ABC MADRID 12-09-2012 página 3
- EdiciónABC, MADRID
- Página3
- Fecha de publicación12/09/2012
- ID0006139509
Ver también:
ABC MIÉRCOLES, 12 DE SEPTIEMBRE DE 2012 abc. es opinion LA TERCERA 3 F U N DA D O E N 1 9 0 3 P O R D O N T O R C UAT O LU C A D E T E NA ESCENOGRAFÍAS DEL VICTIMISMO POR MERCEDES MONMANY Las escenografías, tradicionalmente, no copian formas de lo real, sino que oscilan entre valores tanto metafóricos como visuales. El zarpazo de lo visual- -robo de supermercados por la alegre troupe de Marinaleda- -es evidente, y los protagonistas de la película saben que es la guinda voraz sobre la que se van a echar en bloque todas las portadas mundiales que no quieren más que una comprobación de lo que ya se sospechaba... OS de las peores y más cínicas lacras a la hora de forjar mensajes interesados en nuestros pacientes y tolerantes días son el populismo y el victimismo. Cuando se unen, los efectos son letales. Ambos adoran y utilizan profusamente las escenografías. Mueven todas las cartas a su antojo: lo real es descalificado inmediatamente como falso, la falsedad se eleva al rango de verdad irrebatible. Las dos lacras saben que como diría el semiólogo y novelista Umberto Eco en esta Nueva Edad Media que atraviesa nuestra civilización desde hace tiempo se cuenta con extensos públicos ingenuamente crédulos, infantilizados, fácilmente impresionables a base de la ingesta cotidiana de infectos culebrones televisivos y subproductos de consumo de todo pelaje, públicos sumisos, intercambiables y, sobre todo, sumamente manejables a la hora de descodificar cualquier disparate mediático que se les ponga delante de las narices las suficientes y repetidas veces. Como las mentiras de aquel genio de la comunicación de masas llamado Goebbels que, a base de repetirlas, se volvían inapelables y asesinas verdades. Las escenografías, tradicionalmente, no copian formas de lo real, sino que oscilan entre valores tanto metafóricos como visuales. El zarpazo de lo visual toma de palacios pertenecientes a una clase inútil y parásita, robo de supermercados por la alegre troupe de Marinaleda es evidente, y los protagonistas de la película saben perfectamente que es la guinda voraz sobre la que se van a echar en bloque todas las portadas mundiales que no quieren más que una comprobación de lo que ya se sospechaba: que en España, como en los años 30, se pasa hambre. Que nunca saldremos del agujero y que, atrapados en el tiempo, nos pasaremos- -como en la película El Día de la Marmota- -hasta el fin de la eternidad contando turistas, como quien cuenta ovejas para dormirse un rato por lo horrible de su vida, que aparecen, como un mal sueño, cada día, nada más abrirse los telediarios. Es decir, si el robo desesperado de alimentos, la toma iracunda de latifundios, de alto efecto dramático por lo histriónico y la hiperteatralidad en el lenguaje gestual empleado, representaba el feroz zarpazo de lo real lo siguiente, el momento de la recepción, ese caos buscado y perfectamente pautado, serviría en bandeja, como la cabeza decapitada de Holofernes, la letal metáfora deseada. mir ningún tipo de responsabilidad, o al menos tener el coraje y dignidad de admitir la gravedad de lo que se ha hecho, alguien como el impresentable Julian Assange al que, antes de fallecer, el periodista Christopher Hitchens ya calificó de megalómano sin escrúpulos, con una agenda política además de líder de un culto, rodeado de acólitos instalado en un mediático e histérico circo veraniego, la Embajada de Ecuador en Londres, habiendo violado presumiblemente todas las leyes que preservan los secretos de los Estados, habría tenido nada más ni nada menos que la desfachatez de pedirle a Obama que pusiera fin a la caza de brujas contra su persona. Pelillos a la mar. Que no se empeñaran en recordarle el pequeño detalle del robo y difusión a través de internet de miles de documentos del Gobierno de Estados Unidos y de sus embajadas. Y, de paso, que Suecia, un país europeo de intachable reputación democrática, dejara de perseguirlo por las denuncias de dos mujeres y la nadería de varios delitos sexuales en su contra: un posible caso de violación, dos de acoso y uno de coacción. En este caso, como si se tratara de una soap opera, la escenografía alcanzaba la cumbre de lo kitsch y de la más banal y previsible vulgaridad populista. En el dramatis personae, aparte del justiciero Assange, destacaban una serie de impagables figurantes: una Madre ED CAROSIA (que clamaba, como no era menos de esperar, por la inocencia de su hijo, ante el Otra escenografía muy aplaudida este verano temor a que fuera encerrado en una prisión es sancionada en un espectacular juicio habría tadounidense donde, con toda seguridad, sería tenido lugar en la Rusia de Putin. Varias chicas sometido a torturas un Defensor de Causas de un colectivo ruso de punk- rock las llamadas Globales Pendientes llamado familiarmente el Pussy Riot, antes totalmente ignoradas, pero que perejil de todas las salsas que pasaba por allí; han logrado ser conocidas a lo largo y ancho del y ya sólo faltaba, en ese abracadabra de la jovial planeta habrían sido juzgadas acusadas de van- fiesta del antiimperialismo, el último invitado a dalismo, al haber irrumpido en una iglesia, cu- la romería londinense, el conejo sacado directabiertas con pasamontañas, para realizar una pro- mente del bombín de varios magos unidos: el vocadora performance de protesta. Sin entrar Caudillo. aquí a valorar la severidad de la condena, todos sabemos o intuimos, al menos, sin necesidad no de los más lamentables represende haber sido intoxicados desde la misma cuna tantes de ese nefasto caudillismo popor ningún tipo de fe dogmática e inflexible que pulista latinoamericano que asuela sin a los creyentes de cada religión hay que dejarlos piedad el desarrollo de sus pueblos, sus rezar en paz, ya sea en una iglesia católica u or- PIB y, en especial, como una siniestra fijación, todoxa, en una sinagoga, en un monasterio bu- en la que todos ellos coinciden sañudamente, la dista o en una mezquita. Que ciertas líneas rojas libertad de prensa. Un clásico compartido, de del respeto, en una sociedad civilizada si real- forma solidaria: la persecución implacable a tomente estamos hablando y reclamando esto, una dos aquellos periodistas y medios de comunicasociedad civilizada no hay que traspasarlas. ción no afines a sus manejos despóticos. Un po ¿Por qué estas festivas rebeldes no eligieron como pulismo al que toda surrealista licencia de lendiana algunos de esos, no escasos, imanes beli- guaje le es legitimada (ya que, a fin de cuentas, cosos que abundan en el tema de las mujeres, y es el pequeño y simpático David frente al infade forma nada comprensiva ni benevolente, en me y muy detestable Goliat) y que, sin mover una sus prédicas? ¿Por qué no ir a hacer el ganso o sola pestaña, declarará sin rubor que, finalmenmontar su divertida performance en Chechenia, te, el Reino Unido se ha retractado y accede a pongamos por caso, o Afganistán? dialogar. En ese mundo al revés que proponen sin cesar los populismos aliados con inauditos victiMERCEDES MONMANY mismos, en ese mundo donde nadie parece asuESCRITORA D U