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ABC MADRID 11-10-2009 página 73
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ABC MADRID 11-10-2009 página 73

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC DOMINGO 11 s 10 s 2009 Tribuna Abierta AGENDA 71 Manuel Mostaza Barrios Politólogo ¡ES LA EMPLEABILIDAD, ESTÚPIDO! AY una obsesión bastante infantil- -anterior por cierto a la actual crisis económica- -en el ámbito político de los Servicios Públicos de Empleo (SPE) por relacionar la eficacia de estos organismos con su grado de participación en la intermediación laboral, entendiendo que, a mayor intermediación, más útil el servicio que presta. Ha de recordarse que en España, la intermediación está transferida a todas las Comunidades Autónomas excepto al País Vasco (que asumirá esa competencia el año que viene) de manera que las Administraciones regionales han asumido la gestión de las políticas activas de empleo que antes realizaba en exclusiva el Estado. El resultado es un modelo dual en el que se supone que la Unión Europea y el Estado diseñan las políticas activas y se supone que las regiones las ejecutan. La característica que tienen en común todas estas políticas activas es que están pensadas para mejorar la empleabilidad de los trabajadores (ya estén empleados o desempleados) es decir, para aumentar su capacidad de conseguir conservar o mejorar un empleo. as políticas activas pueden clasificarse de varias formas. Lo más habitual es agruparlas bien en políticas de orientación (ayudar a un trabajador a diseñar su carrera profesional) de formación (mejorar sus capacidades profesionales) de fomento de empleo (insertar de manera tem- A nuestros políticos, en general, les ocurre lo que a los necios espectadores de aquel sabio chino: se quedan mirando fijamente el dedo mientras el sabio señala la luna H BERRIDI poral al trabajador) y de intermediación laborar (es decir, poner en contacto la oferta de empleo con la demanda del mismo) Pues bien, si analizamos en qué medida estas actuaciones contribuyen a mejorar la empleabilidad de los trabajadores nos encontraremos con la paradoja de que la intermediación, siendo la política que en mejor medida incrementa la empleabilidad de los trabajadores, es la acción a la que actores sociales y políticos suelen prestar una mayor atención, colocándola, sin ningún sentido, en el centro de la agenda. L L a vigente Ley de Empleo encomienda en exclusividad a los poderes públicos la realización de las actuaciones de intermediación en el mercado laboral, lo que no hace con el resto de políticas activas. Y sin embargo, la intermediación que se realiza desde los poderes públicos ha de ser forzosamente el resultado de una serie de acciones que deben co- locar al trabajador en disposición de insertarse en el mercado laboral. Y es precisamente en esas otras acciones donde los SPE aportan un valor diferencial: un desempleado con escasos recursos puede que no consiga ser orientado o formado a través de los mecanismos habituales del mercado, y por eso estas acciones que se organizan desde los SPE a cargo del contribuyente pueden tener sentido. Pero una vez que se ha mejorado su empleabilidad, siguiendo una lógica de itinerario, llega un momento en el que el propio trabajador, a través de su red social o del mercado, el que ha de conseguir su inserción laboral a través de los mecanismos de intermediación que tiene a su disposición (contactos, empresas de selección, bolsas de empleo... Y no es sólo un tema de filosofía, también lo es de realidad: llegados a este punto, el valor que aportan los SPE es muy escaso; sus mecanismos de intermediación son demasiado garantistas y su bu- rocracia demasiado pesada como para que funcionen de manera ágil en un mercado tan rápido como el de la intermediación laboral. Podríamos decir entonces que la verdadera misión de los SPE es ayudar a que todos los trabajadores que están inscritos como demandantes en sus listas tengan las suficientes herramientas como para poder intermediar con éxito en el mercado de trabajo. Una vez que han conseguido estas herramientas gracias a una orientación o a una formación exitosa, la labor de los SPE debería pasar a un segundo plano. Porque lo importante, desde el punto de vista de los SPE, no debería ser quién inserta al desempleado en el mercado de trabajo, sino en qué medida han contribuido sus políticas públicas a conseguir que ese desempleado esté en condiciones de insertarse con éxito en el mercado de trabajo, sino en qué medida han contribuido sus políticas públicas a conseguir que ese desempleado esté en condiciones de insertarse con éxito en el mercado. La intermediación, en fin, ha de ser el resultado de las políticas de empleo que se aplican, no un componente esencial de las mismas. P or eso no es malo que un SPE intermedie poco en su región, aunque sea la consecuencia más visible del mismo. Pero a nuestros políticos, en general, les ocurre lo que a los necios espectadores de aquel sabio chino: se quedan mirando fijamente el dedo mientras el sabio señala la luna. Es bueno, por tanto, que para salir de la crisis, los SPE centren su actuación allí donde más valor generan y dejen al mercado actuar allí donde es mucho más eficiente. Santiago Tena Escritor PERO NO CANTO ace años mi hermana llegó a casa contándonos que le habían dicho que la persona que canta tiene problemas, que cantar es una forma de luchar contra esos problemas, el que canta su mal espanta digamos justo lo que dice el refrán. Y yo no canto. Hay también la noción de que el canto es alegría, y quizá si lo pienso yo sí canto, quizá cuando consigo la música al oído en los trayectos yo sí canto, sí canto, mas no ahora, H Mas escribir en verso es cantar, y yo lo hago, y escribir es aún más que cantar no hoy, esta noche no canto. Mas escribir en verso es cantar, y yo lo hago, y escribir es aun más que cantar, y yo lo hago, y yo creo en un barco que en la vida me va como en el mar, y creo yo en el viento y en no tener timón, yo creo en naufragar, en que el naufragio es vida, en que si pierdes la rienda ese es el momento en que llegas al mejor puerto, y yo no canto, escribo, y escribo con el viento, y yo no escribo: canto, escribe el viento, yo le doy estas manos y le doy esta fe en el viento al viento que me escribe y te escribe, y yo no canto, el viento canta todo por mí, pues soy el viento, no hay Santiago ni amor ni libertad ni vida ni trabajo ni fuerza en esto escrito que no venga del viento, ni vida propia, fe, espíritu ni Dios fuera del viento, y ya lo dijo él, lo dijo el hijo del Dios que es todo viento, maldecid a mi padre o maldecidme a mí, y sí hay perdón por ello, pero no me toquéis jamás el viento, el viento es la palabra, el viento es todo Dios, el viento es soplo y luz y fe y aliento y vida y libertad y blog abierto, no me toquéis el viento, y si queréis palabras, y si queréis mi fe, y si queréis mi vida y respirar a tiempo y nunca hablar de más, haceos como yo hijos del viento, abrid los ojos ya, reconoced que sois hijos del viento, y no cantéis sin él, y no viváis sin él, soltad la rienda, el timón, el volante y el freno, la casa y el amor y haceos viento. nos lo hacemos, hoy, mañana o el viernes o el domingo o por la tarde o no, en tu casa, en la mía, nos lo hacemos, y nos lo hacemos viento y lo hacemos los dos, y lo hacemos bien todo y viento yo. Y

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