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ABC MADRID 05-11-2010 página 14
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ABC MADRID 05-11-2010 página 14

  • EdiciónABC, MADRID
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14 OPINIÓN AD LIBITUM PUEBLA VIERNES, 5 DE NOVIEMBRE DE 2010 abc. es opinion ABC M. MARTÍN FERRAND ALONSO, PEDRO Y EL LOBO Rajoy todavía tiene fuerza ante la opinión pública para poder decir que viene el lobo. Y que le crean. D ESDE que Sergei Prokofiev, en 1936, grabara la primera versión de Pedro y el lobo, son muchas las que se han sucedido en todas las grandes orquestas del mundo y muchísimos los notables narradores que, con su voz, armaron la fantasía de un cuento popular ruso que, como prédica de la sinceridad, sigue siendo útil y didáctico. Guardo como tesoro una grabación dirigida por Herbert von Karajan con la voz de Peter Ustinov que es una maravilla. Son notables también las grabaciones de Alec Guinness, Lorne Greene- -el patriarca de Bonanza- David Attenborough o Sting; pero la que, sin duda, pasará a la historia en razón de su patetismo es la que ha producido el Grupo Parlamentario Socialista en el Congreso con la voz de José Antonio Alonso y con la que tratan de anular por la expeditiva vía del pánico colectivo las posibilidades electorales del PP. Dado que en las encuestas pintan bastos para la opción del puño y la rosa, los propagandistas de la casa no cejan- -dicho sea lo de cejar sin la más mínima intención pilosa- -en propagar a los cuatro vientos que viene el lobo. Y que viene sin comer, muerto de hambre. Y que ese lobo, que se llama Mariano Rajoy, es un peligro mortal porque si llega al Gobierno desmantelará el Estado de Bienestar Alonso no tiene ni que impostar la voz para tan falaz cacareo y, haciéndose escuchar sobre el acompañamiento orquestal de su combo parlamentario, enhebra unas detrás de otras, grandes mentiras sobre la agenda oculta que maneja el líder de la oposición. Así, como un iluminado, predica el portavoz socialista, que Rajoy se cargará la Ley de Dependencia, privatizará esto y aquello y dejará el Estado hecho unos zorros. La elegancia se lleva corta en nuestros escenarios representativos y la zafiedad vocinglera suele apoderarse del espacio escénico en el que nuestros representantes fingen ser parlamentarios; pero lo de Alonso conlleva saña además de falsedad. Y descaro. El zapaterismo, en el que Alonso es estrella declarada y multidisciplinar, es directamente responsable de la crisis económica y social que padecemos y, con mañas de raquerillo de bahía, el que fue portavoz de Jueces para la Democracia antes de serlo en el PSOE, renuncia a su compromiso con el rigor y la verdad y fabula como un poseso. Rajoy, llegado el caso, lo hará mejor o peor; pero, y eso lo sabe Alonso y se degrada al decir lo contrario, no va en el ánimo del líder del PP la persecución de viejecitos, las collejas a los pensionistas ni la planificación del ayuno de los menesterosos. Rajoy todavía tiene fuerza ante la opinión pública para poder decir que viene el lobo. Y que le crean. PERSPECTIVA FERNANDO FERNÁNDEZ LA ENTREVISTA Y SUS CONSECUENCIAS Los españoles conocen la magnitud de la crisis. Saben que requiere sacrificios. Añoran líderes que les digan la verdad P AÍS extraño éste en el que una entrevista del líder de la oposición se convierte en el centro del debate político y llega a desplazar toda acción de gobierno, un nuevo aumento del paro y hasta la última ocurrencia igualitarista de un Ejecutivo tan despistado que se dedica a inventarproblemas. Debo de ser de los pocosque defiende la maldita entrevista y, visto el escándalo, más vale que lo justifique. Me pareció una buena idea por razones mediáticas, políticas y económicas. Es siempre bueno que un candidato a presidente de Gobierno explique sus ideas. Mejor aún que lo haga en campo contrario, donde los presuntos lectores no serán fieles, sino críticos. Mejor en un periódico que en un mitin, porque éstos han devenido en espectáculo de telepredicadores carentes de cualquier vestigio de racionalidad. Quejarse de la utilización posterior del medio es absurdo. Hace tiempo que el periódico independiente quitó ese calificativo de su mancheta. Una opción perfectamente legítima, aunque no estoy seguro que comercialmente sensata, pero ése es problema de sus accionistas. En términos de oportunidad política, el candidato popular ha conseguido su objetivo. Los ciudada- nos, hastalos socialistas, lo vencomo el próximopresidente del Gobierno de España. De ahí la reacción del PSOE, que es solo un anticipo de lo que nos espera: descalificaciones contra argumentos, ideología contra soluciones, estereotipos contra evidencias. Un Gobierno agotado, que en apenas unas semanas ya es un hervidero de rumores, contradicciones, ceses y abandonos; un partido en el pesebre, más preocupadoporlos gestosigualitaristas que porgarantizarla igualdaden el empleo; unas encuestas sistemáticamente demoledoras; unos miles de personas que se ven buscando trabajo. Todos juntos solo tienen un argumento: ¡qué miedo, que viene la derecha! Tenían otrosdos: Rajoyes un diletantey unparásito social, y Rajoy tiene un programa oculto. Para ser un pusilánime, vaya par de narices para plantarse en PRISA y desvelar sus ideas. El líder de la oposición hizo pedagogía política; explica las cosas como son y no como nos gustaría que fueran, anticipa algunas conclusiones y busca construir una mayoría social para enderezar el rumbo. Nada que objetar políticamente. Es lo que se espera en democracia de un candidato. Lo único preocupante es que en su entorno haya quien siga pensando que han ido demasiado lejos, que las elecciones se ganan por incomparecenciadel contrario. Porque elcontrario, que estaba grogui, ha reaparecido en el ring y está desesperado. Está sobrevendido, como el argentino del chiste, pero existe y va a plantar batalla. Afortunadamente para la democracia española. Por último, la entrevista es muy oportuna desde el punto de vista económico. Porque frente a la tesis oficial de la resignación y la dependencia externa edulcorada con recurrentes visiones de brotes verdes, hay un diagnóstico diferente y un programa valiente. La crisis no es una epidemia que nos ha llegado de fuera. Es también culpa nuestra. No podemos esperaraquelos alemanes ylos americanos, por ciertoya solo con medio Obama, nos resuelvan elproblema. Los españoles conocen y sufren la magnitud de la crisis. Saben que requiere sacrificios. Añoran líderes que les digan la verdad y les ofrezcan un programa ilusionante. Lo contrario es pensar que los ciudadanos son tontos o están embriagados de complacencia. No lo creo, y parece que Rajoy tampoco.

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