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ABC MADRID 18-02-2013 página 22
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  • EdiciónABC, MADRID
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22 ESPAÑA LUNES, 18 DE FEBRERO DE 2013 abc. es españa ABC Margallo acelera la ley de Acción Exterior, pese a los nacionalistas El anteproyecto será estudiado mañana por la Comisión de Subsecretarios y el viernes irá al Consejo de Ministros LUIS AYLLÓN MADRID Últimos cambios Cumplir el déficit Tras varias redacciones, Hacienda ha logrado introducir de nuevo una referencia al cumplimiento del déficit. Se establece que el preceptivo informe de Exteriores sobre la apertura de oficinas autonómicas en el extranjero se hará de acuerdo con el principio de eficiencia en la gestión de los recursos públicos y que tendrá carácter vinculante cuando se trate de Comunidades Autónomas que hayan incumplido su objetivo de estabilidad presupuestaria La Comisión de Subsecretarios estudiará mañana, martes, el anteproyecto de ley de Acción Exterior y del Servicio Exterior que pretende poner orden en las actuaciones de distintas administraciones y organismos públicos más allá de nuestras fronteras. Después de más de una treintena de borradores, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García- Margallo está decidido a dar un último empujón a una ley que ha sido contestada por Gobiernos autonómicos nacionalistas y algunos departamentos ministeriales, así como por un numeroso grupo de jóvenes diplomáticos. García- Margallo no quiere que le ocurra como a todos sus antecesores en democracia, que prometieron sacar adelante una ley del Servicio Exterior, pero por unos u otros motivos no llegaron a hacerlo. Para llegar al anteproyecto que mañana, por vez primera será sometido a informe de los subsecretarios antes de enviarlo el viernes al Consejo de Ministros, los textos iniciales han tenido que ir re- Sede de la embajada de Cataluña en Berlín nunciando a algunas pretensiones, como, por ejemplo, la intención de homologar las retribuciones y condiciones de trabajo de todos los funcionarios de los distintos ministerios en el exterior. A este punto se opusieron frontalmente los técnicos comerciales, que cuentan en las Consejerías de Comercio con ciertas ventajas (sueldos, casas, etc. respecto a las que tienen los diplomáticos. No obstante, esta cuestión podría ser abordada en el Consejo Ejecutivo de Política Exterior, en el que estarán representados los distintos departamentos y que tratará de poner orden en la gestión de los medios y gastos en la representación exterior de España. Jóvenes diplomáticos Precisamente este asunto está en el centro de las protestas recogidas en una carta al ministro, que ha sido firmada por más de 350 diplomáticos, la mayoría de la categoría de secretarios de embajada, es decir los más jóvenes. En esa carta, entre otras cosas, los firmantes expresan su rechazo a que en el Consejo de Política Exterior sea Hacienda la que apruebe la relación de puestos de trabajo en las embajadas. Señalan que si Exteriores no tiene ini- Oferta a las comunidades Se ofrecerá a las comunidades Autónomas la posibilidad de contar con un diplomático del Ministerio de Exteriores como asesor para asuntos relacionados con la acción exterior. JOSÉ MANUEL GARCÍA- MARGALLO LA TRANSICIÓN PENDIENTE España está de vuelta en el escenario internacional, pero todavía no hemos sido capaces de actualizar una legislación obsoleta vidad de la vida del país y los jóvenes españoles salen al exterior en busca de nuevas oportunidades laborales o hacia nuevos destinos turísticos. A esto se añade una profunda transformación del Estado que ha pasado de ser un Estado centralista a otro en el que las comunidades autónomas han ido paulatinamente asumiendo competencias cuyo correcto desarrollo exige una progresiva proyección exterior. El apoyo a la acción exterior de las comunidades autónomas es, precisamente, uno de los objetivos prioritarios de la nueva ley. Esta complejidad enriquecedora ha resultado, sin embargo, una cacofonía de voces disonantes, que debilitan a la imagen de España e impiden que se hable en el exterior con una voz única, en defensa de los intereses comunes, de todos. El Estado D esde la transición, la presencia exterior de España se ha ido haciendo cada vez más intensa, diversa y compleja. Son muchas las administraciones, las instituciones y las empresas que se han ido asomando al exterior. Políticas que antes tenían una dimensión exclusivamente de ámbito nacional han ido adquiriendo una dimensión internacional. Áreas geográficas con las que no había apenas relaciones han adquirido una importancia que antes no tenían. Se abren nuevos mercados, las relaciones internacionales abarcan todos los sectores de acti- se presenta como una entidad desarticulada y la pluralidad de actores se traduce, casi automáticamente, en una pluralidad de acciones sin hilo conductor y a veces contradictorias. No se suman esfuerzos ni se buscan sinergias, se redundan actuaciones y se malgastan recursos porque la realidad ha cambiado, pero no así el marco normativo, que es el mismo que teníamos a mediados de los años cincuenta del pasado siglo. España está de vuelta en el escenario internacional, pero todavía no hemos sido capaces de actualizar una legislación claramente obsoleta. Un Estado moderno y maduro debe tener una política exterior fuerte, estable y confiable, que ponga todos los medios al servicio de su proyección internacional, que coordine y dirija todas las actuaciones en el exterior, ahorre medios y proteja y asista a sus ciudadanos y sus empresas en todos los rincones del mundo. Se trata, en suma, de saltar de una diplomacia anclada en los años 50 del pasado siglo a una democracia del siglo XXI. La Ley de Acción Exterior y Servicio Exterior del Estado nace con este propósito. Soy muy consciente de las dificultades que entraña sacarla adelante. No obstante, creo que, en plena crisis, cuando se evidencian con más crudeza los vacíos de estos más de treinta años de etapa democrática, es el momento de superar corporativismos y pensar en el interés general. Después de al menos cinco anteproyectos fallidos entre los distintos gobiernos de la democracia, debemos ser capaces de culminar la transición de nuestro servicio exterior. Probablemente la única que todavía no hemos sido capaces de culminar. El anteproyecto de ley establece instrumentos nuevos para una mayor coordinación de los actores y una integración de las actuaciones bajo el paraguas de la política exterior. Así, podremos contar con una Estrategia de Acción Exterior, documento de planificación, en cuya elaboración participarán todos los actores con proyección exterior, tanto de la Administración central como de la autonómica, así como los órganos constitucionales que hoy en día tienen una acción exterior muy consolidada. Además, se revitaliza un órgano fundamental, el

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