Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
ABC MADRID 16-08-2011 página 58
ABC MADRID 16-08-2011 página 58
Ir a detalle de periódico

ABC MADRID 16-08-2011 página 58

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página58
Más información

Descripción

58 ABCdeVERANO CULTURA MARTES, 16 DE AGOSTO DE 2011 abc. es ABC FESTIVAL DE BREGENZ Chénier, por tierra y agua ALBERTO GONZÁLEZ LAPUENTE BREGENZ Iconos americanos OK: La palabra más gringa OK, O. K. Okay... verbo, sustantivo, adjetivo, adverbio, interjección y, posiblemente, la expresión más exportada por Estados Unidos al resto del mundo chascarrillo con deliberada mala gramática se incluía en minúsculas la expresión o. k. y entre guiones all correct (todo correcto) OKpodría fácilmente no haber pasado de una efímera ocurrencia. Pero 1840 fue un año electoral en Estados Unidos, con el presidente Martin Van Burenenbúsquedadeun segundomandato. Elveteranopolíticodel Partido Demócrata era conocido con el sobrenombre de Old Kinderhook (O. K. en referencia tanto a sus muchos años como a su localidad natal enel Estado de Nueva York. Para ayudar a la campaña de Van Buren se fundaron por todo el país los Clubes Democráticos O. K. Pero a pesar de todos esos esfuerzos pioneros de mercadotecnia política, incluido el eslogan Old Kinderhook es O. K. Van Buren no consiguió quedarse en la Casa Blanca. Aunque, para entonces, OK em- Al Festival de Bregenz, a su ópera en el escenario sobre el lago Constanza, conviene ir pertrechado con el equipamiento adecuado. Especialmente, sipoco antes deempezar larepresentación se anuncia por megafonía que las condiciones climatológicas recomiendan protegerse de la lluvia. Lo mejor, en ese caso, es el Emergency poncho que por menos de un euro vende el propio festival. Si se anuncia es porque lloverá, y si lo hace será sin perdón. El pasado domingo la soprano Norma Fantini cantaba La mamma morta caían rayos, abría los brazos y atronaba, trataba de apianar y arreciaba el agua. Y no por culpa suya, como alguien podría mal pensar: Fantini defiende a Maddalena de Coigny con encomiable entusiasmo y deseos de triunfar (en otro reparto lo hace la española Ángeles Blancas) Más aún: fue condenar a muerte a su amado Chénier y el cielo se vino abajo. Lo que sorprende al foráneo es observar que allí nadie mueve un pelo y que de los cerca de 7.000 espectadores que llenan la grada de Bregenz, uno o quizá dos abandonaron el recinto. El público aguanta con poncho o sin él, sin recolocarse en la silla ni escurrirse lo húmedo durante las dos horas que dura el espectáculo. Portentosa afición a la ópera y a estas representaciones que en la actual edición del festival se dedican a André Chénier composición de Umberto Giordano que sobrevive en el repertorio para mejor gloria de avezados tenores antes que por sus limitados méritos. Con Fantini estuvo el barítono Scott Hendricks, algo forzado, y el mexicano Héctor Sandoval, protagonista pleno de efusión, por tierra y por lago, adonde le obligan a saltar al huir de los enemigos. Es este un exigente detalle de los muchos que presenta el trabajo escénico de Keith Warner, cuyo escenario simula ser la cabeza de Marat emergiendo de las aguas, reconstruida a partir del cuadro de Jacques- Louis David. La famosa imagen de la Revolución francesa en tres dimensiones acaba por ser un continente plagado de escaleras, trampas y trampillas, por donde descienden, aparecen y se esconden los personajes. Y ahí está el entretenimiento, ya que en este escenario dado a lo espectacular todo parece siempre distinto para el espectador y, desde luego, siempre complejo para los intérpretes que cantan, ajenos al desaliento, al lado de la Sinfónica de Viena y su director, Enrico Calesso. No confundir con Oklahoma La abreviación postal para Oklahoma también es OK. Los dos OKs se unieron en un famoso musical de Rodgers y Hammerstein. Y, de hecho, uno de los lemas en las matrículas automovilísticas de Oklahoma no es otro que Oklahoma OK! PEDRO RODRÍGUEZ No hace falta saber absolutamente nada del inglés reinventado en el Nuevo Mundo para utilizar sin equivocarse esta pieza recurrente en la retórica sin fronteras. OK combina el encanto de lo breve con una fascinante versatilidad de significados, ya que su variada semántica abarca desde el asentimiento casual al gran entusiasmo, pasando por un tibio respaldo y hasta un reclamo de atención a una distraída audiencia. Sin embargo, todo ese poderío lingüístico no trae consigo ni una regla clara sobre cómo se debe escribir con exactitud OK, ni una explicación convincente sobre su origen etimológico. Por eso la concisa abreviación arrastra un diluvio de confusión léxica propicio a todo tipo de especulaciones. Muy a pesar de quienes insisten en considerar a este vocablo con aspecto de acrónimo como símbolo de la filosofía pragmática y directa de Estados Unidos. Sobre su origen, teorías no faltan. Una hipótesis hace referencia a los secos panecillos Orrin Kendall que formaban parte de la dieta castrense durante la guerra civil americana, de cuyo estallido se cumplen ahora 150 años. Otra explicación, más etílica, apunta a cierta vecindad fonética con el puerto haitiano de Aux Cayes, fuente de un apreciado ron y que, pronunciado por un americano, suena bastante a un OK. Sin olvidar, por supuesto, la leyenda del jefe indio Old Keokuk, que supuestamente firmaba tratados con sus iniciales. En cualquier caso, el primer rastro impreso de OK en Estados Unidos se remonta al 23 de marzo de 1839. La edición de aquel sábado del Boston Morning Post publicó una especie de gacetilla irónicamente dirigida contra otro diario, el Providence Journal Y en tono de ED CAROSÍA pezó a propagarse más allá de la costa este de Estados Unidos. La absoluta consagración llegaría de la mano de la internet victoriana: el telégrafo. Para 1860, dentro de la economía lingüística asociada al código Morse, la palabra OK era habitualmente utilizada para confirmar de estación a estación la marcha puntual y sin contratiempos de trenes. Y no hubo que esperar mucho tiempo para su propagación entre marcas comerciales, productos de consumo popular y campañas publicitarias. H. L. Mencken, el legendario periodistade Baltimore y también divulgador lingüístico, se encargó de glosar el OK en relación con la notoria debilidad por las abreviaturas existente en U. S. A. Los soldados americanos, dentro de su petate de usos y costumbres, también hicieron su parte a la hora de extender el OK allá donde fuesen destinados aprovechando que la palabra, pegajosa como chicle, utiliza sonidos familiares en muchas lenguas del mundo. Hasta en la literatura de Estados Unidos, OK se ha convertido en algo casi inevitable, sobre todo en diálogos. Y, aunque a William Faulkner no le gustaba mucho, la expresión se encuentra generosamente salpicada a través de las páginas de John Steinbeck, Ernest Hemingway, Raymond Chandler, Truman Capote, Henry Miller, John Updike, Kurt Vonnegut, Toni Morrison o Stephen King. Pero quizá, el lugar de mayor altura hasta donde ha llegado la broma gramatical de 1839 sea la Luna. Fue precisamente con un OK como, en el inolvidable verano de 1969, Buzz Aldrin y Neil Armstrong confirmaron a Houston que el módulo Eagle del Apolo 11 había llegado sin novedad hasta su estelar destino.

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.