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ABC MADRID 10-06-2011 página 60
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  • EdiciónABC, MADRID
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60 CULTURA VIERNES, 10 DE JUNIO DE 2011 abc. es cultura ABC Teatro La Zaranda hurga en el mundo de los espectros BEl grupo andaluz presenta en el teatro Español Nadie lo quiere creer en cuyo jardín nunca se ponía el sol, es el lugar de sus apariciones, el trozo de calendario al que se aferran, donde disecan las pretéritas glorias y cicatrizan las partes amputadas de su historia. Quebrada la fe solo les queda el afán de sobrevivir. Desmembrados y consumidos por enfermizas pasiones, enfrentados siempre por el pasado, apenas unas sombras, figurantes en un sainete espectral de consabido argumento: la impotencia conspirando contra la esperanza siempre Humor- es el puente hacia el público dice Calonge- -y la poética que siempre ha estado presente en sus montajes son los dos principales ingredientes del guiso que La Zaranda presenta. Cada vez que emprendes un nuevo trabajo- -dice el creador de la compañía- -es mejor olvidarse de todo lo anterior... salvo de la poesía Nos movemos en la patria que es el teatro apostilla Calonge, que se lamenta: Andalucía nunca ha sido el territorio de La Zaranda De hecho- -añade Paco de La Zaranda- -es el único lugar donde se nos ha criticado que hablemos con acento andaluz es precisamente en Andalucía. Pero es solo nuestro origen, y en realidad no nos ha preocupado nunca de dónde somos JULIO BRAVO MADRID A Paco de la Zaranda (prácticamente nadie le conoce como Francisco Sánchez) creador y cabeza visible del grupo de teatro andaluz La Zaranda le cuesta explicar sus obras. Si supiera lo que son dejaría de hacer teatro dice despacio después de un reflexivo silencio. No sabemos ni queremos explicar lo que somos añade, aunque sí dibuja cuatro trazos para contar algo más de una compañía con tres décadas de vida y el último premio Nacional de Teatro en la mochila. El discurso fundamental de La Zaranda no ha cambiado. Antes queríamos expresar lo que éramos y ahora queremos que el teatro se exprese a través de nosotros. No hacemos teatro de repertorio, y esperamos que cada día el escenario nos siga sorprendiendo. Nuestro teatro es una metáfora, un espacio fuera del tiempo Doce trabajos desde su creación, en 1978, son el bagaje de La Zaranda, que se define a sí misma como Teatro inestable de Andalucía La Baja A caballo entre Jerez, su origen, y Madrid, fue en Iberoamérica donde la compañía encontró el aliento y el empuje necesarios para que otros escenarios les abrieran las puertas. Uno de ellos es el Español de Mario Gas, donde se acaba de estrenar Nadie lo quiere creer. La patria de los espectros función que vio la luz en el pasado festival gerundense Temporada Alta. Una obra con el sello tragicómico de la compañía, cercano, como dice su dramaturgo de cabecera, Eusebio Calonge, al sainete: un sainete sombrío, fronterizo con el esperpento, mitad chabacano mitad sublime Una escena de Nadie lo quiere creer ABC Coreografía del vértigo CIRCA Ruinas y espejos Y explica así Calonge su obra: Los fantasmas brotan al amparo de las ruinas y los espejos, en la oscuridad de las vidas sin designios, en ese nosotros sin destino. Asoman en el sentimiento de lo perdido, en el anhelo de lo que nunca llegamos a tener y en la resignación de no haberlo alcanzado nunca. Esta que fue casa de blasón, Creación: Yaron Lifschitz y Circa. Director: Yaron Lifschitz. Compañía: Circa. Intérpretes: Freyja Edney, Darcy Grant, Scott Grove, Emma McGovern, Jesse Scott, Emma Serjeant y Lewis West. Lugar: Teatro Circo Price. XXVIII Festival de Otoño en Primavera. Madrid JUAN IGNACIO GARCÍA GARZÓN Un hombre cae de bruces en medio del escenario, se levanta y vuelve a caer: un golpe tremendo y controla- do. Así comienza este espectáculo que se llama igual que la compañía australiana que lo interpreta, Circa, y que propone una reinterpretación esencial, desnuda, limpia y elegante de acrobacias, equilibrios y números aéreos que están grabados en la dotación genética de los espectáculos circenses desde la antigüedad. Realmente, todo el espectáculo es como una gran coreografía del vértigo, como una sucesión de ejercicios de danza abrochados a la música del riesgo y la belleza. Su director, Yaron Lifschitz, habla de que hacen poesía física. Y tiene razón. Siete jóvenes (cuatro hombres y tres mujeres) fuertes, elásticos, flexibles, exquisitamente coordinados, conjugan números formidables sin añadidos argumentales ni otros aditamentos estéticos. Sobre un espacio a la italiana, hay momen- tos de angustia, de contener la respiración, de tensión perfectamente pautada, de humor desatado, de exigencia extrema, de inquietante intensidad, de apabullante sencillez muy bien pensada y mejor resuelta. La esencia del circo clásico contemplada con ojos y sensibilidad de nuestros días. Eso les lleva a dar la vuelta a conceptos tradicionales, como cuando una de las chicas hace equilibrios con zapatos de tacón de aguja sobre el cuerpo de uno de sus compañeros, u otra de las jóvenes sujeta sobre sus hombros a uno de los chicos, que se mantiene estático con un solo pie sobre la cabeza de ella. Números a cuerpo limpio y otros con trapecio, cuerda, aros, hula hop... Todos asombrosos, tanto por la perfección de su ejecución como por la difícil y arriesgada limpieza de su concepción.

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