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ABC MADRID 01-10-2010 página 15
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ABC MADRID 01-10-2010 página 15

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC VIERNES, 1 DE OCTUBRE DE 2010 abc. es opinion OPINIÓN 15 EL BURLADERO CARLOS HERRERA POR DONDE EL SOL NO BRILLA Es hora de que la alegre muchachada de UGT o CC. OO. pidan disculpas a los afectados por la violencia de los piquetes A L poco de plegar las banderas sindicales, gobierno y sindicatos han entrado en la fase de tocamientos. Nada que pueda extrañarnos: la vicepresidenta y el secretario general de UGT se miran torvamente y canturrean por lo bajo una copla de reencuentro. El paro, el déficit y la crisis siguen siendo los mismos que antes de la huelga, la calificación de Moody s baja un puntito y vuelve el fantasma de una nueva crisis en la eurozona. Pero ellos se hablan de amor, de futuro, de esto no ha sido nada, Maritere, era sin mala intención Al rescoldo de la jornada gloriosa en la que los sindicatos han dado medida de lo que realmente son, quedan los damnificados, los que pasaban por allí, los que se levantan todas las mañanas a trabajar sin importarles las inclemencias, los que se juegan su dinero, los que arriesgan sus ahorros, los que crean riqueza, los que caen en la pobreza, los que dependen de una nómina, los que cumplen un horario, los que se quedan sin trabajo, los que se buscan la vida... Queda el propietario de un estanco de Sevilla al que entró un piquete, pidió tabaco para todos y se marchó al grito de que pague tu puta madre, esquirol de mierda Queda el conductor de un autobús de transporte escolar con pegatina de servicio mínimos al que le reventaron la luna delantera- -con los niños dentro- -mediante el consabido lanzamiento de bola de acero. Quedan los profesores de una escuela de Montellano que tuvo que aplacar la violencia de los mafiosos del SAT- -Sindicato Andaluz de Trabajadores- -que, con Diego Cañamero al frente, interrumpieron las clases y obligaron a sacar los niños a la calle. Queda el rumano, del que ayer escribía el maestro Félix Machuca, al que un piquete obligó a abandonar su carro de supermercado lleno de chatarra tras divertirse lanzándole petardos a los pies. Queda el propietario del Mesón El Serranito -con el que toda su ciudad debería solidarizarse inmediatamente- que vio como un piquete entre los que se encontraban destacados golfos de Izquierda Unida le rompía mobiliario mientras le conminaba a cerrar su negocio. Y quedan todos aquellos que se han sentido humillados, amenazados y agredidos por chulánganos de mierda cuando se disponían a comprar en un supermercado o a cumplir con su derecho al trabajo. La gente suele llevar mal que la humillen, con lo que los responsables sindicales, que jamás pedirán disculpas por los desmanes de sus huestes, deben asumir el desafecto que la jornada de ayer ha creado a su imagen de clan cerrado, antiguo y convencitivo Aún es hora de que la alegre muchachada de UGT o CC. OO. pidan disculpas a los afectados por la violencia de los piquetes de los desmanes y la chulería de los mismos. Aún es hora de que unos sindicatos ensimismados den el paso al siglo XX y se apresten a defender los derechos de los trabajadores sin permanecer en los desvanes ideológicos del siglo pasado. Aún es hora de que un gobierno perfilero y ventajista sepa ayudar a la masa sindical a reconvertirse en sociedades operativas de una sociedad tecnológica y no tan sólo industrial. Aún es hora de todo, pero da igual, pondrán cara de bobos, ojitos tiernos, verbo de diálogo y talante aspecto de paripé e insultarán una vez más a la inteligencia en la más absoluta de las impunidades. Es lo que hay. Y a los demás, que les den por donde el sol no brilla. UNA RAYA EN EL AGUA IGNACIO CAMACHO PALEOSINDICALISMO Ese sindicalismo piquetero, apegado a un viejo cliché industrialista, es casi un anacronismo social L MÁXIMO O que importa no es tanto el fracaso de la huelga como el fracaso del modelo. Ese paleosindicalismo piquetero, vociferante, apegado a un viejo cliché industrialista, es un anacronismo en la moderna sociedad laboral. Tiene un problema importante de afiliación- -15 en el sector privado- -y de representatividad, y funciona apegado al imaginario obrerista del siglo XX. No ha conseguido integrar a los autónomos ni se preocupa por los desempleados, vive de fondos públicos, abusa de sus prerrogativas y mantiene una rancia identidad ideológica cercana al viejo concepto de las correas de transmisión de los partidos de la izquierda. La propia idea de la huelga general constituye un recurso en declive que los sindicatos no han sabido ver. El jueves lograron parar, aunque a base de piquetes, la industria y la construcción pero se les fue vivo el sector terciario: los servicios, el comercio, la hostelería, que son la clave del PIB nacional. A la Administración y el funcionariado, donde las centrales tienen su mayor porcentaje afiliativo, los habían quemado con la huelga fallida de junio. Y en su burbuja ensimismada no sólo se olvidaron del teletrabajo sino de que internet y las redes sociales pueden retratar en directo el paisaje social de una jornada como ésa: las imágenes de la coacción violenta han destruido la mitología del paro con el demoledor testimonio en tiempo real de una barbarie inaceptable en plena democracia. Lejos de hacer autocrítica de ese bucle obsoleto en que andan encerrados, los dirigentes de UGT y Comisiones cerraron la huelga con un lamento victimistasobre su maltrecha imagen pública, y tuvieron la osadía de deslegitimar al Parlamento como fuente de representatividad... ¡en el cuarto país con más baja afiliación sindical de Europa! La gente les ha dado la espalda ignorando su órdago más potente y ellos persisten en una rancia retórica pancartera. Están defendiendo su statu quo en vez de aplicarse a la puesta al día de un modelo que exige una refundación urgente. Se enrocan ante las críticas como vestales de un derecho que nadie ha cuestionado; no es el fuero sindical ni su papel constitucional lo que está bajo sospecha, sino la forma en que ellos lo han convertido en un modo de vida ajeno a la necesaria función de interlocutores sociales. Zapatero, que se ha permitido el lujo de concederles un empate político donde ellos sólo han cosechado una derrota, que los trata con condescendencia por proximidad ideológica y por mala conciencia respecto a sí mismo, ha sido sin embargo el encargado de poner de manifiesto su irrelevancia. Ha pasado del proteccionismo al ajuste duro sin encontrar más respuesta que un paro malogrado que desacredita a sus convocantes. Y está mucho más preocupado por la oposición parlamentaria que por la sindical. Él sí sabe que los Gobiernos no caen por huelgas generales, sino por elecciones generales.

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