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ABC MADRID 10-05-2010 página 13
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  • EdiciónABC, MADRID
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ABC LUNES 10 s 5 s 2010 OPINIÓN 13 EL ÁNGULO OSCURO UNA RAYA EN EL AGUA EL ENIGMA LAFORET A aparición de una biografía de Carmen Laforet, Truman Capote- -también le da un látigo; y el látigo es Una mujer en fuga escrita por Anna Caballé e Isúnicamente para autoflagelarse Carmen Laforet recirael Rolón, vuelve a exponer a los reflectores de la bió el don de mostrar con palabras su riquísimo y delicacuriosidad pública uno de los enigmas más apasionando mundo interior; un mundo interior en constante tes de nuestra literatura. ¿Qué cataclismo interior conpugna agónica con el mundo, deseoso de refugiarse del duce a un escritor a guardar silencio? ¿Cómo se explica tráfago circundante, deseoso de refrescarse en el veneque una vocación creativa se agoste hasta la consunro de una búsqueda espiritual. Pero ese don infrecuención, incluso hasta el rechazo de la propia vocación, cote, que le permitía ver el mundo con una penetración mo parece que le ocurrió a Carmen Laforet en el último que asusta, le fue entregado con un látigo; y la escritora tramo de su vida? Durante años, he buscado en los lique hizo de su vocación una radical búsqueda de otra vibros de la autora respuesta a estas preguntas. Y aunque da más plena no tardó en enfrentarse a las plurales desoesa respuesta nunca ha sido concluyente, he creído enlaciones que afligen al artista cuando su delicado muntrever- -mediante vislumbres, casi mediante do interior se confronta con una realidad que diadivinaciones- -el sentido de una renuncia en ficulta la consecución de sus anhelos. La misión la que se explica la naturaleza dolorosa del misdel artista, del verdadero artista, es siempre terio creativo. una misión dolorosa, porque parte de un fondo Carmen Laforet era una escritora que se alide dolor más o menos anestesiado; y cuanto mentaba casi exclusivamente de su mundo intemás exigente es su afán por dilucidar la naturarior; pertenecía, pues, a la categoría más pura leza de ese dolor- -nostalgia, tal vez, de un pade artista, también la más incomprendida en raíso perdido- más se desvanece el efecto de una época en la que el arte- -cada vez más deva- JUAN MANUEL la anestesia. Al final, el artista verdadero alcanDE PRADA luado- -se alimenta de impresiones externas. za el meollo de su dolor; y entonces sólo le resta Siempre se ha destacado que Carmen Laforet abrazarse a él, fundirse con él, algo sobrehumaera una escritora huidiza, celosa de su soledad; y se cono que se resuelve en misticismo o en desesperación. rre el riesgo de confundir este numantinismo de la intiEn la búsqueda literaria de Carmen Laforet está midad con una suerte de actitud desdeñosa o esnob. Pesiempre presente ese abrazo sobrehumano con el doro sospecho que Carmen Laforet nada tenía de desdeñolor; abrazo que en sus primeras obras se resuelve en ansa o esnob; necesitaba cultivar ese jardín íntimo para pogustia existencial, y más tarde- -sobre todo en La muder respirar, para poder vivir, para poder seguir escrijer nueva- -en misticismo y deseo de una vida más plebiendo. Sólo que, al escribir, se dejaba jirones de alma na. En su gesto irrevocable y enigmático de colgar la en cada página; y al exponer esos jirones de alma en capluma siempre he creído escuchar el eco de un corazón da página le ocurría como al Príncipe Feliz de Oscar Wilquebrado que busca en la muerte- -en la vida más plede: se iba quedando desnuda y aterida frente a la intemna- -la morada eterna de los sueños, el fin de una búsperie, su sensibilidad en carne viva se iba quebrando, queda espiritual en la que se había dejado los jirones arañada por las heladas de una realidad opresiva y arisde su alma. Y quiero pensar que en esa morada eterna ca. Hasta que al fin se quebró su resistencia; y el silencio los jirones de su alma habrán hallado, al fin, el bálsamo fue entonces su morada. que los restaña. Cuando Dios le entrega a uno un don- -escribió www. juanmanueldeprada. com AUSTERIDAD PALACIEGA ARA dar ejemplo de austeridad, ajuste y reducción del déficit, el presidente de la Junta de Andalucía ha hecho instalar lámparas de 8.000 euros en los patios del Palacio de San Telmo, suntuosa sede presidencial que ya era el mayor espacio de poder en España- -bastante por encima de Sant Jaume, de Ajurianea, de Raxoi y, por supuesto, de La Moncloa- -antes de que la socialdemocracia gobernante decidiese invertir en su remodelación 46 millones de pavos. Es la manera que José Antonio Griñán, al que le gusta que le llamen Pepe, tiene de apoyarel sectorde la rehabilitación en una autonomía con más un millón de parados, el 27 por ciento de su población activa. Si Griñán, que es- -o era al menos antes de que el poIGNACIO derle empezase a desestabiCAMACHO lizar el criterio- -una de las mejorescabezas del socialismo español, carece de la sensibilidad suficiente para evitar un dispendio semejante, no quedan muchas esperanzas de que el Gobierno de Zapatero sea capaz de poner freno al despilfarro presupuestario. Debe de haber en las esferas de la altapolítica un virus contagioso que destruye la capacidad de discernimiento y ensoberbece a los poderosos hasta hacerles perder el equilibrio intelectual. En cuanto se suben al coche oficial, hasta los más cabales se consideran a sí mismos una especie de patrimonio inmaterial del Estado y sueñan con oropeles palaciegos incluso en medio de panoramas sociales devastados. Lo último que se podía esperar de un político empeñado en que le conozcan como Pepe para acercarse más al pueblo es que se fuese a construir un Versalles de guardarropía, un Escorial sevillano, imbuido de una pompa absurda quesus arúspices tratan de justificar como dignidad autonómica. ¿Pero qué clase de dignidad puede tener un régimen que se gasta casi 50 millones de euros en remodelar un palacio mientras sus ciudadanos figuran en la cola de todos los rankings de empleo, renta y desarrollo? Las lámparasde 8.000 euros enSan Telmo iluminanla fotografía emblemática delderroche español, ese hipertrofiado fenómeno de malversación moral que compromete el déficit del Estado y lo sitúa al borde del default o quiebra financiera sin que el presidente Zapatero quiera darse por enterado en el interior de su burbuja de autocomplacencia. Mientras las empresas privadas ajustan costes, restringen gastos y adelgazan balances, el sector público se niega a hacer sus deberes y dilapida sin tasa ni control un dinero del que ni siquieradispone, apelandoaunadeudaque losmercados pueden encarecer hasta poner al país al límite de la suspensión de pagos. Lo malo es que son los propios ciudadanos quienes consientenquepolíticos comoGriñán- -que parecía en principio de los más esperanzadores- -se gasten sus impuestos en delirios megalómanosy encampañas de imagen para que llamen Pepe a quien se comporta como un Don José de rancia prosapia impostada. L P

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