ABC MADRID 05-08-2010 página 12

12 OPINIÓN AD LIBITUM MARTÍNMORALES JUEVES, 5 DE AGOSTO DE 2010 abc. es opinion ABC M. MARTÍN FERRAND CORRUPCIÓN SOBERANISTA La corrupción de los políticos no suscita mayores irritaciones. Está en la costumbre y en la tradición H ACE cinco años, cuando era presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall se lo dijo a Artur Mas, a la sazón jefe de la oposición en el Parlament: Ustedes tienen un problema y ese problema se llama 3 por ciento Maragall se quedó corto. Según la Agencia Tributaria y el juez que investiga el desfalco en el Palau de la Música, el problema en lo que a Convergencia Democrática de Cataluña respecta es del 4 por ciento. Otra cosa es lo que los intermediarios, indispensables en el tráfico mercantil lícito e ilícito, se hayan quedado por el camino. Félix Mollet y Jordi Montull, los administradores del Palau y protagonistas del escándalo en curso, sirvieron de intermediaros entre el Gobierno de CiU y Ferrovial para que la compañía fundada por Rafael del Pino recibiera el encargo para la construcción de la línea 9 del Metro barcelonés y- -simbólicamente, supongo- -la Ciudad de la Justicia. Nuestra corta experiencia democrática es larga en escándalos de corrupción. El crecimiento económico de los últimos 30 años, que ha sido parejo a la merma de los servicios de intervención y control del Estado, ha favorecido, junto con la laxitud moral imperante, un generalizado desprecio por los fondos públicos, el dinero de todos, que, a decir de la que fue ministra de Cultura, Carmen Calvo, no es de nadie Pero un caso tan flagrante como el de las relaciones entre una empresa constructora y un Gobierno autonómico, con conocimiento de los intermediarios y el monto de la operación, es algo nuevo que, eso sí, tendrán que sentenciar los tribunales; pero que, con lo ya puesto en evidencia, es motivo suficiente para el escándalo. No es un problema de cuantía, que la moral no tiene calculadora; sino de actitudes y modos de proceder. En casos como éste, demasiado frecuentes, no se sabe qué ver con peores ojos. La corrupción de los políticos, aun siendo la mayoría- -supongo- -de acrisolada honradez, no suscita mayores irritaciones. Está en la costumbre y, con diversas cuantías y procedimientos, también en la tradición. Que se lo pregunten al Duque de Lerma. Otra cosa es la seriedad y el rigor de las empresas. Especialmente de las que cotizan en Bolsa y, por ello, tienen una propiedad dispersa y colectiva. ¿Cuentan sus rectores con el visto bueno de sus accionistas para entregarse a prácticas tan indignas y reprobables? En el caso de Ferrovial, ¿podrá esa compañía firmar nuevos contratos con cargo al Presupuesto de las Administraciones públicas? La frecuencia de la corrupción instala la sospecha permanente y es urgente erradicar del juego a los tramposos, públicos o privados. LISTAS ABIERTAS VALENTÍ PUIG TARTA DE CUMPLEAÑOS PARA OBAMA A su modo, bien lo sabía Bush padre. Sabía que la estabilidad sigue siendo el objetivo esencialmente imperfecto O BAMA festeja su cumpleaños en coincidencia con los veinte años desde que Sadam Hussein invadiera Kuwait. Desde entonces se cerró el paréntesis posterior a la guerra fría, con el 11- S y el mapa multilateral de los nuevos tiempos. Entre entonces y el mundo de hoy, con los Estados Unidos retirándose de Irak y Afganistán como avispero sin control, al final lo que siempre cotiza internacionalmente es la estabilidad. Al preparar la liberación de Kuwait, Bush padre concibió una operación multilateral de estabilización bajo mandato de la ONU que fue advertencia para navegantes y dio estabilidad al Golfo Pérsico, una prioridad que la hipocresía internacionalista tiende a disimular. Y hoy, como ayer, las piezas no encajan en Oriente Medio. Los avisos para navegantes, dicho sea de paso, no duran más de dos días. Un efecto colateral de la magnífica estrategia urdida por Bush padre fue la resolución fanática de Osama Bin Laden al apostarse tropas norteamericanas en sagrado suelo de Arabia Saudita para liberar Kuwait. Son eslabonamientos imprevisibles, tal vez derivaciones de la naturaleza pro- pia de la Historia. Ahí fuera el mundo es vasto y estremecedor. Hace veinte años, Irak era considerado la menos mala de las opciones para pararle los pies a Irán. Incluso Kuwait había apoyado a Irak en su guerra contra Irán. De la operación fulminante para recuperar Kuwait luego se ha discutido si no debiera haberse aprovechado para llegar a Bagdad y deponer a Sadam Hussein. Es lo que tienen los grandes análisis a posteriori con el conocimiento de lo ocurrido: en este caso, lo cierto es que el mandato de las Naciones Unidas era para la liberación de Kuwait y no para derrocar al régimen iraquí. Por eso pudo Bush padre articular una coalición de treinta y cuatro naciones. Ahora, desaparecidos Hussein y su régimen tras la opción militar de Bush hijo, tan debatida en Europa, Obama anuncia el repliegue de las tropas norteamericanas. Y Bin Laden tal vez esté en alguna cueva en la frontera afgano- paquistaní. Un Pakistán nuclear llevado al máximo grado de turbulencia sería para pasado mañana un elemento de inestabilidad mundial. Malditas concatenaciones de las cosas: de la diplomacia realista de Bush padre pasamos por Bill Clinton, Bush hijo y la Casa Blanca de hoy, que celebra el cumpleaños de su inquilino con una tarta agridulce. Es muy útil el libro Tres presidentes de Brzezinski. También los logros de la estabilidad son de sabor agridulce, tal vez porque se corresponden mucho con las crisis y los cumpleaños de la vitalidad. No hace falta haber hecho un master en el arte de la profecía para ver que los Estados Unidos van a retirarse de Afganistán, que su retirada será precedida por un gradual desentendimiento de los aliados europeos y que aparecerá una operativa militar confiada básicamente a manos de la robótica. Ya no hay séptimo de caballería. A su modo, bien lo sabía Bush padre. Sabía indudablemente que la estabilidad sigue siendo el objetivo- -a veces fallido, otras de buenos efectos transitorios- -esencialmente imperfecto. No hay tarta que dure muchos años. www. valentipuig. com