ABC MADRID 18-06-2009 página 64
- EdiciónABC, MADRID
- Página64
- Fecha de publicación18/06/2009
- ID0005086866
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64 CULTURAyESPECTÁCULOS www. abc. es culturayespectaculos JUEVES 18- -6- -2009 ABC Creerse un superhéroe es una de las mayores lacras del fotoperiodismo Álvaro Ybarra Zavala s Reportero de guerra Darfur. Imágenes contra la impunidad (CAM) recoge el trabajo de este fotoperiodista bilbaíno y de Stanley Green y Lynsey Addario en el Chad, que él califica de viaje al infierno de Dante Colaborador de ABC, desmitifica la figura del reportero POR JESÚS ÁLVAREZ FOTO: NIEVES SANZ -Usted estudió Derecho, pero cuando acabó se fue con su cámara a un territorio donde no había ley, ¿por qué? -Vi una posibilidad de ir a Ruanda y no lo pensé. Retraté a las viudas víctimas del genocidio. ¿Qué sintió cuando disparó allí su cámara por primera vez? -Fue muy especial, aunque ahora, a toro pasado, te das cuenta de las dudas que tenía y de que carecía de la personalidad o la experiencia necesaria para fotografiar lo que te interesa, lo que te indigna. -De los sitios que ha visto, ¿a cuál no volvería? -Hay que volver a todos lados. Si piensas que no debes volver, es mejor dedicarte a otra cosa. -La foto de Kevin Carter, tomada en el sur de Sudán, en la que se veía a una niña muy pequeña agonizando en el suelo, a unos pocos metros de un buitre que la observa expectante, le hizo ganar el Pulitzer pero también le granjeó muchas críticas. -Hay muchas versiones sobre eso y no sé cuál es la verdadera. Si ese hombre hizo la foto y dejó así a la niña, está claro que el fotógrafo actuó como un niño y se cambiaron los papeles. Porque un fotoperiodista no se puede olvidar nunca de que tiene delante de sí a seres humanos; sin embargo, dudo mucho que Carter hiciera eso. Él pertenecía a un grupo llamado bang- bang, formado por cuatro reporteros, uno de los cuales fue asesinado cuando estaba tomando unas fotos parecidas. ¿Se ha visto en estos años en alguna situación parecida a la de Carter? -Este año me tocó ser testigo de la matanza de Kiwanya. Ibamos caminando por la aldea y las dos facciones enfrentadas empezaron a darse plomo como se dice en Colombia. Los cascos azules no hacían nada. Seguimos el reguero de sangre y vimos a un montón de cadáveres ensangrentados y a una niña abierta de piernas, con un tiro en la cabeza, que antes de morir había sido violada. A otra le habían cortado los pechos con un machete y a otros los habían quemado vivos. ¿Sintió mucha impotencia? -Mucha. -Pero un fotógrafo no es un superhéroe, ¿verdad? -Para nada. Y creerse un superhéroe es una de las mayores lacras de esta profesión, Cuando estás fotografiando a alguien o algo no puedes dar esperanzas a la gente de que le vas a solucionar su problema. Yo no soy Dios ni una ONG, aunque no quiero que esto se malinterprete. Para mí esto es como un parto y sé que hasta ahí puedo llegar. -Pero alguna foto suya seguro que ha solucionado algo... -Llevo mucho tiempo fotografiando el cáncer en el Tercer Mundo y estoy implicado en este tema, intentando sacar fondos para combatirlo. Y algo hemos conseguido con algunas imágenes, dentro de nuestras limitaciones. Y en un campo de refugiados de El Chad descubrimos que la sección que había allí de Médicos Sin Fronteras no estaba actuando como debía y a raíz de nuestras denuncias la situación del campo mejoró. Álvaro Ybarra Zavala, ayer, durante la entrevista -Se puede fotografiar una matanza y ser neutral? -Nunca se puede ser neutral con una cámara y menos ante la sinrazón del ser humano. ¿Ha vivido alguna situación en la que haya estado a punto de tirarle la cámara a la cabeza a alguien? -En Irak estuve presente en un interrogatorio y vi como un policía, un grandísimo hijo de puta, trajó a la hija de este señor al que estaba interrogando, que debía tener unos 7 años, y empezó a meterle mano delante de su padre. Hice la foto y fue terrible. Lo que me salía era tirar, tirar (fotos) pero lo que me pedía el cuer- po era tirarle la cámara al policía a la cabeza y luego tirarme yo encima de él y matarlo. ¿Ha visto que en la guerra exista algún código ético? -En la guerra no se respeta nada. Pero si tú haces unas determinadas fotos es porque te han dejado hacerlas. Yo fotografié a un tío que acababa de ejecutar a otro y luego con un machete le amputó el pene y una mano, y después se metió el cuchillo ensangrentado en la boca. Y se vino para mí así, y yo le hice una foto a un metro de distancia. ¿Y entre los reporteros de guerra hay algún código? -Tengo grandes amigos en el sector, aunque pocos, porque es un mundo muy complicado. Y tenemos claro que no estamos para competir ni para ganar un Pulitzer sino para contar historias. -Fotografió a niños- soldado en Darfur, ¿Usted hubiera sido un niño- soldado si hubiera nacido en Ruanda hace veinte años? -Sí. Si no tuviera para comer, tuviera 7 hermanos, seguramente sería un niño- soldado. Tendría para comer, tendría poder y nadie me pegaría. Lo mismo puedo decir de los niños que trabajan en una mina. Hay que ponerse en la situación. Es un drama, sin duda, pero hay que ser honesto.