ABC MADRID 01-05-2011 página 61

ABC DOMINGO, 1 DE MAYO DE 2011 abc. es madrid MADRID 61 Memoria de España en primavera BAnálisis FERNANDO GARCÍA DE CORTÁZAR El combate fue cruel y dejó innumerables víctimas ante la atónita mirada de los espectadores gar armas a los ciudadanos. La sorpresa e indignación se extendió entre el pueblo, que no entendía aquella actitud. Pero, de repente, al fondo de la plaza aparece el capitán Velarde, con un destacamento de los Voluntarios del Estado. El oficial convenció a su compañero para repartir esas armas. Y es que, el enemigo acechaba y se encontraba cada vez más cerca de Monteleón. ¿Por qué esta negativa? se preguntaban unos; ¿a qué se debe esta situación? se indignaban otros. Pero cuando los mandos militares comunicaron que el pueblo tendría armas, una sensación de alegría, pero también de temor, se propagó entre los madrileños. Llegaba el momento de luchar, de hacer frente al invasor, de defender a España. El primer objetivo estaba conseguido, pero, ¿y ahora? Ahora, a luchar FOTOS DE SAN BERNARDO Interpretación histórica Ataviados y armados con réplicas exactas de 1808, los actores dejaron con la boca abierta al público, que retó a la lluvia para vivir el acto indicaban los madrileños eufóricos. De aquella primitiva instalación militar salía todo tipo de armamento: a los más experimentados, se les dieron fusiles de mano; otros ciudadanos ayudaban a sacar munición para utilizarla con las armas; las mujeres se encargaban de preparar vendas hechas con sábanas para curar las posibles bajas... Y el momento más impresionante: cuando civiles y militares sacaron los cañones de Monteleón. El momento cumbre de la escenificación llegaría cuando los franceses Llega el momento de luchar accedieron al entorno del parque militar. Entonces, la arrogancia se apoderaba de los defensores de Napoleón. Rendición Es la única exigencia que solicitaban a los madrileños en particular, y a todos los españoles en general. ¿Rendición? Nunca Fue entonces cuando todo el pueblo madrileño expresó un no rotundo en forma de cañonazos, fuego, disparos... Toda una tragedia que emocionaba a los espectadores. Nadie perdía el hilo de la representación. Es emocionante, porque te das cuenta de la heroicidad de todo un pueblo que se levantó para defender a la nación comentaba Isabel, quien otros años ya había acudido a representaciones similares en Somosierra o Colmenar de Oreja. Desde ayer, un buen puñado de madrileños ya sabe lo que ocurrió exactamente hace 200 años cuando Madrid se levantó contra Napoleón. Las naciones, pregonaban los poetas, tenían vida propia y todo era cuestión de despertarles el alma ante el tirano. Es lo que sucedió en Madrid el dos de mayo de 1808. La ira del pueblo madrileño hizo avanzar la historia de España en pocos años, de tal forma que la rebelión popular contra el ejército francés habría de convertirse en una insurrección nacional contra la tiranía, por obra de los diputados de las Cortes de Cádiz. La fecha del dos de mayo tiene, en sí misma, algo de bella bandera izada en primavera, cuando florecen los parques de las ciudades y revientan las flores buscando un cielo nuevo. Junto al despertar de la nación, la jornada madrileña trae la memoria de lo que a nosotros, dentro de España, a menudo se nos olvida, el recuerdo de una hazaña colectiva que asombró a Europa, que iluminó con su furia no sólo nuestro país, sino también todo un continente acobardado que siguiendo el ejemplo del alzamiento madrileño iba a oponerse, hasta derrotarlo, al todopoderoso Napoleón. Todo lo relativo al dos de mayo es materia épica, materia de esa parte del sueño que nutre la memoria colectiva de los pueblos, que ayer se encarnó en la recreación de la defensa del Parque de Monteleón contra los franceses. Un espectáculo popular que nos recordó que la mayoría de las grandes conquistas humanas ocurren con lentitud y se hacen visibles sólo al cabo de una larga dificultad, de un empeño asiduo y paciente. En la plaza del Dos de Mayo conmemoramos el sueño liberal del constitucionalismo y la promesa de una nación de ciudadanos iguales en derechos y deberes. Un sueño quijotesco al comienzo, hecho realidad durante el siglo XIX, vivo en el XXI, no por supuestas identidades milenaristas sino por la voluntad democrática de sus habitantes de reconocerse en una historia común y una cultura sin imposición alguna. FERNANDO GARCÍA DE CORTÁZAR ES DIRECTOR DE LA FUNDACIÓN DOS DE MAYO, NACIÓN Y LIBERTAD