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ABC MADRID 02-11-2011 página 57
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  • EdiciónABC, MADRID
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ABC MIÉRCOLES, 2 DE NOVIEMBRE DE 2011 abc. es sociedad SOCIEDAD 57 Hablan los refugiados Vivir aquí me permite ser una persona normal, no necesito esconderme en una jaula telefonía móvil si operan a baja potencia, pero en Green Bank están prohibidas, como el wifi Incluso las líneas eléctricas tienen que circular a 1,20 metros bajo tierra. En el propio observatorio, como recoDIANE gía hace un tiempo la CHOU revista Wire el microondas de la cafetería está metido en una caja blindada. A un vecino se le tuvo que cambiar la almohadilla térmica que tenía para el perro, porque el desgaste había cuarteado el cable y eso provocaba unas pequeñas descargas eléctricas que, sin ser lo suficientemente fuertes para afectar al animal, estaban produciendo una señal de radiofrecuencia. En esta área montañosa, otros se han aislado aún más, yendo incluso probablemente más lejos de lo necesario en sus prácticas preventivas. Nichols Fox es una mujer de 70 años que vive en una casa alejada. Confesó a la BBC que apenasusalaelectricidad: la nevera funciona con gas, lámparas de queroseno iluminan la NICHOLS casa y el fuego de leña FOX da calor. Un termostato puede encender estufas eléctricas si la temperatura baja enexceso. Entiende el escepticismo con que muchos acogen la hipersensibilidad electromagnética, porque ella misma tardó muchos años en convencerse de que su dolor y fatiga se debían a la radiaciónemitidaporsuordenador. Alfinal, cuando aún veía la televisión, el dolor se iba y volvía cada vez que le daba al mando a distancia asegura. El trago de Yasuhiro Sonoda AFP CRISIS RADIACTIVA Un diputado nipón bebe ante los periodistas agua de Fukushima PABLO M. DÍEZ CORRESPONSAL EN PEKÍN El Observatorio Astronómico de Radio, en Green Bank, es el punto de mayor vacío de ondas de EE. UU. ABC Una condición discutida La hipersensibilidad electromagnética, también conocida como electrohipersensibilidad o sensibilidad eléctrica (EHS o ES por sus siglas en inglés) es una intolerancia ambiental idiopática atribuida a los campos electromagnéticos. Se trata de una controvertida condición, con síntomas reconocidos como genuinos por la Organización Mundial de la Salud (OMS) pero cuya causa es disputada. La EHS no tiene un claro diagnóstico y no hay bases científicas para vincular sus síntomas con la exposición a campos electromagnéticos. Además, la EHS no es una diagnosis médica, ni está claro que represente un específico problema médico según la OMS. Un estudio publicado en International Journal of Neuroscience asegura probar que la EHS puede estar motivada por campos electromagnéticos de baja frecuencia. Los científicos realizaron varias pruebas a persona diagnosticada con EHS. Sentada en una silla de madera, en su proximidad se aplicaron voltajes eléctricos a placas metálicas para crear campos magnéticos. Sin saber cuándo se activaba la exposición, decía tener dolores de cabeza y tics musculares cuando ésta ocurría y desaparecían cuanto cesaba. Otros expertos niegan la correlación. Bob Park, físico de la Universidad de Maryland, considera que la radiación emitida por la tecnología wifi es demasiado débil para causar los cambios en la química corporal que provocarían los síntomas atribuidos. Yasuhiro Sonoda, secretario parlamentario del Gobierno japonés, se ha ganado el jornal al beberse un vaso de agua de Fukushima. El político, de 44 años, convocó el lunes a los periodistas en la sede de Tepco, la compañía que gestiona la planta atómica, para informarles de los progresos en la descontaminación. Con tal propósito, mostró una botella de plástico con agua recogida de los charcos que se formaron cuando los bomberos regaron los reactores 5 y 6- -dos de los menos dañados- -para enfriarlos y evitar que se fundieran. Cuando dijo que el agua se podía consumir porque no contenía restos tóxicos de cesio ni radiación, los reporteros le retaron a bebérsela. En un alarde de valentía, se echó el agua al gaznate en dos tragos como si se estuviera tomando un chupito, pero sin brindar con el tradicional Kanpai nipón. Únicamente por beber agua descontaminada no se confirma su seguridad. El mejor modo es presentar los datos al público explicó el diputado, quizás poco convencido de su machada. En otras demostraciones similares, el ministro de Asuntos Exteriores, Takeaki Matsumoto, y el anterior portavoz del Ejecutivo, Yukio Edano, han llegado a comer curry y fresas de la prefectura de Fukushima para convencer a la opinión pública de que no eran peligrosos para la salud. A pesar de todos esfuerzos, el Gobierno japonés tardará décadas en limpiar la accidentada central, cuyos reactores prevé llevar a una parada fría a finales de año o principios de enero. Para evitar el riesgo de sufrir un cáncer, nadie podrá vivir en la zona muerta de 20 kilómetros alrededor.

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