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ABC MADRID 13-03-2012 página 14
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  • EdiciónABC, MADRID
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14 OPINIÓN AD LIBITUM PUEBLA MARTES, 13 DE MARZO DE 2012 abc. es opinion ABC MANUEL MARTÍN FERRAND LAS REFORMAS A la Unión Europea, para serlo plenamente, le sobra el Reino Unido y le faltan engarces políticos E UROPA se tambalea. Erik el Belga asegura que la Gioconda que se exhibe en el Louvre es falsa y Nicolás Sarkozy quiere revisar el Tratado de Schengen, el sistema nervioso de la Unión, y adoptar más medidas proteccionistas. Tan mal está la cosa que volvemos a ser, como en nuestros peores tiempos, la reserva espiritual de Occidente ¡Pobre Occidente! Convendrá serenar los ánimos y tratar de salvar los muebles en el incendio de la crisis global que nos afecta. La específicamente nuestra, la provocada por un sistema financiero invigilado e inexequible y caldeada por el amancebamiento socialista con el poder sindical, es otro caso y exige tratamientos concretos que tendrán que esperar a que, en Asturias y Andalucía, se cuenten los votos del próximo día 25. Entonces sabremos si el Partido Socialista es posible con Alfredo Pérez Rubalcaba y si Mariano Rajoy, sin mayores ayudas, con el control del poder autonómico en todas las regiones sin alma secesionista, podrá ponerle medias suelas a los zapatos constitucionales con lo que, no siempre cómodos, nos venimos apañando. Lo de Sarkozy no es para el desdén. A la Unión Europea, para serlo plenamente, le sobra el Reino Unido- -la Transeuropa en la visión de Carl von Clausewitz- -y le faltan unos cuantos engarces políticos, no tecnocráticos, y fuertes mecanismos de defensa basados en la reciprocidad en el trato con los grandes países emergentes que quieren ser nuestros proveedores sin asumir al mismo tiempo la condición de clientes. También y sobre todo, en la tan respetuosa como radical exigencia de europeidad y asunción cultural y ética a los inmigrantes que, en muchos casos, pretenden ser colonizadores en el Viejo Continente mejor que, como debieran, trabajadores y residentes en él. Esta legislatura, según Rajoy, será la de las reformas Es bueno y necesario que así sea y conveniente sería que, además del BOE y sus efectos, una de las notas en el cambio que se pretende fuera la de la complicidad, vía información no sectaria ni sesgada- -sin intermediarios implicados y el renacimiento de un periodismo independiente- del poder político con la opinión pública para que no cunda el triste pesimismo en el que estamos instalados y se genere una mínima ilusión colectiva sin la que todo sería inútil y conducente a la mera nostalgia de otros tiempos. A la Educación y la Justicia, las dos grandes carencias con que cursa nuestro tiempo democrático, hay que añadir la de una Información independiente, inexcusablemente veraz, plural en sus opiniones e inteligente en sus proyecciones de futuro. Por cierto, ¿le dejaremos esa tarea, como hasta ahora, a los italianos? HAY MOTIVO TOMÁS CUESTA LA REBELIÓN DE LOS LIBERADOS La reforma laboral ha tenido ya la notoria consecuencia de desnudar a los prebostes del sindicalismo Q UE la casta sindical no está dispuesta a renunciar a sus privilegios es un hecho irrefutable cuya demostración no debería requerir el rítmico asalto de las calles que ejecutan los sindicatos para calentar las vísperas de su próxima huelga general. Sin embargo, las organizaciones españolas que se acogen a esta categoría, entre prescindible y perjudicial, están tan anquilosadas que la pancarta es su único recurso, un procedimiento del siglo pasado tan ajeno a las circunstancias actuales como la misma defensa de los derechos laborales desde la perspectiva de quienes sostienen los megáfonos. Y en la misma medida que la lucha contra la crisis demanda flexibilidad, imaginación, competitividad y sacrificios, los dirigentes sindicales responden con un alarde de todo lo contrario, pelucos incluidos, de modo que en el debate sobre la función sindical resulta prístina la radical incompetencia de quienes están al frente de unos entramados mastodónticos engordados y sostenidos artificialmente con ingentes cantidades de dinero público; una definición casi completa de lo que nos ha llevado hasta este atolladero. La penetración sindical en las funciones públicas, donde sus liberados ejercen de mandarines plenipotenciarios, garantiza el eficaz cumplimiento de las previsiones de Méndez y Toxo, eso mismo que algunos considerarán el éxito de la huelga y que en realidad consistirá en la confirmación de una amenaza y en la imposición durante 24 horas de un estado de excepción que violenta los más elementales principios de la convivencia y de la lógica. A pesar los progresos, nunca suficientes, en materia de libertades y derechos, los sindicatos aún disponen de la fuerza coactiva de los piquetes, una de las variedades más rupestres del matonismo político cuyo concurso consiste en impedir que un trabajador pueda decidir libremente si acude a su puesto o no. Si a esto se suma el sabotaje de los medios de transporte y, sobre todo, la impunidad de la que disfrutan los promotores y autores de estos actos, la huelga ni es una evidencia del músculo sindical, dadas las facilidades, ni mucho menos una demostración palmaria de rechazo a la reforma laboral. Si acaso, una muestra más de irresponsabilidad económica e insensibilidad social en un país sobrado de ejemplos, como montar una manifa en el aniversario del mayor atentado terrorista de nuestra historia. Es más que probable que los efectos de la reforma laboral tarden muchos meses en alcanzar a los millones de desempleados que se ha cobrado la crisis y la delirante gestión de la misma por parte del PSOE y de unos dirigentes sindicales que ejercían de asesores aúlicos de Zapatero, corresponsables por tanto de una parte no menor de semejante desastre. No obstante la dicha reforma ha tenido ya la notoria consecuencia de desnudar a los prebostes del sindicalismo y ratificar de paso la idea de que con esos líderes y en esas condiciones, las centrales si forman parte de algo, es del problema; en ningún caso y por lo visto hasta ahora de la solución. ¿Quién puede creer, además, a unos tipos que denuncian las supuestas facilidades para el despido a las que se atienen sin miramientos cuando son ellos los que despiden? Ante eso, en cualquier organización seria y democrática antes montarían un congreso que una huelga.

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