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ABC MADRID 25-07-2010 página 83
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ABC MADRID 25-07-2010 página 83

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC DOMINGO, 25 DE JULIO DE 2010 abc. es verano 2010 VERANO 83 Música marcada por la tragedia B 9 muertos en Roskilde En 2000 nueve personas murieron y 43 resultaron heridas en un festival de rock en Roskilde (Dinamarca) el denominado Woodstock de Europa Ocurrió durante la actuación del grupo Pearl Jam. B The Who, en Cincinati Algunos de los cadáveres tapados con sábanas. EFE El 3 de diciembre de 1979, en un concierto de The Who en Cincinnati (Ohio) se produjo una estampida de fans por la búsqueda de asientos, lo que causó la muerte de 11 de ellos. B Minsk, por una tormenta Tras un concierto de rock, una tormenta de granizo provocó una estampida y la muerte de 54 adolescentes en Minsk (Bielorrusia) en 1999. La tragedia se produjo a la entrada a una estación de metro. B Un concierto de Shakira El 16 de agosto de 1996 un concierto de Shakira en su localidad natal de Barranquilla acabó con tres personas muertas al ser pisoteadas. B Great White, 96 muertos el (0049) 203 94 000. ABC pudo saber que entre los heridos había algunos españoles. Uno de los primeros políticos germanos en reaccionar ante la tragedia fue Guido Westerwelle, ministro de Exteriores y vicecanciller, que expresó sus condolencias a las familias de los fallecidos, y participó de la ansiedad y la pena en la que se hallarían los familiares de los heridos. La Loveparade (el Desfile del amor) es la más multitudinaria de las fiestas de música electrónica y nació en 1989 en Berlín. La de ayer arrancó a primera hora de la tarde con un desfile de quince camiones equipados con poderosos altavoces, sobre los que cientos de personas bailaban al ritmo de los pinchadiscos. A las 17.00 el convoy tenía previsto llegar hasta las instalaciones de la antigua estación de mercancías, donde la fiesta debía proseguir hasta altas horas de la madrugada. Poco después de partir el convoy, que debía recorrer algunas calles de la ciudad bajo el eslogan El arte del amor miles de jóvenes formaban ya colas para acceder a la citada estación. FOTOGALERÍA DE LA TRAGEDIA EN LA LOVEPARADE DE DUISBURGO Servicios de emergencias trasladan a una de las heridas. EFE Un concierto del grupo Great White acaba en un incendio de la discoteca donde actuaba en Rhode Island. 96 muertos. AUGE Y CAÍDA DE LA LOVEPARADE Reliquia de otro tiempo JESÚS LILLO MADRID abc. es internacional Celebrado de forma casi clandestina en 1988, un año antes de la caída del Muro de Berlín, el segundo verano del amor- -generado, como ya ocurrió en 1967, a partir de la confluencia de drogas y ritmos musicales, sintéticos en su más reciente edición- -fue la base argumental de una Loveparade con la que la Alemania reunificada quiso mostrar al mundo su creatividad en el campo de la experimentación electrónica y, más aún, con los altavoces a todo volumen, escenificar en plena calle el comienzo de una nueva era. La Loveparade fue en los primeros años noventa sinómino y emblema de la apertura de una sociedad habituada durante décadas- -cuando no castigada, como sucedía en la RDA- -a vivir de puertas adentro. En el terreno musical, y de forma paralela, la vanguardia electrónica germana había desarrollado un discurso fundamental, pero soterrado y desconectado de una actividad festiva que le era ajena y para la que, sin embargo, otros no tardaron aprovechar sus revolucionarios hallazgos. El final de los años ochenta, con la descomposición del bloque del Este europeo, fue el escenario de una movilización que llevó el fenómeno internacional de las raves de extrarradio al mismo corazón de la ciudad a la que miraba el mundo. Abierta en canal, Berlín fue una fiesta hasta que la cabalgata de la Loveparade convertida de forma progresiva en romería internacional, perdió su esencia y su razón de ser- -política, enamorada, drogada- -hasta acabar por ser normalizada y explotada por Sin esencia las autoridades municipales y los patrocinadores, algo similar a lo ocurrido con festejos como el Orgullo Gay madrileño. Un botellón masivo y sin argumento. Berlín se aburrió hace ya muchos años de una Loveparade que, como franquicia comercial, no ha dejado de circular por todo el mundo a lo largo de la última década. Sin embargo, la capital alemana, como el Madrid de la Movida, se benefició del eco de un festejo que la convirtió en el núcleo duro y estable de la nueva y discutida cultura electrónica cuya elite creativa, pasados los fastos callejeros de los años noventa, volvió a refugiarse en sus estudios para darle nuevas y discretas vueltas de tuerca a la creación sintética. La tragedia de ayer en Duisburgo cierra de la peor manera posible la historia de una celebración que, más de dos décadas después del verano del amor y la caída del Muro de Berlín, no pasaba de ser un reclamo turístico para ciudades dispuestas a todo por aparecer en el mapa de los verbenas de verano. El año que viene la quieren montar en Gelsenkirchen.

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