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ABC MADRID 02-03-2013 página 12
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  • EdiciónABC, MADRID
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12 OPINIÓN POSTALES PUEBLA SÁBADO, 2 DE MARZO DE 2013 abc. es opinion ABC JOSÉ MARÍA CARRASCAL EL DRAMA DE LA IZQUIERDA El socialismo mediterráneo está en la UVI, tras haber traicionado sus principios y a muchos de sus seguidores E L peligro para el PSOE no viene del odiado PP. Ni de la madrastra europea. Ni de los ávidos mercados. Viene de sus propias filas, como estamos viendo en la deriva secesionista de sus compañeros catalanes. Diría más: viene de sus entrañas, pues el PSC no ha hecho otra cosa que seguir la senda marcada por Zapatero cuando dijo a los catalanes Os daré lo que me pidáis ¿No era un endose al derecho a decidir que ahora invocan los socialistas catalanes, con gran escándalo de Rubalcaba, por aquel entonces mano derecha, perdón, izquierda, de Zapatero? Por no hablar de su Nación es un concepto discutido y discutible Referido a la nación española, naturalmente, porque la nación catalana no la discute un socialista moderno. El PSOE viene traicionándose a sí mismo en la E de español en sus siglas y no debe extrañarse que se rompa allí donde España se ve más acosada. Cedió al nacionalismo vasco el poder en el apogeo de los crímenes de ETA, y ahora tenemos a ETA en las instituciones vascas. Aceptó gobernar con los independentistas catalanes, y ahora los tenemos como árbitros de Cataluña. Sin darse cuenta, ¡con lo listo que decían era Rubalcaba! de que quien cede ante los separatistas- -pues eso son, más que nacionalistas- -termina infectado de separatismo, que cuartea sus filas y empieza a cuartear las del socialismo catalán con el nombre de Chacón. Su única excusa, si excusa pueda llamarse, pues hay socialistas que han resistido esa llamada a la desintegración y al anarquismo enfermedad infantil de la izquierda según Lenin) es que ocurre en todo el arco mediterráneo. Los socialistas italianos fueron los primeros en sucumbir a tal tentación, junto a la corrupción, y han tenido que cambiar incluso su nombre por el de Partido Democrático, para no desparecer. Sin que tampoco les haya servido de mucho, pues se ven desbordados por la democracia 5 estrellas de la algarada callejera, la red y los movimientos sociales, liderados nada menos que por un cómico, que les insulta, les ultraja, se ríe de ellos y, encima, impide la gobernabilidad del país. Sólo en Francia, Hollande se las ve y desea para gobernar y mantener la coherencia interna de su partido y de su nación, que ha venido siendo el paradigma de las naciones. Pero en el resto del Mediterráneo, de Grecia a Portugal, los socialistas han perdido el norte, el sur, el este y el oeste, quiero decir que son incapaces de adaptarse a las exigencias de la globalización que empieza a regir el mundo, y el que no se adapte a ella se va por la cañería. La gran paradoja es que ellos, surgidos de la Internacional sean víctimas del internacionalismo. Pero es lo que suele ocurrir a quienes traicionan sus principios. VIDAS EJEMPLARES LUIS VENTOSO MEJOR DE UNA VEZ Es lástima que un asunto antiguo, heredado, entorpezca una buena gobernación por falta de luz H AY políticos en verso y en prosa. Churchill sería un político en verso. Un tanto excéntrico, tal vez disperso, pero capaz de echarse a la espalda a toda su nación en una hora crítica con la sola fuerza de su magnetismo. Deng Xiaoping sería un ejemplo de político en prosa. Su escaso carisma escondía un alma reformista, que sin aspavientos sembró los raíles para el apabullante desarrollo chino. Rajoy entra sin duda en la categoría de los dirigentes en prosa. Nadie va a sentir que el vello de los antebrazos se le eriza al escuchar uno de sus discursos. Combinar Rajoy con épica es un oxímoron. Pero a falta de lírica, guarda otras virtudes. Es un veterano de la administración, conoce sus tripas, porque ha ido recorriéndolas por dentro. Ha arribado a la Moncloa a una edad, 57 años, en la que se hace ya difícil que se le vaya a subir el pavo (pecado de varios de sus predecesores) Es de natural templado, alejado de los extremismos, honesto y de talante centrista, el ámbito donde mora el sentido común. Por último, es perseverante en lo que se propone y se aplica a ello con la aburrida tenacidad de un opositor. A diferencia de Zapatero, que llegó en plena bonanza y procedió a inventar un aquelarre de revoluciones cosméticas, Rajoy no ha tenido que pensar cuál era su misión. Cogió una España al borde de la suspensión de pagos, con el déficit falseado en tres puntos por su sonriente predecesor, y destrozada por el doble pinchazo de una burbuja financiera y otra inmobiliaria. A partir de ahí, no tuvo donde elegir: o hacía reformas quirúrgicas para ajustar el déficit y recupe- rar el crédito exterior, o España ya no podría financiar su deuda. Así que el Gobierno se puso a reparar el desastre de las cajas, que Zapatero y Mafo dejaron pendiente; reformó el mercado laboral, procediendo de facto a una devaluación de nuestras vidas para hacer a España más competitiva; y recortó todo lo recortable para cumplir el techo de déficit exigido por la UE. En un contexto de parón de Europa, se ha logrado un pequeño hito: evitar el rescate, lograr que vuelva la inversión y poder financiarse a intereses aún gravosos, pero asumibles. Queda, eso sí, el atroz dato del paro y el recuerdo de ciertos momentos excesivamente zigzagueantes del Gobierno. Pues bien, todo ese buen hacer corre el riesgo de verse severamente lastrado por el problema interno que ha surgido alrededor del extesorero. El PP se había visto salpicado en el 2009 por el caso Gürtel: el entramado empresarial de un pícaro, Correa, que recibía favores y dineros de administraciones gobernadas por el partido y a su vez sobornaba a algunos de sus dirigentes. Por eso cuando se descubre que un extesorero ha amasado una fortuna de 30 millones de euros en Suiza hay que tener una mente muy naif para no temer que parte de esa fortuna pueda relacionarse con la financiación de la formación en la que Bárcenas trabajó más de dos décadas, tal vez haciendo y deshaciendo a su antojo. Rajoy y Cospedal son precisamente los que trazan un cordón sanitario y alejan a Bárcenas, que no llegó al partido de su mano ni hizo sus enjuagues precisamente a su vera. Por eso todo habría ido mucho mejor para el PP si en el primer momento, en lugar de enrocarse en el niego la mayor, se hubiese procedido a una limpieza profiláctica de los dirigentes que mereciesen ser apartados; si se hubiese asumido la posibilidad de praxis contable poco edificante en el pasado y si se hubiesen pedido públicas disculpas. Negarlo todo provoca situaciones tan desconcertantes como encontrarnos con que el tesorero despedido seguía en nómina, o denuncias en defensa del honor atacado que nunca acaban de llegar. Sostiene un dicho castellano que es mejor ponerse colorado una vez que cien amarillo. Un partido que llegó al poder con una esperanzadora oferta de regeneración democrática está en tiempo y hora de aplicárselo.

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