ABC MADRID 06-09-2012 página 15
- EdiciónABC, MADRID
- Página15
- Fecha de publicación06/09/2012
- ID0006137757
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ABC JUEVES, 6 DE SEPTIEMBRE DE 2012 abc. es opinion OPINIÓN 15 no resuelve los problemas y defrauda las expectativas. El caso Bolinaga es el ejemplo paradigmático de este lamentable fenómeno, que se manifiesta igualmente en otros muchos aspectos de la gestión del Gobierno cuando cumple su noveno mes de mandato. Los españoles no respaldaron al PP para que siguiera con el mal llamado proceso de paz puesto en marcha con el PSOE, ni interpretara la ley a favor de los etarras, como hace el Ministerio del Interior al apoyar la excarcelación del terrorista. No dieron un apoyo tan masivo a la alternativa de centro derecha liberal para que mantuviera intacta una Administración elefantiásica acorde con la visión estatalista propia de la izquierda y aprobara sucesivas subidas de impuestos destinadas a pagar semejante nómina de empleados públicos. No creo que tuvieran en mente una gestión de las políticas sociales perfectamente homologable a la de los ejecutivos socialistas en términos de inmigración, subsidios, sanidad, becas y demás capítulos en los que España se diferencia de todas las naciones europeas por su extraordinaria generosidad con el dinero de todos. Once millones de electores no se decantaron únicamente por una mejor gestión de los asuntos comunes, sino por una aproximación diferente al concepto de España, de lo que es y de lo que aspira a ser en el futuro. Y mucho me temo que ese proyecto todavía está por diseñar. El modelo de Estado no ha sufrido ni la más leve variación susceptible de llevarnos a pensar que ha dejado de ser discutible y discutido La cultura del esfuerzo, del mérito, de la excelencia, sigue brillando por su ausencia, a falta de un marco legal y social en el que quienes demuestren tener mayor capacidad para concebir sueños grandes y tenacidad para alcanzarlos encuentren reconocimiento. La igualdad sigue imponiendo su dictadura ideológica a la libertad, como hacen la mediocridad y la ambigüedad con respecto a la audacia y la verdad. Todo ha cambiado en las urnas para que todo siga como estaba en los despachos, lo que probablemente explique por qué no se vislumbra la luz al final de este sombrío túnel. EL CONTRAPUNTO UNA RAYA EN EL AGUA ISABEL SAN SEBASTIÁN IGNACIO CAMACHO LA HERENCIA IDEOLÓGICA SE ENQUISTA Todo ha cambiado en las urnas para que todo siga como estaba en los despachos ARIANO Rajoy no ha recibido sólo arcas vacías y cajones llenos de facturas en un contexto de recesión que dificulta enormemente su capacidad de movimientos. No está abrumado únicamente por el peso de una deuda disparada que no deja de aumentar ni por el de la multitud creciente de parados que debe nutrir, como en las películas de terror, sus peores pesadillas. Sobre sus espaldas carga un legado mucho más venenoso y letal que los mencionados: el de un pensamiento blando, miedoso, conservador en el peor sentido del término, enquistado en el corazón de esta sociedad enferma y que nadie parece dispuesto a combatir. España después de Zapatero necesitaba imperiosamente una revolución ideológica y política. Una sacudida desde la raíz capaz de librarla de la caspa acumulada durante ocho años de ocurrencias y memeces alineadas con la visión entre alunada y ridícula que el optimista antropológico tenía de la realidad en la que vivimos. Un cambio total y absoluto, que fue exactamente lo que votaron los ciudadanos en las urnas al otorgar al PP una holgadísima mayoría de 186 diputados. Esa mutación radical ha quedado reducida, empero, a una mano de maquillaje que DERECHO DE TANTEO En la minicrisis de los islotes, Marruecos tantea a España ofreciéndose al mismo tiempo como la solución y el problema UANDO en un país se produce un cambio de Gobierno, el recién llegado debe hacer frente en los primeros meses a una serie de desafíos de tanteo destinados a tomarle la temperatura en los conflictos que hereda. Es como un test oficioso de su talante, una especie cata de intenciones. En el caso de Rajoy los mercados lo pusieron a prueba de inmediato, sin período de gracia, y luego han ido dejándose ver otros sectores y grupos de presión, cada uno a su manera. En el plano interno- -doméstico, que se dice ahora- -los sindicatos le hicieron una huelga general, los soberanistas catalanes lo emplazan con el pacto financiero y los batasunos le han sondeado en política penitenciaria, con inesperado éxito, mediante el caso Bolinaga. En el exterior, Gibraltar no perdió tiempo para meter presión en el contencioso de las aguas jurisdiccionales, y faltaba Marruecos por mover pieza. Ya lo ha hecho, aunque con un estilo más alambicado que el de costumbre. Por más que el discurso oficial resalte la actitud cooperativa del vecino del Sur, la minicrisis de los islotes contiene sospechosos indicios de un posible juego con dos barajas. Hace tiempo que elementos afines al régimen alauita vienen dando la matraca con los famosos peñascos y planteando altisonantes reclamaciones de soberanía. Ha habido algún intento de ocupación simbólica, señalamientos expresos de un foco conflictivo. Y de repente las mafias del tráfico de personas- -tan relacionadas con ciertos poderes fácticos marroquíes- -descubren en los deshabitados peñones una fisura en el invisible muro fronterizo de la Unión Europea. Un resquicio físico y legal que ha puesto al Gobierno en una delicada tesitura, con probable atropello de la Ley de Extranjería. Marruecos, tan solícito en la colaboración y tan expeditivo en el apaleo de los ilegales, se ofrece al mismo tiempo como la solución y el problema. España no puede impedir el acceso a los peñotes- -una simple cadena humana con chalecos salvavidas en el caso de la isla de Tierra- -porque se trata de aguas ajenas. Y es el propietario de esas aguas el que se reserva la voluntad de intervenir o no para cortar un flujo inmigrante que de generalizarse amenaza con derivar en un serio quebradero de cabeza. Bajo un incidente de carácter humanitario queda planteado un pulso diplomático. Un tanteo político en el que los marroquíes se apresuran con muy buenas maneras- -buenas para con nosotros; para con los desgraciados sin papeles pésimas- -a demostrar que hay una rendija imprevista que vuelve al Estado español vulnerable. Y que sin su colaboración discrecional, la apacible soberanía de los peñones se puede convertir en una muy desagradable carga. Han encontrado una grieta y la van a explotar. Si no se hila muy fino ese encaje, los precedentes de Perejil y la Marcha Verde pueden converger cruzados sobre unos promontorios de piedra pómez. M C MÁXIMO