Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
ABC MADRID 25-01-2013 página 14
ABC MADRID 25-01-2013 página 14
Ir a detalle de periódico

ABC MADRID 25-01-2013 página 14

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página14
Más información

Descripción

14 OPINIÓN AD LIBITUM PUEBLA VIERNES, 25 DE ENERO DE 2013 abc. es opinion ABC MANUEL MARTÍN FERRAND CON DISIMULO 85 diputados prefieren una Cataluña rota, empobrecida y lánguida a la más auténtica y cosmopolita que es parte fundamental del Estado español A L tiempo que España iba perdiendo sus últimos territorios en Ultramar, al joven y lúcido Ángel Ganivet- -válido para las dos Españas- -le decaía el ánimo en su destino consular en Riga. Aunque, como granadino, estaba acostumbrado al frío, lo que le helaba el corazón en la capital de Letonia era, por buen español, la decadencia de España, un Imperio venido a menos por la torpeza de muchos de sus gobernantes, la indolencia de la mayoría y la ambición que por lo ajeno solían mostrar, de alguacil hacia arriba, cuantos podían exhibir un mínimo título de poder. Entre frío y frío y en el tiempo que separa su primer intento frustrado de suicidio del segundo y eficaz, Ganivet dejó escrito que una de las ambiciones de cada español es la de llegar a tener en el bolsillo una cédula por la que se le autorice hacer lo que le dicte su real gana. Siglo y pico después de su muerte resulta evidente que son muchos quienes han conseguido la cédula de Ganivet. En el Parlamento de Cataluña, por ejemplo, no menos de los 85 diputados, que si saben de dónde vienen no parecen tener muy clara la idea de dónde van y que, a juzgar por su comportamiento reciente y presente, prefieren una Cataluña rota, descoyuntada, empobrecida, pueblerina y lánguida a la más auténtica y verdadera, pimpante y cosmopolita que es parte fundamental del Estado español. Los 85 votos a favor que aprobaron en el Parlament el pintoresco proceso que pretenden reservar para los catalanes el derecho a decidir que nos asiste a todos los españoles en cuanto afecta a la Nación y el Estado, hicieron de él un uso restrictivo, parcelario y sin provecho alguno, han alterado el patio español en el momento en que el marcador señalaba los seis millones de parados y la perspectiva económica genera en todos los no afectados por la insensatez o el providencialismo- -cosas de izquierda- -una inquietud ante el futuro que se nos viene encima. Como es natural, que aquí podemos perder el rumbo y el oremus, pero no el estilo, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, sin aludir al caso Bárcenas, no se ha referido a ninguno de los problemas dominantes. Ignora, ya que evocamos a Ganivet, que el gobernante debe hacer el bien por sí mismo y delegar en otros la factura del mal necesario y, volando volando, ha cruzado el Charco, quizás para instalarse más cerca de la ficción que de la realidad y, con un pasito en Perú y una sentadita en Chile, esperar a que afloje la tormenta o disminuya su interés por parte de los ciudadanos. Si esto fuera el juego del Palé o del Monopoly no pasaría nada, pero no lo es. Lo que ocurre es cierto, tangible, ruinoso y afecta a muchos ciudadanos que, hartos de toreo de salón donde los toros están proscritos, esperan soluciones y certezas para ir tirando. MONTECASSINO HERMANN CUESTIÓN DE AGUANTE Solo si podemos competir con el resto del mundo podremos mantener algunas de las características de nuestro sistema único europeo de protección social L A canciller Angela Merkel ha acudido al Foro Económico de Davos con un sólo mensaje. La competitividad en el seno de la Unión Europea tiene que aumentar de forma rápida y firme para poder consolidar en las próximas décadas un sistema viable que proteja las virtudes más características de nuestro sistema. La primera de ellas no ya la sanidad universal o el derecho a la jubilación, también importantísimas, sino la propia democracia. Si Europa se hundiese en los próximos años en su propia incapacidad de aplicar con eficacia las reformas por resistencia de las sociedades o incapacidad de sus clases dirigentes, su suerte estará echada. Y como pequeña zona del mundo envejecida y pauperizada a finales de este siglo, si no ya a mediados, aquí en Europa no habría nadie capaz de defender nuestra sociedad abierta, sin duda la más justa y compasiva del planeta, pero ya no la más eficaz y por tanto incapaz de mantener el bienestar que disfruta. Esta es la idea central del discurso de la canciller para toda Europa. Y ahora en Davos no lo ha querido dejar eclipsar por nada. Ni siquiera por una respuesta al anuncio del referéndum británico para la salida de la Unión Europea, con el que David Cameron se presentó en los Alpes suizos. Merkel no quiere polemizar con el conservador británico. Éste tiene tiempo para ver si hace o no lo que dice que quiere hacer. Y ver cómo reaccionan la City, el mundo financiero en general y las grandes multinacionales a su coqueteo con la salida de Europa. Pero no va a ser Merkel la que alimente caricaturas de los tabloides británicos con su imagen uniformada y con casco prusiano impartiendo órdenes a los indómitos isleños. Merkel ha acudido con un sólo mensaje, el único con dimensiones históricas que marca toda la política en Europa. La competitividad es la cuestión fundamental para nuestro futuro Todo el proyecto de la Unión en Europa, con su profundo significado político y humanista, depende del reto de la competencia en un mundo cada vez más pequeño e implacable. Porque solo si podemos competir con el resto del mundo podremos mantener algunas, nunca todas, de las características de nuestro sistema único europeo de protección social. Y para competir con el resto del mundo es imprescindible completar los ajustes. Que nosotros seamos uno de los últimos países en aplicar estas medidas y que lo tengamos que hacer en las peores condiciones con una sociedad exhausta, se lo debemos a los gobernantes que durante muchos años engañaron a la población para su beneficio propio. Y a una sociedad que en parte cree aun hoy que las prestaciones se recortan por capricho ideológico. Lo cierto es que el peligro inminente del colapso del proyecto europeo ha pasado. Por lo que las dificultades, con ser inmensas y duras, se ven ya con otra óptica. Ayer Merkel volvió a dejar claro que sólo existe este camino. Pero también expresó preocupación por la capacidad de aguante de los países en peor situación, entre ellos España con su récord absoluto de paro, ayer tristemente reafirmado. Habló Merkel de medidas paliativas para los dolores de la travesía. Habrá que ver qué iniciativas pueden surgir de esta conciencia de que de nada serviría la buena dirección si un país no aguanta socialmente las privaciones del proceso. Harán falta medidas de emergencia. Pero además lo que hace falta es política. Para que el eslabón débil no rompa, España necesita un gobierno político que combata el desaliento, el fracaso y también el sabotaje de quienes hacen de nuestra debilidad su triunfo. Política con firmeza para que el proceso imprescindible en marcha aguante.

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.