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ABC MADRID 03-11-2011 página 15
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ABC MADRID 03-11-2011 página 15

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC JUEVES, 3 DE NOVIEMBRE DE 2011 abc. es opinion OPINIÓN 15 EL CONTRAPUNTO ISABEL SAN SEBASTIÁN EXCUSAS DE MAL PAGADOR Se equivocaron gravemente quienes pensaron que Bambi sería un tontaina inocuo N O siento compasión alguna por este Zapatero derrotado que se presenta a nosotros tembloroso, con el rostro arrasado por las huellas del fracaso, para reconocerse culpable, a destiempo, de los cinco millones de parados que deja su lamentable gestión. ¿De qué nos valen esas palabras huecas? ¿Qué clase de asunción de responsabilidades es ésta que le lleva a huir del escrutinio ciudadano, no dar la cara en las urnas y salir corriendo del desastre? Dicen, quienes le llaman José Luis, que está en contacto con algunos amigos de la ONU a los que ha pedido un destino alejado de España, pues teme entrar cualquier día en un bar y ser víctima de una agresión. Cuentan también que los destrozos provocados por su mandato al frente del Gobierno alcanzan su entorno más íntimo, lo que explicaría esa mirada perdida, como ausente o medicada, que luce últimamente en sus escasas comparecencias públicas. Yo no le deseo ningún mal en lo personal, pero tengo demasiado presente el recuerdo de su arrogancia reciente y de la autocomplacen- cia con la que ha actuado en su despacho de La Moncloa, pese a tener que saberse indigno, por formación, trayectoria y experiencia, de ocupar un puesto desde el que tanto bien o mal puede hacerse a tanta gente. No olvido tampoco sus mentiras, sus desaires a las víctimas del terrorismo que le pedían justicia, las descalificaciones con las que acalló las voces que alertaban de la crisis que se nos venía encima, empezando por la del lúcido y valiente Manuel Pizarro, que pagó clara la osadía de ser sincero; el desdén con el que ha tratado a esta Nación generosa, inconsciente o acaso ciega, que le ha dado mucho más de lo que merecía. No me trago su interpretación del perfecto chivo expiatorio dispuesto a llevarse al infierno todos los pecados socialistas de estos años, como si los que le han aupado y reído las gracias durante ese tiempo, empezando por Alfredo Pérez Rubalcaba, fuesen virginales reclutas recién incorporados a filas. ¡Nada más lejos de la realidad! Se equivocaron gravemente quienes pensaron que Bambi sería un tontaina inocuo, poco más que un pie de página en nuestra historia democrática, y yerran igualmente los convencidos de que su delfín, Rubalcaba, es lo más inteligente que ofrece la fauna política española. Astuto, sí. Inmoral, también. Capaz de hacer o decir una cosa y su contraria con idéntico convencimiento, desde luego. Aficionado a la traición, como acaba de descubrir el presidente que le encumbró. Maestro del disimulo. Hábil en la maniobra. Embustero consumado. ¿Capaz de encontrar la solución a nuestros problemas? Rotundamente no. Basta escuchar su discurso, basado únicamente en la descalificación del contrario, cuando ha tenido dos legislaturas, más las tres de Felipe González, para concretar en hechos esa presunta sabiduría. Ni me apena el leonés ni me fío nada del cántabro. Lo único que oigo de sus labios son disculpas y cuentos de vieja destinados a asustarnos. Consignas trasnochadas. Palabras talismán de hojalata. Excusas de mal pagador. UNA RAYA EN EL AGUA IGNACIO CAMACHO SINPA El monumental sinpa griego se basa en que deber demasiado dinero es menor problema que pretender cobrarlo E MÁXIMO N el gigantesco embrollo griego ha llegado un momento en que no se sabe qué es más grave: si el descaro con que un país endeudado hasta las cejas se niega a pagar la fiesta que ha organizado o el cinismo con que las autoridades europeas tratan de disimular la evidencia de una quiebra del sistema. La Unión Monetaria no estaba diseñada ni preparada para asumir un fiasco de esta naturaleza y Papandreu, un político de estirpe zorruna, ha aprovechado esa perplejidad para organizar un sinpa a gran escala, basado en el conocido principio de que cuando alguien debe demasiado dinero tiene menos problemas que el que pretende cobrárselo. En descargo- -relativo- -del gobernante heleno hay que señalar que está en una tesitura imposible: los indignados y los sindicatos preconizan el impago masivo de la juerga; la oposición de derecha sabotea el plan de ajuste y en medio de ese bloqueo se ha escuchado cierto ruido de sables familiar en un país que sufrió el último golpe de Estado de Europa. El referéndum quizá sea, más que un órdago, una llamada de socorro destinada a provocar el pánico de sus presuntos salvadores. Pero la izquierda radical europea ha encontrado con alborozo un mantra antisistema: la desobediencia financiera, la benéfica rebeldía de la democracia popular contra los perversos mercados. He ahí la receta del 15- M: votar si tenemos que seguir pasando las hipotecas. Como todo el mundo sabe que el problema comenzó en una macroestafa de Estado, en una picaresca descomunal con ribetes de corrupción colectiva, se está desatando cierta helenofobia construida sobre banales estereotipos de la Grecia clásica, desde la tragedia de Sófocles hasta la democracia de Pericles pasando por los 300 de las Termópilas y hasta el yogur caducado. Los ciudadanos de la UE no entienden bien lo que pasa pero empiezan a temer que existen vasos comunicantes capaces de provocar que sus ahorros o sus empleos se vayan al garete si los griegos deciden largarse sin abonar la cuenta. La opinión expeditiva de la calle clama porque se les eche del euro pero las cosas no son tan fáciles porque nadie se había preocupado de contemplar esa posibilidad en la construcción de la moneda única; con tanta masa crítica intelectual y política como hubo en la invención, resulta que los sabios se dejaron abierto el portillo de la más elemental de las vulnerabilidades. No estaba prevista una avería tan simple. Así que ahora la palmatoria griega tendría efectos encadenados susceptibles de desembocar en una hecatombe socioeconómica. Nosotros no lo sabíamos pero a través de los bancos y de la deuda soberana les estábamos prestando tanta pasta que nos hemos convertido todos en rehenes de su insolvencia; si no la devuelven nuestros aprietos van a ser mucho mayores que los suyos. Y los demás, sobre todo algunos, tampoco estamos para tirar cohetes.

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