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ABC MADRID 06-07-2010 página 26
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ABC MADRID 06-07-2010 página 26

  • EdiciónABC, MADRID
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26 ESPAÑA MARTES, 6 DE JULIO DE 2010 abc. es nacional ABC Urrusolo declara al juez que ETA debió dejarlo hace tiempo BSe enfrenta a otros 128 años de cárcel como cómplice del asesinato de tres policías J. P. MADRID La última gracia de Txapote El etarra Javier García Gaztelu, Txapote experto en asesinar por la espalda a gentes indefensas- -Gregorio Ordóñez, Fernando Múgica, Miguel Ángel Blanco... lleva ahora camino de convertirse en una versión macabra de Pirritx y Porrotx- -los siniestros payasos de Batasuna- Consciente de que se jubilará en la cárcel, pero sin derecho a pensión, intenta llevar su particular circo a la Audiencia cada vez que debe responder ante la Justicia por sus múltiples fechorías. Ayer mandó al carajo al tribunal que le juzga por haber entregado pistolas y documentación falsa a las etarras Ainhara Esteran y Nerea Garro para que formaran un comando en Madrid. Cuando la presidenta del tribunal, la juez Ángela Murillo, le preguntó si iba a responder a las preguntas del Ministerio Público, soltó un váyanse al carajo La magistrada le mandó entonces al habitáculo blindado de la sala, desde donde siguió la vista oral. No satisfecho con la gracia el pistolero le envió a la juez Murillo un beso con sabor a cloratita, lo que provocó su expulsión de la sala. El antiguo pistolero del comando Madrid José Luis Urrusolo Sistiaga, Langile sostuvo ayer, ante el tribunal de la Audiencia Nacional que le juzga en relación al asesinato de tres policías, que la lucha armada tenía que haber terminado hace tiempo Urrusolo, que en la década de los ochenta y principios de los noventa se convirtió en el terrorista más buscado, no es un arrepentido. Por ello, ni ha pedido perdón a los familiares de sus víctimas, ni ha colaborado con la Justicia para propiciar la caída de sus sucesores en la banda. Pero sí certifica en primera persona la sinrazón de ETA: el destino de sus pistoleros, más pronto que tarde, es la cárcel y la mayoría de ellos, una vez entre rejas, llegan a la conclusión de que tanto dolor causado no ha servido para nada. Durante la vista, Langile aseguró, a preguntas de su abogado, que abandonó la organización criminal en 1994 y que, una vez en prisión, se ha venido posicionando a favor del abandono de la actividad terrorista. Lástima que no llegara a esta conclusión antes, porque, precisamente, se le juzga ahora por el paquete bomba que en 1991 acabó con la vida de tres policías que intentaban desactivarlo: Luis Claraco, Pedro Domínguez y José Luis Jiménez. Según la acusación, Langile averiguó y anotó la di- Txapote no dejó de gesticular mientras estuvo en la sala. POOL rección de la sede del Ministerio de Justicia de la calle San Bernardo, de Madrid, con el objetivo de atentar contra un alto funcionario. El paquete fue rechazado y devuelto al almacén que la empresa de mensajería tenía en Villaverde, a las afueras de la capital de España. Fracasado el intento, ETA avisó de la existencia de la bomba. El resultado fue fatal para los tres agentes que acudieron a neutralizarlo. Frente a la estrategia de la defensa, que aseguró que Urrusolo abandonó ETA voluntariamente la acusación particular recordó que las víctimas dejaron huérfanos, entonces niños, que deben estar en la mente de todos y para quienes pidió justicia El fiscal solicita 128 años de cárcel y tres millones de euros. EDUARDO SAN MARTÍN LIMPIEZA RELIGIOSA H asta dónde se escucharía la algarabía, cuántas embajadas no serían asediadas y cuántas fatwas amenazadoras no serían promulgadas si en un país europeo de mayoría cristiana su gobierno emprendiera una expulsión sistemática de residentes extranjeros musulmanes acusándolos de prácticas proselitistas Cuántas páginas de periódicos no se llenarían, cuántas diatribas no se suscitarían y cuántos golpes de pecho no nos daríamos nosotros mismos, en nombre del multiculturalismo bien pensante, por tamaño atentado contra la convivencia pacífica de las religiones y de los cultos; o mucho más escuetamente, por una agresión de tal naturaleza contra un elemental derecho ciudadano. Pues bien, algo parecido, pero en sentido contrario, está ocurriendo en Marruecos con sus residentes extranjeros de religión cristiana. Más de ciento treinta de distintas nacionalidades han sido expulsados del país en los últimos cuatro meses (diez, en la última semana, de las cuáles una española) por actividades proselitistas A saber qué entienden las autoridades marroquíes por tal expresión. Pero las cifras alcanzadas hablan de una campaña bien ordenada de intimidación. Poco importa que, en muchos casos, los expulsados llevaran viviendo en el país durante décadas o estuvieran casados con marroquíes. Limpieza religiosa. Y, sin embargo, las informaciones apenas ocupan unas líneas en páginas pares de los periódicos europeos. Como pasan inadvertidas para la opinión occidental las limitaciones al culto, al derecho de reunión o de prédica, o los ataques directos que sufren las comunidades cristianas en países tan mimados por Occidente como Arabia Saudí, Egipto, Pakistán o Indonesia. Por no hablar de Sudán, Yemen, Irán o Siria. Es comprensible la tentación de recurrir a la reciprocidad. Pero en esa asimetría se sustenta precisamente nuestra superioridad moral: nosotros ya pasamos por eso y no queremos volver atrás. Eso sí, no hagamos el soplagaitas la próxima vez que imanes descerebrados nos amenacen por la simple publicación de unos chistes.

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