Corona de España. A pesar de carencias en las excavaciones de entonces, Pompeya y Herculano son una gloriosa página de la Arqueología. Pompeya es el yacimiento arqueológico más famoso y visitado del mundo, con impresionantes hallazgos conservados gracias a la dramática erupción de Vesubio narrada por Plinio el Joven. Carlos III encargó la excavación al ingeniero aragonés Joaquín de Alcubierre. Su ministro Bernardo Tanucci le informaba de las excavaciones diariamente y, al trasladarse Carlos III a España, prosiguió escribiéndole semanalmente, correspondencia conservada en el Archivo de Simancas. Carlos III atrajo a Nápoles a los mejores restauradores y, para difundir los hallazgos, a los más afamados grabadores, y creó una imprenta real para editar los magníficos volúmenes de Le antichità di Ercolano, primera serie monográfica de un yacimiento arqueológico. Sus magníficos grabados propagaron la fama de Pompeya por todo el mundo y sirvieron de modelo a las porcelanas de Capodimonti o Wedgwood, y para decorar palacios como Dessau- Wörlitz, en Sajonia. Carlos III organizó en su Palacio de Portici un museo monográfico, cuya riqueza admiró J. J. Winckelmann. Encargó a eruditos napolitanos el estudio de los hallazgos y, en 1755, creó la Regale Academia Ercolanese por sugerencia de Tanucci, siguiendo la tradición existente en Italia desde el siglo XV, pero que se suma a las reales academias creadas por los Borbones en España y América, como la Española (1713) la de la Historia (1738) la de Bellas Artes de San Fernando (1744) o la de San Carlos en México (1783) Además, la Accademia Ercolanese, especializada en Arqueología, que inspiró el Istituto di corrispondenza archeologica de Roma (1829) donde se reunían los más ilustres arqueólogos. Al trasladarse Carlos III a Madrid en 1759 al heredar la Corona de España, dejó todas sus colecciones en Nápoles por ser parte de su Historia y sólo trajo copias de algunas de sus favoritas, como el busto de Séneca o la escultura ecuestre de Alejandro, conservadas en el C Retrato del pintor de origen alemán Mengs a Carlos III Palacio Real y en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, y se cuenta que, embarcado para España, se quitó incluso un anillo romano de oro, que hoy conserva el Museo de Nápoles. Con esta sensibilidad por el Patrimonio, novedosa en su época y todavía ausente en museos actuales, promulgó las primeras leyes de protección contra la exportación de antigüedades, primero en Nápoles y después en España. Las excavaciones de Herculano y Pompeya pasaron de buscar objetos para colecciones a ilustrar la vida diaria de una ciudad y enriquecieron la visión sobre la Antigüedad. J. J. Winckelmann (1717- 1768) fundador de la Arqueología Clásica por sus teorías sobre el Arte Antiguo, contribuyó con sus cartas a difundir los hallazgos por toda Europa. Acogido por Carlos III por recomendarlo su cuñado, el Príncipe de Sajonia, acusó de estúpido e ignorante a Camilo Paderni, director de los trabajos, pues le impedía tomar notas por considerar que Pompeya la debían estu-

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