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ABC MADRID 27-01-2013 página 18
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  • EdiciónABC, MADRID
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18 OPINIÓN DOMINGO, 27 DE ENERO DE 2013 abc. es opinion ABC TRIBUNA ABIERTA A LOS CUATRO VIENTOS Los liberados de Bildu Rara es la semana en la que no sale a la luz una nueva conexión de Bildu con el mundo etarra. Esta vez se trata de los liberados de la formación proetarra que, como publica este diario, pese a tener prohibido por mandato judicial promover partidos, cobran hasta 1.800 euros al mes para ultimar la constitución de Sortu. Pernando Barrena, Joseba Álvarez y Joseba Permach, conocidos batasunos en libertad provisional, son las verdaderas caras que están detrás de la intragable mascarada. MEMORIA Y MORAL POR RAÚL MAYORAL BENITO Al cumplirse ochenta años de la llegada de los nazis al gobierno de Alemania se impone no olvidarlo. Cuando hoy Europa padece cierto grado de indigencia moral, resulta imprescindible robustecer la memoria para lograr sociedades más libres socialismo y democracia Schumpeter considera como rasgos inherentes al funcionamiento óptimo del sistema democrático la talla moral de los ciudadanos, especialmente, los dedicados al gobierno, y no su grado de cultura. Sin principios morales no sobrevive la democracia. Y algo inmoral sucedió cuando los jueces del Tribunal Supremo de Alemania empezaron a practicar el saludo nazi. La justicia dejó de existir. La nación dejó de ser civilizada. Nos han dirigido delincuentes y tahúres y nosotros nos hemos dejado conducir como ovejas al matadero reconoce la autora anónima de Una mujer en Berlín Sin malvados no hubiera habido campos de exterminio ni Archipiélago GULAG Cuando la guerra y los horrores inseparables a ésta constituyeron una cruel realidad comenzaron a extenderse entre algunos alemanes los desafíos éticos. En la carta secreta que Karl Goerdeler dirige a los generales implicados en la conjura del 20 de julio de 1944 contra Hitler, la frustrada Operación Walkiria, les exhorta a reactivar la energía moral. Al cumplirse ochenta años de la llegada de los nazis al gobierno de Alemania se impone no olvidarlo. En Yalta, Churchill manifestó a sus aliados, Roosevelt y Stalin, que había que dar una paz al mundo de cien años. Con cinismo, pero con algo de razón, el dictador soviético expuso que mientras vivamos cualquiera de los tres, no dejaremos que nuestros países E N El mundo de ayer Stefan Zweig no considera la memoria como algo que retiene una cosa por mero azar y pierde otra por casualidad, sino como una fuerza que ordena a sabiendas y excluye con juicio El 30 de enero de 1933 Adolf Hitler era nombrado canciller de Alemania y su partido nazi alcanzaba el Gobierno. Culminaba así una trayectoria de acción política antidemocrática iniciada diez años antes, el 8 de noviembre de 1923, con su frustrado putsch de Munich. El apogeo del Fuhrer al frente de los destinos de Alemania duraría otros diez años más. El 31 de enero de 1943, las divisiones del mariscal Von Paulus fueron estrepitosamente derrotadas en Stalingrado, rindiéndose al Ejército Rojo. Comenzaba el desmoronamiento del pretencioso y terrorífico Imperio de los mil años. Por Berlín corría el sarcástico comentario de que la única promesa cumplida por Hitler es la que hizo antes de subir al poder: Dadme diez años y no reconoceréis Alemania La nación alemana quedó irreconocible. No tanto por la ola de destrucción material que la asoló a causa de la guerra, como por la hecatombe moral en la que sucumbió su pueblo adentrándose en la barbarie para convertir la Alemania nazi en una filial del infierno en la Tierra El transcurso del tiempo no evita que aún resuene el zumbido de una pregunta, la pregunta. ¿Cómo pudo ocurrir aquello? Por entonces, el totalitarismo era una moda y la democracia una maldición. Y a lomos de esa moda Hitler se encaramó al poder seduciendo a las masas con aires y uniformes de hegemonía y gloria. Por culpa de la ideología totalitaria el siglo XX ha conocido maldad y muerte a toneladas contra millones de seres. El atronador interrogante encuentra quizás respuesta en la mezcla de arrogancia e indiferencia ante el nazismo emergente. La República de Weimar creyó ser inmune al autoengaño. A ese cabo austríaco le pararemos los pies repetían una y otra vez políticos, industriales y aristócratas alemanes. Pero cuando la marea parda inundó la sociedad germana ya era tarde. La reacción de unos fue de parálisis cuando no de claudicación. La mayoría se aclimató a la era glacial, algunos tapándose ojos y oídos. Engreimiento, omisión y egoísmo. En suma, ruina moral. Y Alemania y el nacional socialismo, fundidos en un solo cuerpo. Sebastián Haffner en Historias de un alemán describe la atmósfera en aquellos años como la de una espera paralizada a que ocurriera lo inevitable mientras se confiaba al mismo tiempo en poder evitarlo Cuando se pierde la capacidad de asombro ya nada es imposible. Como sentencia Haffner, con la moneda se devaluaron también los demás valores. Aquél fue el año en que los redentores empezaron a tener su oportunidad Y Hitler la aprovechó. El caso alemán invalida la correspondencia entre pueblo culto y pueblo demócrata. En Capitalismo, ABC Y SUS LECTORES Un siglo de Menéndez Pelayo La Tercera El lecho de Procusto de Álvaro Delgado Gal, sobre el pensamiento de Marcelino Menéndez Pelayo, cuyo centenario acaba de vencer, ha empujado a AGUSTÍN ANDRÉS IRAZOLA a enviarnos su punto de vista respecto del insigne intelectual santanderino. Don Marcelino ha sido sometido al lecho de Procusto de la modernidad y ha quedado descoyuntado. El presunto racismo de D. Marcelino- -escribe este lector- -se debe a su catolicismo. Amalgama de una tacada el autor catolicismo, Imperio español, siniestra y cruz. Pero el Imperio español no fue racista como lo puede comprobar cualquiera que se pasee por las naciones de nuestra estirpe. No hay nada más ajeno al catolicismo y a la España Imperial que el racismo. Como que España fue la creadora de la primera nación universal. Ni el catolicismo se impuso por la espada, pues el cristianismo fue introductor y mantenedor siempre del libre albedrío. No hay posibilidad de conversión forzosa. Y no es de creer que los misioneros, que en su mayoría se adentraban solos y desarmados en los territorio de los indios, pudiesen convertir por la violencia a nadie. Es cierto que Don Marcelino no era moderno Rechazaba los postulados de la modernidad. Pero eso no hace que careciese de razón. Ni que el hombre moderno la tenga. ¿Dónde está el racismo en sangre heterodoxa incurran en acciones agresivas. Pero dentro de diez años, ninguno de nosotros puede hallarse presente. Llegará una nueva generación que no habrá experimentado los horrores de la guerra y que olvidará todo lo que nosotros hemos pasado Cuando hoy Europa padece cierto grado de indigencia moral, resulta imprescindible robustecer la memoria para lograr sociedades más libres y seguras al abrigo de la locura, el odio y el horror. Quienes estamos comprometidos con la educación, ya sea en la familia o en la escuela, debemos responsabilizarnos para que nuestros hijos recuerden la Historia a fin de no repetir la devastación que provoca el desprecio al ser humano. Las sociedades y sus gobiernos necesitan de sólidos cimientos morales. De lo contrario, se oscurece el bien. Lo dejó dicho el gran escritor alemán Goethe: Todo lo que te hace más poderoso pero no más bueno es malo RAÚL MAYORAL BENITO DIRECTOR GENERAL DE LA FUNDACIÓN UNIVERSITARIA SAN PABLO CEU

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