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ABC MADRID 27-01-2013 página 64
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ABC MADRID 27-01-2013 página 64

  • EdiciónABC, MADRID
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64 CULTURA DOMINGO, 27 DE ENERO DE 2013 abc. es cultura ABC LOS MARIANITOS Fue una de las obras capitales de Goya hasta que Manuela Mena arrojó sobre él dudas que acaban de ser refutadas El niño que vive en la caja acorazada JESÚS GARCÍA CALERO MADRID E sta es la colosal historia de un retrato familiar, el que Goya pintó de su nieto Marianito hacia 1815, documentado desde el último tercio del siglo XIX en la colección del duque de Alburquerque y que fue considerado una obra capital durante todo el XX... Hasta que una experta del Museo del Prado, Manuela Mena, sembró dudas sobre su autoría, verbalmente, en 1993, y por escrito en un informe interno, en 1996. Desde esa fecha, el cuadro vive encerrado en un altillo blindado de la cámara acorazada de un importante banco de Madrid, como se ve en las imágenes cedidas a ABC. Allí, más que como Marianito vive el encierro de un Segismundo, el protagonista de La vida es sueño pues lo fue todo y ahora, si pudiera, pensaría que aquella vida anterior fue tan solo una ilusión, una sombra, una ficción... En los días felices, durante 18 años, el Prado lo mantuvo colgado en sus muros junto a las mejores obras de Goya, cedido en depósito permanente por el anterior duque, Beltrán Osorio, quien prefería verlo expuesto. Considerado el mejor ejemplo de retrato infantil del pintor de Fuendetodos, fue el director del museo, Alfonso Pérez Sánchez, quien solicitó en 1986 que fuera declarado inexportable expresamente y protegido como bien de interés cultural. Algo que se concedió. Más aún. El Marianito encabezaba la lista de compras del Prado en 1991, junto con la Condesa de Chinchón y otras obras del mismo porte. Era una prioridad para Pérez Sánchez y sus colaboradores, porque el museo acababa de recibir el legado Villaescusa, la herencia de un abogado que donó 7.000 millones de pesetas. En 1993 el director del Museo del Prado era ya Felipe Garín, quien recuerda este episodio como el más difícil y delicado de mi mandato, y eso que los tuve complicados Cumpliendo la lista de prioridades se había acordado la compra del Marianito y hubo una oferta por escrito, de unos 800 millones de pesetas, aceptada por Beltrán Osorio. El cuadro fue estudiado en el taller sin que se encontrase nada contrario a la autoría de Goya. Fuentes del Prado recuerdan que solo un restaurador, Enrique Quintana, aseguró una vez que notaba pinceladas extrañas, pero su comentario nunca salió del taller. Justo antes de la reunión del Patronato que en 1993 iba a aprobar la operación, Manuela Mena recién reincorporada de una baja maternal comunicó a Garín sus dudas sobre la autoría. Un antiguo patrono recuerda que la discípula de Pérez Sánchez hablaba de una intensa intuición al respecto, en un tiempo en que estaba con Juliet Wilson preparando la muestra Goya el capricho y la invención que fue criticada como el inicio de una limpia de obras de Goya que su ojo experto consideraba dudosas. Garín debió quedarse lívido y convocó una reunión urgente de su comité científico asesor, formado por Alfonso Pérez Sánchez, José Manuel Pita Andrade (ambos exdirectores del museo y con buen ojo Jesús Urrea, Manuela Mena y él mismo. Batalla verbal contra todos Se cuenta que la reunión tuvo el tono de una batalla verbal en la que Mena defendió contra el criterio de todos su intuición La entonces jefa de investigación sembró las dudas de manera que la única opción ética del director iba a ser dar tiempo para investigarlo y abortar la operación con el Patronato convocado y el trato cerrado. Las consecuencias fueron difíciles de gestionar. Inmediatamente se le encargó a Manuela Mena un trabajo científico para defender por escrito su nuevo criterio. Se consultaron además los problemas jurídicos creados. Y hubo que informar al dueño del cuadro, por supuesto, de la situación. Para Beltrán Osorio fue un mazazo. El duque, tal vez el aristócrata más importante de su tiempo, jefe de la Casa de Don Juan de Borbón, estaba enfermo por entonces y el disgusto debió afectarle. Además, contaba con el dinero de la venta y el cuadro se había pignorado como Goya para una inversión. En un altillo blindado El cuadro vive encerrado en un altillo blindado de la cámara acorazada de un importante banco de Madrid 18 años en el Prado Durante 18 años el Prado mantuvo colgado este retrato en sus muros, junto a las mejores obras de Goya Oferta de 800 millones En 1993 el Prado aceptó su compra e hizo una oferta de 800 millones de pesetas, aceptada por Beltrán Osorio Beltrán Osorio murió en febrero de 1994. Antiguos patronos consultados por ABC recuerdan haber oído que algunos coleccionistas de fortuna se interesaron por el cuadro al conocerse la noticia de que el Prado renunciaba a la compra, aunque tal vez sus ofertas no se ajustaban al precio de un Goya indiscutible. Citan los nombres de Juan Abelló y de Alicia Koplowitz, aunque advierten que es imposible de comprobar. El duque dejó el cuadro a sus cinco hijos, a los que ninguna oferta satisfizo. En mayo de 1994 dirige el Prado José María Luzón, que recuerda lo delicado del asunto: Me encontré con una venta abortada y tuve que resolver los problemas jurídicos, puesto que se había consumado como Goya A finales de 1994, y a falta del informe solicitado a Mena, el Prado propuso confrontar las dudas con otras opiniones solventes.

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