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ABC MADRID 03-11-2012 página 15
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ABC MADRID 03-11-2012 página 15

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC SÁBADO, 3 DE NOVIEMBRE DE 2012 abc. es opinion OPINIÓN 15 UNA RAYA EN EL AGUA EL ÁNGULO OSCURO JUAN MANUEL DE PRADA DESAHUCIOS Rajoy ha anunciado su disposición a adoptar medidas alternativas al desahucio; creo que el artículo de Raúl González Fabre le resultaría provechoso L OS desahucios por impago de hipotecas nos confrontan con una realidad trágica que el Gobierno debe atender con urgencia, porque es una exigencia de justicia natural. Muchos de los impagos de los préstamos hipotecarios para la adquisición de primera vivienda se producen después de que los prestatarios se hayan quedado sin trabajo, o tras un cambio tan drástico en su situación económica que les impide atender las obligaciones contraídas con el banco prestamista. En la presente circunstancia, juzgo de obligada lectura para nuestros gobernantes el artículo Dación en pago: ¿por qué y para qué? del profesor Raúl González Fabre, S. J. publicado por la revista Razón y fe en su número de diciembre de 2011. González Fabre nos propone en este artículo una solución que, dejando intactos los principios que rigen la regulación de los contratos, se presenta como una excepción temporal, justificada por la crisis que atravesamos. El artículo 140 de la Ley Hipotecaria prevé la posibilidad de que el acreedor limite la ejecución al importe de los bienes hipotecados, liberando el resto del patrimonio del deudor; pero este precepto apenas se ha aplicado en la práctica. González Fabre aboga por una dación en pago que sólo se aplicaría en el caso de préstamos destinados a las adquisiciones de primeras viviendas (es decir, adquisiciones que no se plantearon como un negocio, sino como el modo de cubrir una necesidad primaria, amparada además por la Constitución) siempre que no se juzguen suntuarias. Asimismo, se le exigiría al deudor estar al corriente de sus obligaciones ordinarias; y se excluiría de este beneficio a quien esté en condiciones de seguir pagando su deuda. La medida tendría una duración limitada, mientras subsista la situación de crisis presente; y los poderes públicos velarían para que la aplicación de esta medida excepcional no provoque el colapso de las entidades financieras. Para justificar esta medida excepcional, González Fabre nos recuerda, en primer lugar, que la legislación de los préstamos hipotecarios ha sufrido reformas que debilitan la posición del deudor. Así, por ejemplo, allá por los años setenta, el deudor sólo podía destinar a la amortización del préstamo hipotecario el 30 de sus ingresos, pues se entendía acertadamente que los otros dos tercios los necesitaba para el mantenimiento familiar, frente a la legislación actual, que debilita extraordinariamente el criterio de proporcionalidad entre ingresos y cuota de amortización del préstamo. Y resalta González Fabre que, aunque la coacción no está presente en los contratos hipotecarios, la información que el banco acreedor y el deudor poseen sobre la situación del entorno económico en el momento de la firma del contrato es muy distinta; tal desequilibrio puede considerarse, en algunos casos, una injusticia. Por último, González Fabre señala que los cientos de miles de familias que están en trance de perder su vivienda como consecuencia del desempleo se hallan en una situación clásica de estado de necesidad en que su integración social digna viene amenazada no sólo puntualmente, sino a largo plazo. Es oportuno recordar- -añade González Fabre- -que la doctrina tradicional católica sobre el estado de necesidad incluye la relativización de los derechos de propiedad, incluyendo las posiciones acreedoras, cuando ello es preciso para evitar que una familia caiga en tal situación El presidente Rajoy ha anunciado su disposición a adoptar medidas que ofrezcan soluciones alternativas al desahucio; creo que la lectura de este artículo de Raúl González Fabre le resultaría sumamente provechosa. IGNACIO CAMACHO PARCELAS EN LA LUNA Imaginar cómo sería la Cataluña independiente es como discutir sobre la propiedad de las parcelas de la luna IENE del puente aéreo y le he preguntado con sorna si ha tenido que mostrar el pasaporte. No bromees con eso me corta sin una sonrisa, te parecerá una exageración pero lo primero que deberíamos hacer todos es evitar lo que yo llamo la simulación psicológica de la independencia. Sí, esa frivolidad más o menos subconsciente con la que discutimos sobre cómo quedarían las cosas en una Cataluña segregada. Desde si permanecería en el euro hasta asuntos aparentemente inocentes como en qué Liga jugaría el Barça. Eso fomenta un estado de opinión que da por sentado que la secesión es posible. Y si queremos que no lo sea tenemos que empezar por tener claro que no lo es. Así de simple. Imaginar cómo sería la Cataluña independiente es como discutir sobre la propiedad de las parcelas de la luna Está agobiado y se le nota. He pasado toda mi vida entre Madrid y Barcelona y de repente la situación ha hecho que me sienta incómodo aquí y allí. Soy catalán y soy español, y no tengo conflicto de identidad alguno. Pero ahora los empresarios estamos en una tesitura delicada porque ya van bastante mal las cosas en general como para agravarlas con un problema de ruptura del mercado interior. Por eso sólo se pronuncian de modo tajante los dueños de pymes con un mercado catalán, y esos están, ya te lo digo, abiertamente a favor de la independencia. Con mucha claridad: al menos un 70 por ciento. Han comprado la idea de que España ya no trae cuenta como dice Pujol, que se está deconstruyendo a sí mismo. Para el resto del sector, para las empresas nacionales- -nacionales españolas tendría que aclarar si estuviésemos en Barcelona- cualquier toma de postura significa un perjuicio en un sitio o en el otro. Nadie quiere hablar de boicot pero se trata de una preocupación clara En estas circunstancias, muchos agradeceríamos que el Estado y la UE emitiesen mensajes claros de que la secesión no es que sea indeseable, sino que es imposible. Legal, política, institucionalmente imposible. Que no tiene encaje en ningún orden jurídico. Si no, el marco mental soberanista se impone y arrastra a la gente hacia su imaginario propio. Cuando bromeas sobre el pasaporte en El Prat ya estás visualizando el trámite como algo viable. Y eso es una catástrofe en un momento como éste en el que gran parte de la sociedad catalana se ha instalado en ese juego de quimeras. El nacionalismo es una creencia, un estado de ánimo, y ahora mismo Cataluña vive en la burbuja emocional del destino manifiesto. En ese sentido los soberanistas van ganando la batalla ¿Que cómo va a acabar esto? Ufff, no creo que nadie lo sepa. Si quieres mi opinión, la única manera de bajar esta marea es encontrar un nuevo pacto como el de la Transición, que aunque no resuelva el problema permita al menos ganar otros treinta años de conllevancia... y pasarle la pelota a la generación siguiente... V MÁXIMO

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