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ABC MADRID 01-10-2011 página 37
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ABC MADRID 01-10-2011 página 37

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC SÁBADO, 1 DE OCTUBRE DE 2011 abc. es madrid MADRID 37 Macabro ritual Antes de llegar al altar, el asesino giró sobre sí mismo, se puso de rodillas y mirando hacia los fieles se voló la cabeza Escalofriante Fueron los peores 60 segundos de mi vida. El arma me rozó el rostro cuando disparó en la sien de la embarazada Desesperación ¿Qué tengo? preguntaba la segunda herida. Nada, corazón, mentía yo, mientras le taponaba el enorme agujero del pecho fogueo, manipulada, en la mochila. Yo le vi, poco antes de la ceremonia, entrar en el bar que hay frente a la iglesia y pedirse una caña explica Jesús Herranz, de 72 años, testigo de los hechos. Lo siguiente que pudo contemplar fueron los sesenta segundos más terroríficos de su vida: Faltaban dos o tres minutos para que empezara la misa y yo estaba sentado en el último banco, a la derecha de la puerta. De pronto noté cómo entró un joven que llevaba una pistola en la mano, rozó con ella mi cara para ponerla en la sien de la embarazada- -Rocío Piñeiro, de 36 años- sentada justo delante de mí. Le disparó a quemarropa. Cayó fulminada al suelo relata atropelladamente. Me quedé paralizado Fue directamente a por ella, era su objetivo Iván avanzó y, tres filas más adelante, abrió fuego de nuevo- -esta vez de forma aleatoria- hacia el lado izquierdo del tempo, alcanzando a María Luisa Fernández, de 52 años, en el pecho. En su infernal recorrido hacia el altar, siempre esgrimiendo el arma de manera intimidatoria hacia ambos lados, disparó al aire, impactando en el techo, agrega Jesús. Un par de metros antes de llegar al altar, como en un macabro ritual, giró sobre sí mismo, se puso de rodillas y, mirando hacia los fieles y hacia la puer- ta de entrada, se metió la pistola en la boca y se voló la cabeza. La tensión contenida estalló y la atroz escena que parecía congelada, cobró vida. Algunos feligreses salieron corriendo a la calle a buscar ayuda mientras que otros echaban mano de sus móviles para llamar a Emergencias y a la Policía. ¡Mi hija, mi hija repetía, consternada María del Carmen, la madre de Rocío. El disparo que recibió en la cabeza y que le reventó el cráneo hizo que las maniobras de reanimación fueran infructuosas. ¡Salvad por lo menos a mi nieto, a Álvaro! suplicaba la desconsolada mujer sin dejar de llorar, indicó Manuel. Yo corrí hacia María Luisa- -la segunda herida- un vecino me hizo gestos, pidiéndome ayuda. La cogí, le arranqué la camisa con las manos y la desabroché el sujetador. Lo que vi fue tremendo. La pobre mujer tenía un agujero inmenso en el centro del pecho que intenté taponar con un pañuelo con todas mis fuerzas. Cuando cesaba la presión, la sangre, a borbotones, le manaba por la espalda... relata, abrumado, Jesús Herranz. Eran los orificios de entrada y salida de la bala que le alcanzó de pleno. ¿Qué tengo? preguntaba la pobrecilla, que se iba apagando y apagando por segundos mientras decía que tenía ganas de devolver agrega. No tienes nada, corazón- -mentía Jesús- mientras los chorros de sangre seguían manando sin cesar. Tengo frío dijo; después, llegó la Policía y los sanitarios. A mí me parecía que el tiempo pasaba muy despacio y que la mujer se iba indica. Se ha convertido, a su pesar, en uno de los héroes del barrio de Arturo Soria. Si no me llego a meter dentro de la sacristía, quizá ahora estaría muerto subrayaba el consternado párroco a ABC. Salí al oír los primeros disparos, que atribuí a un petardo lanzado por los críos. Una feligresa me paró con un gesto. Miré y vi cómo el asesino caminaba esgrimiendo el arma, que en ese momento apuntaba hacia el lugar en el que yo estaba. La tensión se cortaba con un cuchillo. Instintivamente entré, me quité el alba, aún no sé por qué, y de inmediato salí; entonces ya vi el fogonazo del arma en su rostro... Pudo haber habido una masacre asevera. Allegados de Rocío en el exterior del tanatorio VICTOR LERENA Consternados, rotos y casi sin poder articular palabra, los familiares y amigos de Rocío Piñeiro le dieron su último adiós en el Tanatorio de la M- 30 Varios héroes Esto es como vivir una película de terror ADRIÁN DELGADO MADRID Con el gesto desencajado y con demasiadas preguntas sin respuesta. Así estaban ayer los familiares y amigos de Rocío Piñeiro Otaivén, la joven de 36 años asesinada el jueves en la Iglesia de Santa María del Pinar. Arremolinados en la Sala 6 del Tanatorio de la M- 30, sus allegados vinieron de todos los puntos de España para darle su último adiós. Visiblemente afectados, sus familiares directos no quisieron hacer declaraciones a la prensa. Sólo un amigo de la familia- -que prefirió mantenerse en el anonimato- -accedió a hablar con ABC. Me enteré ayer mismo por teléfono y no me lo podía creer. He venido desde Burgos para ofrecer a su familia lo único que puedo hacer por ellos en estos momentos, que es darles un abrazo explica. Desde que supimos la triste noticia no hemos dejado de hacernos la misma pregunta todo el tiempo ¿Por qué ella? ¿Por qué esa terrible casualidad? expresa consternado. Sea cual sea la respuesta, nadie de nosotros va a conseguir encajar este gran golpe. No me imagino lo que deben estar pasando su marido y sus padres. Esto es como una película de terror, pero con un guión que no se le ocurre ni al más perturbado concluye. Al oír el nombre del asesino de Rocío, este amigo de la familia, se estremece y con la voz claramente entrecortada sólo alcanzó a decir de él que era un canalla cobarde que ha cometido una salvajada imperdonable contra una familia a la que han truncado la vida para siempre

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