ABC MADRID 20-02-2013 página 77

ABC MIÉRCOLES, 20 DE FEBRERO DE 2013 abc. es tv TELEVISIÓN Y RADIO 77 TELEVERITÉ Algo más que ficción HUGHES PATHISUELTOS El problema con nuestros actores es que no se ven ni ellos y claro, no se pueden descubrir el pudor Boss Kelsey Grammer es el despiadado alcalde de Chicago, capaz de engañar y hasta de asesinar Crematorio José Sancho utiliza a los políticos para sus pelotazos House of Cards Kevin Spacey, el poder ante todo D Boardwalk Empire Buscemi se vale de la Ley Seca para crear un imperio Acusados José Coronado, ejemplo de imputado El estreno de House of Cards se suma a la ola de producciones en las que la política muestra su lado más oscuro Corruptos en serie PATRICIA MORALES FEDERICO MARÍN MADRID Lo de Netflix es otra osadía de cien millones de dólares cuyos resultados pueden marcar el camino de la industria. La compañía puso a disposición de los suscriptores los trece capítulos de la primera temporada, sin esperas ni publicidad. Obedecía los deseos de sus 30 millones de privilegiados usuarios. Ahora pretenden estrenar cinco series al año. El objetivo es convertirnos en la HBO antes de que la HBO se convierta en nosotros declaró Ted Sarandos, jefe de contenidos de Netflix. Más casos que en la vida ROBIN WRIGHT CLAIRE EN HOUSE OF CARDS House of Cards no es la única serie reciente que nos habla del lado turbio de nuestros gobernantes. Entre otros ejemplos notables, Boss muestra a un alcalde de Chicago enfermo y brutal, capaz no ya de engañar para mantenerse en el cargo, sino de asesinar a sus rivales o incluso a los aliados que le han decepcionado. En Boardwalk Empire la Ley Seca sirve de contexto para explicar la fragilidad del Estado frente a figuras en auge como Al Capone y Lucky Luciano. En Scandal Kerry Washington tiene una empresa en la ciudad que sugiere su apellido, dedicada a tapar escándalos con su experiencia en la administración Bush como mejor aval. The Good Wife comienza con Julianna Margulies dando un giro a su vida tras la caída en desgracia de su corrupto e infiel marido. En España tampoco faltan ejemplos. En Acusados José Coronado se veía implicado en el tristemente verosímil caso Metrópolis, una discoteca en cuyo incendio muere una joven. No menos creíble resulta la trama inmobiliaria de Crematorio brillante adaptación de la novela de Rafael Chirbes. L a naturaleza imita al arte. Y este no para de inventar políticos corruptos. Mañana llega a Canal (21.30) House of Cards serie dirigida por David Fincher La red social y protagonizada por Kevin Spacey. El de Nueva Jersey es un político capacitado como pocos para disfrutar junto a su mujer (Robin Wright) de todos y cada uno de los beneficios que suelen proporcionar el poder, que son abundantes. House of Cards es la adaptación de una adaptación. Primero fue una novela de Michael Dobbs, en la que se basó una miniserie británica de cuatro capítulos en 1990 (entonces aún se traducían los títulos y se conoce como Castillo de naipes Netflix, plataforma de vídeo que ofrece vídeos y películas en streaming, servicio muy popular en Estados Unidos, se ha estrenado en la producción con esta nueva versión del atrevido drama británico, en el que la pública BBC mordía sin dimimulo la mano del thatcherismo. Unos personajes maquiavélicos Fincher me dijo que rodaría como si fuera una película cuenta Robin Wright, protagonista femenina de la serie. La actriz, que no quiso ver la miniserie para no hacer una réplica también alaba el trabajo del guionista Beau Willimon Idus de marzo muy agudo en las escenas políticas A los protagonisas los califica como antihéroes y héroes a la vez. Es maquiavélico. El fin justifica los medios, haces lo que tienes que hacer para salir adelante e mis entrañas ha salido un niño Esta frase de Candela Peña resume los Goya. La gala es esta frase y lo ideológico es lo de menos. Ella no alumbra, a ella el niño le sale entraña abajo como si fuera un gremlin. Una mezcla patética de emoción y materialismo. Parir como un desventramiento. Y es que Candela iba con el pathos al aire. Llega, nos muere al padre, le sale el niño y le pide trabajo a España. Mujer, moderación. Estas galas son el destape del pathos actoral, el pathos al aire, ¡los pathisueltos! Los Goya también son el fracaso de la naturalidad, algo increíble tratándose de actores. Y es también el puro alipori, eso de D ors para definir la vergüenza ajena que nos genera quien no siente la propia. ¿No da la sensación de que los premiados jamás quedan bien al recoger su Goya? O se pasan o no llegan, nunca dicen la palabra exacta. A mí me hacen sufrir, porque el alipori es físico también, es como un retortijón del pudor que duele. Esos señores que reciben un Goya a la mejor iluminación y le dicen a la parienta: sol de mis días, tú me das alas, compañera de mundo... Unas cosas como para que te perdonen una indifelidad o para decirlas en el dormitorio, bajito y a oscuras. Y luego hablan de la cultura de un modo institucional, romantizado, raro, como de la kultur alemana, pero tan abusivamente que la hacen castiza y la cultura acaba pareciendo la Pascuala, la Cultu, una tiparraca de zarzuela. El cine español parece cumplir una función que no es propiamente audiovisual, sino la de reunir a todos los individuos sin sentido del ridículo y su gala acaba resultando como un congreso de celiacos, pero en vez de celiacos de gente sin rubor. Lo dijo Hermida: Me doy alipori Pero se da alipori porque Hermida se ve. Se ve entrevistando al Rey y se le queda la mueca limonera del alipori. El problema con nuestros actores es que no se ven ni ellos y claro, no se pueden descubrir el pudor. Así nos va. Los Nui hicieron la revolución de reflexionarle al cine sus excesos. Eso pasó en Eurovisión (esa autoconciencia) y ahora podemos disfrutarla, casi, casi sin sufrir.