ABC MADRID 14-03-2013 página 32

32 PRIMER PLANO Francisco I Análisis JUEVES, 14 DE MARZO DE 2013 abc. es ABC LA APARICIÓN DE UN SIGNO SANADOR La elección del cardenal Bergoglio como nuevo Papa ha sorprendido a los vaticanistas a la violeta. En el nuevo Papa será más relevante su condición de jesuita que su JUAN MANUEL DE PRADA origen geográfico. Aunque estuvo de moda vilipendiarlos, la regeneración y purificación de la Iglesia no podría hacerse al margen de los jesuitas U na vez más, se cumplió la tradición, rota por Ratzinger hace ocho años: Quien entra papa al cónclave, sale cardenal Precisamente entonces Jorge Mario Bergoglio S. J, cardenal primado de la Argentina y arzobispo de Buenos Aires, era uno de los nombres que más sonaban, aunque no tanto como el cardenal Martini, también de la Compañía de Jesús, que en un gesto muy elocuente entró en la Capilla Sixtina apoyándose en un bastón. Desde la segunda votación de aquel cónclave, Bergoglio concitó los apoyos que primeramente aglutinaba Martini; y fue, en puridad, el único rival que hizo mínima sombra a Ratzinger. Quizá por ello mismo, los vaticanistas a la violeta habían descartado su nombre en las quinielas de papables considerando que su oportunidad había pasado ya. Bergoglio aparecía, en el mejor de los casos, en una segunda línea de candidatos, sólo considerable si el cónclave se alargaba más de lo previsto. Pero el cónclave ha sido corto, tan corto al menos como el que eligió a Benedicto XVI; prueba inequívoca de que Bergoglio contaba con muchos más apoyos entre los electores de lo que los vaticanistas a la violeta le auguraban. Con Bergoglio accede por primera vez al papado un hijo de San Ignacio de Loyola, lo que sin duda es mucho más relevante que su procedencia geográfica. Durante siglos, los jesuitas fueron el ejército del Papa, ligado por un vínculo especial de amor y servicio; y su apostolado fue perseguido por el poder secular en los últimos siglos con encono y ensañamiento. En las últimas décadas, la Compañía de Jesús ha experimentado (como, por lo demás, casi todas las órdenes y congregaciones religiosas) un descenso de vocaciones en verdad preocupante; y de sus filas han salido algunas de las corrientes teológicas más heterodoxas que sobre todo durante el papado de Juan Pablo II dieron lugar a fricciones considerables con la jerarquía eclesiástica. La elección de Francisco I debe entenderse, en este sentido, como un signo sanador: ante el mundo, la Compañía de Jesús vuelve a aparecer en el corazón de la Iglesia, lugar del que nunca se apartó; pero estuvo de moda vilipendiar a los jesuitas. Quienes hemos tenido la ocasión de tratarlos y de acercarnos al tesoro de fe y sabiduría que custodian siempre habíamos sabido que la regeneración y purificación de REUTERS El nuevo Pontífice, en su salida al balcón de San Pedro para dirigirse a los fieles la Iglesia no podría hacerse al margen de los jesuitas. Y esta elección así lo confirma. Los hijos de San Ignacio tienen todavía mucho que aportar a la Iglesia; en realidad, resulta difícil comprender una Iglesia en la que los hijos de San Ignacio no ocupen la vanguardia. Bergoglio es hombre de hábitos discretos y monacales, que ha rechazado vivir en el palacio arzobispal de Buenos Aires, para instalarse en un modesto piso. Algunos lo acusan de tibio y timorato, otros de intemperan- Jesuita y argentino Accede por primera vez al papado un hijo de San Ignacio de Loyola, más relevante que su origen Hábitos monacales Bergoglio rechazó vivir en el palacio arzobispal de Buenos Aires para instalarse en un piso te y ruidoso en sus declaraciones; lo que sin duda alguna lo convierte en bandera encontrada por utilizar la expresión que el viejo Simeón elige, en la presentación de Jesús en el templo. Su salutación a los fieles que se congregaban en la plaza de San Pedro ha sido un tanto desangelada, no exenta de cierto hieratismo; y su italiano balbuciente y forzado le ha aconsejado estrenar su pontificado invitando a la oración, y no lanzando proclamas programáticas. No es mal comienzo, por-