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ABC MADRID 27-02-2011 página 22
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  • EdiciónABC, MADRID
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22 PRIMER PLANO DOMINGO, 27 DE FEBRERO DE 2011 abc. es internacional ABC ANÓNIMOS EN LA Ser opositor a Gadafi fue hasta hoy un acto casi suicida. Así se enfrentaron los primeros disidentes en Tobruk Kamikazes por la libertad E TEXTO Y FOTO: LUIS DE VEGA ENVIADO ESPECIAL A TOBRUK (LIBIA) l Mahdi Layach fue ahorcado en la plaza de Tobruk en junio de 1986. Se trataba de un veinteañero molesto para el régimen de Muamar Gadafi. Por eso lo liquidaron. Y además en público, para dar ejemplo. Era un hombre valiente. Sonreía cuando lo iban a colgar dice Abdulrazig Al Mansuri, que era uno de los presentes en la ejecución. El jarabe de soga no curó las ansias de libertad de este hombre que entonces tenía 33 años y que eligió una profesión de alto riesgo: ser activista de derechos humanos y opositor político en la Libia de Gadafi. Pasa las mañanas en la plaza de su ciudad, Tobruk, saboreando el vientecillo de la libertad que la acaricia desde que el pasado 17 de febrero el pueblo se levantó y acabó de manera sorprendente, como en otras ciudades del este del país magrebí, con una dictadura que los mantenía amordazados y maniatados desde hacía cuatro décadas. Mansuri, nacido hace 58 años, observa el ajetreo desde un banco bajo el soportal de la mezquita. De vez en cuando levanta su fina figura para saludar a la gente y recibir felicitaciones. Los vecinos se abrazan y besan como si fuera el día de año nuevo. No hay duda, para ellos ese día 17 es el comienzo de una nueva era. Ahora somos libres dice con su tono de voz baja pero firme. Hasta ahora, disentir era un crimen y criticar casi un acto de suicidio. Así se vivía bajo el férreo sistema impuesto por los comités locales de la revolución, que imponían el miedo calle por calle y casa por casa. Y que lo siguen imponiendo en las ciudades libias donde la dictadura se mantiene en pie. Por eso la sede de esos comités fue uno de los primeros objetivos de los manifestantes en la batalla de Tobruk. Varias decenas de personas derribaron el símbolo de la dictadura que se encontraba en la entrada, el monumento al Libro Verde que recoge la doctrina del dictador. Mansuri pasea sobre los pedruscos y recoge el mayor de ellos, que levanta a duras Una lucha de décadas por los derechos FATHE AL GAHMI Originario de la ciudad de Bengasi, bastión opositor a Gadafi, está considerado como el primer símbolo de los activistas de los derechos humanos y la lucha contra el régimen. Murió por un cáncer el año pasado en un centro hospitalario de Jordania tras purgar su atrevimiento varios años en la cárcel. DAIF GAZAL Este escritor fue el segundo en comenzar a reclamar más márgenes de libertad en Libia. El régimen acabó con su vida en 2003. Antes de matarlo lo torturaron salvajemente cortándole los dedos para indicarle que hay cosas que no se pueden escribir. ABDULRAZIG AL MANSURI penas y muestra al reportero: Mira, aquí pone Gadafi dice señalando los caracteres árabes en blanco sobre pintura verde. Camina despacio sin mirar los casquillos de bala que abundan en el suelo y que dan a veces a los pasos un sonido metálico. Anda con una leve cojera producto de una rotura de fémur tras caerse desde lo alto de la litera en la que dormía en la prisión de Trípoli, donde pasó 14 meses, de enero de 2005 hasta marzo de 2006. El artículo titulado La imposible democracia en Libia publicado en árabe por vez primera el 9 de noviembre de 2004 en la web con sede en Londres Akhbarlibya. com, fue el que le llevó a prisión. Tuvo suerte. En la cárcel no me trataron mal porque Libia buscaba entonces ganarse la confianza de la comunidad internacional y acabaron soltándome por las presiones de los grupos de derechos humanos Pero desde entonces no tiene pasaporte. Echando la red Ídolos caídos -Ejemplos como los de Gahmi o Gazal son seguidos por otros ciudadanos de manera más anónima pero con el mismo grado de atrevimiento. Faiza Al Mansuri, de 49 años, empezó a escribir cuando su hermano Abdulrazig fue encarcenlado en 2005. Nunca ha ocultado su identidad para reclamar, por ejemplo, mejoras en la sanidad o la educación. Antes teníamos miedo de hablar de Gadafi hasta en casa dice en la casa familiar en Tobruk. Lo que ocurre realmente tras la revolución que derriba la sagrada figura del rey (Idris) es que la revolución en sí misma se convierte en sagrada y el coronel (Gadafi) así como los miembros de su familia y todos los miembros de su tribu son sagrados y no gente corriente como el resto del pueblo libio escribió Mansuri. Los libios pueden llegar a criticar a Alá pero ni soñar simplemente que les gustaría criticar a Gadafi o a algún miembro de su famlia o su tribu Era mucho escribir esto a la sombra de un dictador. Mansuri lo sabía, pero no solo lo escribió sino que lo firmó, algo que empezó a hacer en 2004. Mansuri fue el primero que se atrevió a hacer ese tipo de cosas en Tobruk a través de internet y firmarlas reconoce Ali, un empresario local. Fue hace una década cuando los opositores libios empezaron a tomar contacto por internet con otros disidentes instalados en el extranjero y con organizaciones defensoras de derechos humanos. Yo buscaba en google páginas web en árabe primero y en inglés después y les íbamos enviando información explica Ali sin poder esconder su felicidad por po- der hablar tranquilamente con un periodista extranjero. La entrevista con este enviado especial se produjo instantes después de que esta semana se encontrara accidentalmente en un hotel con Heva Morayef, de la ONG estadounidense Humas Rights Watch (HRW) a la que llevaba varios años mandándole informes a través de un apodo en internet para no ser descubierto por el régimen. Ambos se acababan de poner cara por primera vez. Lo hacíamos totalmente en secreto, a escondidas. Teníamos que trabajar en total oscuridad Pero aquello que empezó de manera muy rudimentaria en la red ha terminado con la organización de una revolución gracias a la ayuda de Facebook, Twitter y los teléfonos móviles. Ali Al Mansuri, hermano de Abdulrazig, es uno de esos que llamó al levantamiento a través de internet. Pertenece a la última remesa de presos encarcelados por preparar la revolución del 17 de febrero, pero en medio del caos se escapó la semana pasada tras un motín que aprovechó la creciente debilidad del régimen.

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