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ABC MADRID 04-02-2013 página 12
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  • EdiciónABC, MADRID
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12 OPINIÓN LA FONTANA DE ORO PUEBLA LUNES, 4 DE FEBRERO DE 2013 abc. es opinion ABC FÉLIX MADERO CUANDO CREER NO ES CONVENCER Ponga el Partido Popular delante de un juez al extesorero, y Mariano Rajoy convencerá a los que creen que dice la verdad E L temor a la verdad rige el mundo. El apego a la mentira lo ahorma. El desprecio por la decencia nos trastorna. Y hay algo que nos declara inútiles para la confianza: pensar que el de enfrente es peor. O que somos iguales, aunque el rasero que nos iguala sea la mezquindad y la mentira. Primero Alfredo Pérez Rubalcaba- ¡por Dios, Rubalcaba, qué resuelto para la desmemoria! pide la dimisión de Mariano Rajoy, a continuación Esteban González Pons suelta por su boca un carro de obviedades acerca de la legitimidad del presidente. Felipe González aguantó roldanes y filesas, y Rubalcaba nunca dijo que se fuera. Lo dice ahora, y por eso su ruego, o lo que sea, me deja frío. Tú no, otro, que sea otro el que diga estas cosas en el PSOE. El espectáculo tiene para el común de los mortales una parte tranquilizadora: no es nuevo. La corrupción, la que conocemos y la que no, la que se confirma y la que los dichosos defectos de forma invalidan es parte nuestra, idiosincrasia de un pueblo confundido que en la barra del bar discute a ver quién roba más. Es la fotografía de una sociedad huérfana y harta de políticos limpios e inteligentes. Los antiguos griegos decían que no basta solamente con decir la verdad, que en todo caso conviene mostrar la causa de la falsedad. Creo que el presidente es honrado, creo que no le hacen falta los sobres y dice la verdad, y sin embargo no me convence. Creer no es convencer. Rajoy no ha mostrado hasta ahora la causa de la falsedad, y eso lo desgasta y empequeñece cada día más. Puedo creer a Mariano Rajoy, incluso aun no convenciéndome su defensa de Ana Mato. Ese Ana sabemos por lo que estás pasando mientras los periódicos publican evidencias de lo cerca que en su vida estuvo la sombra del Gürtel terminará pasando factura a Rajoy. El presidente puede echar todo a perder si se empeña en creer que los que le rodean son él mismo. Ese es un juego de niños, y Rajoy, el registrador que se complicó la vida con la política, está ya cerca de los 60 años. Mientras Luis Bárcenas se llena la copa de champán en Francia, Rajoy se enroca en un imposible: que todo es mentira. Me dice un dirigente del PP que es horroroso sentir que te atacan y no saber quién. Bien, ahí va una idea. Empiecen por Luis B, o Luis el Cabrón, si lo prefieren. Si la letra es suya, si los apuntes están hechos de su puño y letra, vayan a por él. Pónganlo delante de un juez y posiblemente empiecen a convencer a tantos que creemos que Rajoy dice la verdad. Muéstrenos la causa de la falsedad y nos habrá convencido. En democracia las creencias no sirven porque no se trata de actos de fe. Primero y último convencer. Y Rajoy ya está tardando. EL ÁNGULO OSCURO JUAN MANUEL DE PRADA PURITANISMO Y PALABRERÍA Cuando alguien se pavonea como Eva, añadiendo mandatos superfluos, está emboscando la infracción del mandato originario ECÍA Léon Bloy que, para enterarse de las últimas noticias, convenía leer el Apocalipsis; yo añadiría que, para enterarse del todo, conviene leer también el Génesis. Leyendo el pasaje de la tentación de Eva, por ejemplo, se entiende a la perfección el puritanismo palabrero con el que se pretende combatir la corrupción política. Recordemos la prohibición que Dios lanza a nuestros primeros padres: De todo árbol del jardín podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, morirás Entonces el demonio, que todo lo enreda, se disfraza de serpiente y trata de engatusar a Eva, para que infrinja la prohibición, a lo que ella muy puritana y palabreramente responde: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del jardín dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis (Gn 3, 2- 3) ¡Alto ahí con los faroles! Dios no había dicho a Adán y Eva que no pudieran tocar el árbol de la ciencia del bien y del mal; probablemente, a Dios le hubiese parecido estupendo que lo tocasen, que trepasen por sus ramas, que se frotasen contra su tronco para despulgarse y hasta que utilizasen sus flores para engalanarse las greñas. ¡Lo único que prohibió es que comiesen de su fruto! Pero la hipocritona de Eva añade a la prohibición divina una prohibición D de cosecha propia- ni le tocaréis -que puede ser tomada ingenuamente como una muestra de celo en el cumplimiento del mandato originario. Pero la serpiente, que era muy astuta, enseguida entendió que ese mandato suplementario que la hipocritona de Eva se había inventado lo que en verdad expresaba era su disposición a infringir el mandato originario. Podemos imaginarnos a la serpiente obligando a Eva a tocar el árbol de la ciencia del bien y del mal y diciéndole luego: ¿Lo veS, tonta? No pasa nada porque lo toques. Y nada te pasará tampoco si comes de su fruto Y Eva comió, vaya si comió. Así actúa el puritanismo: añadiendo pejigueras con apariencia de severidad allá donde sólo se exige un mandato de universal cumplimiento; y tales pejigueras puritanas se añaden para emboscar la infracción del mandato moral originaria. Apliquemos esta enseñanza del Génesis a la situación actual. A los políticos se les exige que vivan honestamente de su sueldo y de las actividades que sean compatibles con el ejercicio de su cargo; y que se abstengan de allegar riquezas de procedencia turbia y de cobrar sobresueldos bajo cuerda. Entonces los políticos puritanos reaccionan con gran aspaviento, añadiendo mandatos suplementarios que nadie les ha solicitado; y proclaman: ¡Hágase una auditoría externa de las cuentas de nuestro partido! ¡Publíquense nuestras declaraciones de la renta! y otras pomposidades de este jaez. ¡Alto ahí con los faroles! Nadie os ha pedido cosas semejantes; pues lo que vuestras declaraciones de la renta mostrarán no será otra cosa sino ingresos que ya han sido fiscalizados por la hacienda pública; y lo que las auditorías comprobarán no será otra cosa sino contabilidades ya presentadas ante el Tribunal de Cuentas. Lo que se os reclama es que no alleguéis riquezas de procedencia turbia y que no cobréis sobresueldos bajo cuerda; y tales prácticas no quedan reflejadas ni en contabilidades oficiales ni en declaraciones de la renta. De modo que tales proclamas son palabrería y puritanismo: el vicio disfrazado con las plumas de pavo real de la virtud. Y no hace falta ser astutos como una serpiente para saber que cuando alguien se pavonea como Eva, añadiendo mandatos superfluos, está emboscando la infracción del mandato originario.

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