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ABC MADRID 14-07-2010 página 62
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  • EdiciónABC, MADRID
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62 AGENDA MIÉRCOLES, 14 DE JULIO DE 2010 abc. es agenda ABC Santoral. Camilo de Lelis, Francisco Solano y Humberto 14 DE JULIO D Cumplen años Victoria de Suecia, 33 Rafael del Pino, 52 María Emilia C asas, 60 Javier Solana, 68 Patrick Kennedy, 43 Matthew Fox, 44 Daryl Hannah, 38 Harry Dean Stanton, 84 Yoshiro Mori, 73 D 1910 Festival infantil organizado por la sociedad benéfica del distrito de Centro de Madrid. 1920 Francia ocupa Damasco y establece el mandato sobre Siria. 1964 El ciclista francés Jacques Anquetil gana su quinto y último Tour de Francia. 2000 El Gobierno español da el visto bueno a la tramitación del Plan Hidrológico Nacional. Hemeroteca ABC. Un día como hoy El Rey recibe al Colegio de Abogados de Madrid Su Majestad el Rey ha recibido en audiencia en el Palacio de la Zarzuela a la Junta de Gobierno del Colegio de Abogados de Madrid, presidida por Antonio Hernández- Gil, colaborador de ABC. Entre sus miembros, figura la ex ministra de Sanidad Ángeles Amador, además de reconocidos abogados como Juan Antonio Cremades, Luis Rodríguez- Ramos, José María Alonso Puig, Francisco García- Mon o José María de Areilza. AUDIENCIA NECROLÓGICA Vicente de la Cruz Lorenzo El pasado lunes 12 de julio falleció en Madrid, a los ochenta años de edad, don Vicente de la Cruz Lorenzo. Su viuda, Lucía García Castaño; sus hijos, Isabel, Jacinto, Conchi, Tere, Emiliano, Vicente, Livino, Pepi, Esther, Luci, Eva y Ana, y sus nietos y biznietos están recibiendo durante estos días numerosas muestras de condolencia. Don Juan Carlos se reunió con la Junta de Gobierno del Colegio de Abogados de Madrid en el Salón de Audiencias de La Zarzuela. ABC NECROLÓGICA J. CALVO- SOTELO ARIOLI MI QUERIDO PRIMO Por LUIS CALVO- SOTELO RODRÍGUEZ- ACOSTA E L jueves 8 de abril de 1993, publiqué en ABC un artículo, Telón Final, con motivo del fallecimiento de Joaquín Calvo- Sotelo, abogado del Estado, académico, escritor, dramaturgo de éxito, mi entrañable y siempre recordado tío. Aún muy impresionado por las circunstancias acontecidas en este mes de julio, impulsado por un hondo sentimiento de pena y cariño que necesito sacar a la luz, nunca pensé, ciertamente jamás lo hubiera imaginado, el que me viese en la tesitura de pergeñar unas breves líneas ante la muerte brutal, súbita e inesperada de su hijo mayor, mi primo hermano. Seis años más joven que yo, en mi infancia y primeros años de juventud, nuestro trato, si bien próximo por frecuentes y gratos actos familiares, no fue muy fluido ni de un personal acercamiento del que se dedujera un recíproco y mutuo verdadero conocimiento. Sabido es que, con más años, esa diferencia casi no es nada, pero es un abismo en la niñez. Sin embargo, con el transcurso de los años, nuestras respectivas vivencias se fueron acercando e incluso entremezclando en varios y variopintos ámbitos, desde los más próximos, como repetidos almuerzos con otros primos calvosotelianos quehaceres conjuntos derivados del fallecimiento de nuestros mayores, algún intercambio en el ámbito estrictamente profesional e incluso, estos avatares ya bastante más lejanos, con algún que otro rifirrafe por alguna novia usurpada, en la versión de uno, en buena lid conquistada en la versión del otro. Suena a un tópico reiterativo, es verdad, pero en casos como el que nos ocupa, uno verifica que responde a la verdad eso de que en muchísimas ocasiones, tan solo el fogonazo abrasador y cruel de la muerte, nos lleva a mesurar en su justa medida a aquella persona que se ha ido para siempre. Porque la muerte, con su liturgia familiar y social y también de creencias, nos hace ver, si el desaparecido así lo merecía, el alcance y proyección de lo que fue su existencia, con perfiles y matices que, de tan próximos, no fuimos capaces de constatar antes. Joaquín, como lo fue su padre, como venturosamente lo sigue siendo su madre, mi querida tía Ju- liana, fue persona de muchos contactos en ámbitos diferentes, de abierta cordialidad. Eso yo lo sabía. Pero a la hora de su muerte, no es fácil, al menos así lo pienso yo, congregar a un tan numeroso grupo de amigos, llorando y no es mera frase hecha, la desaparición de quien ya nunca más estará. Los vi en el tanatorio, los vi en el cementerio del Pardo, los vi en tu funeral con esa manifestación de muy honda pena y difícil resignación que solo, en vínculo familiar muy próximo o desde la Amistad, con mayúsculas y sin fisuras, se es capaz de exteriorizar. Sinceramente, Joaquín, nunca supe que tantos, tanto te quisieran y tan de verdad. Eso, sin duda, denota una gran virtud que tú te labraste y dejas en excelso patrimonio. En aquel abril de 1993 antes aludido, abierta la sepultura que recibía el cuerpo de tu padre, tu hermano Alejandro, abrazado a ti y a tu madre, recitó unos versos que aquél había dejado escritos en torno a su propia muerte, de una ternura y carga emocional impresionantes. El pasado día siete, en tu entierro, junto a aquella misma sepultura, tu hijo Joaquín, entonces un niño de apenas doce años y hoy ya todo un joven y brillante profesional, en tu honor, repitió esos mismos versos y Alejandro, tu hermano, desde lo más hondo de su alma rota, quiso hacer público ante todos los que allí estábamos, sus nada fáciles relaciones contigo durante mucho tiempo, en un gran gesto de nobleza y deferencia hacia ti, Joaquín, que todos supimos valorar en sus justos y valiosos términos y que, a la postre, no son otros que la fraternidad ha prevalecido por encima de todo y para siempre. Circulando por un Madrid asfixiado de calor y tráfico, con tu inseparable escúter, caíste fulminado por un infarto masivo, según reza el frío tecnicismo del informe forense. Un fin así no permitió el acercamiento final en ese trance de ninguno de los tuyos ni de tus tan queridos amigos. Desde la misa- funeral a la que asistimos el pasado día 12, con las creencias y sentimientos que cada uno fuimos capaces de aportar y ejercitar, seguro, querido primo, que allí donde te encuentres, habrás alcanzado a percibir muchos sentimientos de cariño y recuerdo. Ojalá así haya sido. Sin duda te lo mereces.

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