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ABC MADRID 03-03-2013 página 12
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  • EdiciónABC, MADRID
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12 OPINIÓN HACIENDO AMIGOS PUEBLA DOMINGO, 3 DE MARZO DE 2013 abc. es opinion ABC IÑAKI EZKERRA LA CORONITA DE GARZÓN La relación entre Garzón y la viuda Kirchner coincide con la reforma judicial que ha anunciado esta última N O quiero entrometerme en los romances ajenos ni quedar como un mal pensado, pero no deja de chocarme el hecho de que la sana relación sentimental que ha nacido entre Garzón y la viuda Kirchner coincida en el tiempo y en el espacio con los planes que esta última ha hecho públicos de emprender en Argentina una revolucionaria reforma judicial cuyo objetivo es- -según ella- -democratizar la Justicia, o sea ponerla a su entero servicio, que es lo que esta buena señora entiende por democracia. No deja de ser llamativo sí, que el exjuez de nuestra Audiencia Nacional aterrice en la pista del corazón de la viuda Kirchner en el preciso momento en el que ésta tiene una buena pelotera montada con los jueces de su patria y especialmente con Lorenzetti, el presidente de la Corte Suprema de Justicia, que se opone a esa democratización porque le parece más que sospechosa. La verdad es que no es la primera vez que la heredera del justicialismo se enreda con la Justicia y acusa a la corporación judicial de corporativista Su resquemor viene desde que se alzaron algunas voces de la judicatura argentina para cuestionar la legalidad de la expropiación de Repsol. La verdad es que choca ver a una parejita tan bien avenida y compenetrada en esa extraña tendencia a tener enganchadas con los jueces de sus respectivos países. La historia que se trae Garzón con la viuda Kirchner es la de la horma que ha encontrado su zapato, la del roto que nunca falta para un descosido, la de la eterna y conmovedora alianza del hambre con las ganas de comer. El paso principal de la reforma judicial kirchneriana consistirá en arrebatar a los jueces, gremios de abogados y académicos australes la ya de por sí limitada facultad que hasta ahora han tenido de elegir a menos de la mitad de los componentes del Consejo de la Magistratura a través de procesos electorales internos de cada uno de esos tres estamentos. La viuda Kirchner quiere que dicho Consejo lo elija el pueblo porque es precisamente el voto populista lo que ella domina en una sociedad que ha demostrado, por tradición, ser trágicamente sensible a esa modalidad de la demagogia. Lo que no deja de chocar también es que, para justificar su inquietante reforma, diga que los jueces no deben tener coronita en unos días en los que está entregando su corazón al que más coronita ha tenido de todos ellos sobre el tupé y al que más se ha empleado a fondo en cultivar una suerte de santurronería laica. Como es chocante también que promueva el acceso por Internet a las causas que albergue cada juzgado y a las declaraciones juradas de los funcionarios de todos los poderes del Estado cuando Garzón era un conocido especialista en la opacidad y en guardar sumarios en los cajones para que durmieran el sueño de los justos o de lo injustos hasta que él estimara la conveniencia de sacarlos. Dicen que el amor hace perder el juicio, pero estos dos personajes tan poco legales parece que se han enamorado para ganarlo. PROVERBIOS MORALES JON JUARISTI EJEMPLARIDADES El último libro de Javier Gomá culmina su propuesta filosófica con una arriesgada teoría de la esperanza ECESARIO pero imposible (Taurus, 2013) el último libro de Javier Gomá, es un gran ensayo filosófico y un ejercicio literario deslumbrante. Como filosofía, aborda una tarea difícil: pensar sobre la esperanza desde la razón secular, sin concesiones intelectuales a la fe. Dos nombres vienen inmediatamente a la memoria cuando se encuentra uno ante un proyecto semejante, los de Miguel de Unamuno y Emmanuel Lévinas. Ambos pensadores, en el contexto filosófico del siglo pasado, que para Unamuno fue el de un positivismo que ya declinaba y para Lévinas el de la fenomenología (con el materialismo histórico al fondo de la escena en los dos casos) trataron de encontrar sendas fundamentaciones racionales a la necesidad individual de trascender la finitud, lo que los llevó inevitablemente a indagar en la idea de Dios. Pero lo hicieron dentro de dos tradiciones religiosas distintas. En la cristiana, Unamuno, y Lévinas en la judía, con resultados asimismo diferentes. Una tercera figura se movió entre ambos territorios: Antonio Machado, o mejor, su apócrifo Abel Martín, cuyo Dios se parece más al de Lévinas que al de Unamuno, a pesar de que Machado hubiera tomado a este último por maestro. La exigencia de secularidad es mucho más radical en el tratado de la inmortalidad que ha escrito Gomá que en el Tratado del amor de Dios unamuniano. En cierto modo, la eliminación del recur- N so a la fe en la especulación filosófica parece simplificar un problema que para Unamuno se convirtió en aporía (la, a su juicio, insuperable contradicción entre razón y fe) En términos generales, Gomá es más optimista. Piensa que la resurrección de Jesús de Galilea puede ser racionalmente admisible a partir de la ejemplaridad extrema de su persona histórica (una superejemplaridad que para Gomá es sinónimo de perfección, en el sentido evangélico, o de santidad) y ello, aún contando con el descrédito posmoderno de las religiones cósmicas y el correlativo eclipse de un Dios creador y providente. Paradójicamente, esta circunstancia le permite ser aún más optimista que aquellos modernistas contemporáneos de Unamuno que creían posible armonizar la fe católica con la ciencia de su época. Javier Gomá plantea su justificación filosófica de la esperanza en un marco epistemológico que no concede ya a las ciencias de la naturaleza la infalibilidad que les asignó el positivismo y que las hacía incompatibles, según pensaba Unamuno, con la idea de un Dios omnipotente. Por otra parte, postula la ejemplaridad superior de Jesús de Galilea a partir de un abundantísimo repertorio de fuentes históricas y cristológicas, en su mayoría cristianas. Quizá el empeño en evitar que su argumentación roce lo religioso sea el motivo de que no aparezca entre las mismas el último Papa, que ha sido- -en su encíclica Spe salvi- -uno de los más denodados defensores de la racionalidad de la esperanza cristiana. El libro de Gomá va a convertirse, aunque no sea tal la intención del autor, en la principal aportación española a lo que se ha dado en llamar, sobre todo en los países anglosajones, la controversia sobre Dios un debate que ha producido en los últimos años abundantes títulos. A mi juicio, su aspecto más discutible reside en suponer la universalidad de la forma cristiana de la esperanza, algo que parece evidente para los cristianos, pero que no lo es para los demás. Como ha observado al respecto Jean- Claude Milner, aún aceptando que la forma cristiana es la más elegante su universalidad pasa necesariamente por la fe en la resurrección de Cristo, un imposible (adynaton) para la filosofía como saber independiente de la religión, como ya lo supo Pablo de Tarso.

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