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ABC MADRID 30-04-2009 página 110
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ABC MADRID 30-04-2009 página 110

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Jueves 30 de Abril de 2009 Editado por Diario ABC, S. L. Juan Ignacio Luca de Tena 7. 28027 Madrid. Teléfono: 913399000. Publicidad: 902334556. Suscripciones: 901334554. Atención al cliente: 902334555 Diario ABC, S. L. Madrid 2007. Prohibida la reproducción total o parcial sin el permiso previo y expreso de la sociedad editora. Número 34.099. Depósito Legal: M- 13- 58. Apartado de Correos 43, Madrid Precios de ABC en el extranjero. Alemania: 2,30 Bélgica: 2,20 Francia: 2,30 Irlanda: 2,30 Italia: 2,00 Holanda: 2,20 Portugal Cont. 1,50 Reino Unido: 1,40 LE. Marruecos: 18 Dh. Pilar González Ruiz Filóloga clásica. Víctima del síndrome tóxico Blanca Torquemada Antonio Astorga Virginia Ródenas CON CAJAS TEMPLADAS MÁS GRIPES DA EL HAMBRE os mexicanos no entienden por qué en su país muere mucha gente a causa de la gripe porcina y en los demás, poca o ninguna; una pregunta razonable como la que se hacen en África sobre su esperanza de vida de 42 años. Cuando los periodistas han trasladado la picazón curiosa de la sociedadmexicanaalsecretario de Salud, José Ángel Córdova, él no ha contestado que el principal peligro para la IRENE salud humana sea LOZANO lapobreza yelhambre. Ha afirmado que los síntomas de la gripe, tratados en 48 horas, remiten sin mayores secuelas, pero los pacientes aquí siguen llegando tarde Los mexicanos son impuntuales de suyo, para estar a la altura del tópico sobre el carácter de los pueblos poco desarrollados. Cuando oyen a la autoridadacuciante, porla costacaribeña responden: Me estás estresando y por el Pacífico se lo toman con calma, como no podía ser de otro modo. Antes muerta que con prisa, clama la población. Los pobres son incorregibles, hay que ver, siempre les ha dado igual morirse. Y el resto del mundo, a ponerse mascarillas con paciencia y a suspender lunas de miel en Punta Cana. Qué fastidio, recontra. Entretanto, las predicciones de la OMS sobre una hipotética pandemia de virus influenza, concluyen que, de los millones de muertos que provocaría, el 96 por ciento estarían en países pobres. Les está bien empleado, por tardones. Nosotros los ricos, en cambio, hemos llegado a tiempo a los sistemas públicos de salud y de alerta, a la vigilancia epidemiológicay a los fármacos antivirales. No hay como ser puntual para disfrutar de una larga vida. Vivimos 17.000 envenenados por la colza, demasiados para olvidar El mayor envenenamiento en España, con aceite de colza, ha arrasado en 28 años 2.500 vidas y causado 5.500 grandes inválidos, y otros 12.000 enfermos crónicos tratan de sobrevivir, también al olvido. Pilar es una de ellos. -El 1 de mayo de 1981 moría envenenado en Madrid el niño de 8 años Jaime Vaquero García. Fue el estallido de una catástrofe nacional. Usted tenía 16 años... -Estudiaba 3 de B. U. P. en el instituto Emilio Castelar de Carabanchel y tenía claro, como mis padres, que me iba a morir. En la radio y la tele sólo se oía el goteo de los muertos de cada día. En un mes perdí 12 kilos y el pelo. Pensaba cualquier día me toca a mí Al principio hablaron de gripe, pero la fiebre no bajaba. En el hospital 12 de Octubre confirmaron que tenía síndrome tóxico. -Lo peor, ¿no saber? -Ese fue el problema, que nadie sabía lo que era. Primero se habló de tomates, luego de que si eran los pájaros, y la gente empezó a matar a sus periquitos... Y yo cada vez estaba peor. -Seis días después de morir Jaime se habló del aceite de colza en televisión... -Hasta que no murió él no se dijo nada. Era dar palos de ciego. Cuando el médico me decía que para dormir me podía recetar algo, yo no quería. ¿Y si ya no me despertaba? En mi casa no se veía la tele, por las noticias. Y a mi madre la oía llorar por las noches. -Aquel crimen se cebó con los niños. Meses en hospitales, sin escolarizar; algunos con ambos padres intoxicados fueron recogidos por parientes, a otros la caridad vecinal les dejaba un plato de comida en el felpudo. Surgió el estigma del contagio. L Borrados del mapa s El historial médico de Pilar, estudiosa de griego y funcionaria del Consejo de Seguridad Nuclear, desapareció con el de su padre (las carpetas se abrían por familias) Pero el 28 070762, su número en el censo del síndrome tóxico, la marca para siempre -Lo viví. Dejé de ir a clase a mediados de abril. Al principio venían muchos compañeros a verme, pero luego dejaron de llegar... Con el tiempo me contaron que les decían ¿pero cómo vas si es contagioso? Eugenio, el chico que nunca faltó y cuyo apoyo fue tan importante, hoy es mi marido y el padre de mis tres hijos. Han pasado 28 años y parece que hubiera ocurrido ayer. Fue tremendo. En mi casa sólo caímos mi padre y yo; ni mi madre ni mis hermanas. Nos explicaron que cada organismo reacciona de una manera, pero nunca me convenció, como tampoco sé por qué unos mejoramos, tantos murieron y muchos deben vivir pegados a botellas de oxígeno por su hipertensión pulmonar, arrastrar un cansancio que los vence, tener terribles problemas musculares o sufrir profundas depresiones. -La OMS dice que es una enfermedad distinta y de la que jamás se podrá hablar de curación, sólo de aparente mejoría. -Yo soy una afortunada. Tengo los calambres que tenemos todos, se me duermen las manos y los pies, tengo afectado el tiroides, pero puedo hacer mi vida. -Pilar, ¿qué es lo que más le duele? -El olvido. Quedamos vivos 17.000 españoles, y esos son muchos afectados para que, tras cerrar en diciembre el Ministerio de Sanidad la unidad del Instituto Carlos III sin decir nada a nadie, sólo quede en España la del 12 de Octubre, que lleva con infinita dedicación desde hace veinte años la doctora Nogales. También está amenazada de cierre, pero nos han dado seis meses más. Dicen las autoridades que nos atiendan médicos de familia. ¡Pero si muchos no saben ni lo que es el síndrome tóxico! -Nunca en España salió tan barato matar: de los trece condenados ninguno está preso, y la Administración, también culpable, se desentiende... -Creyeron que el dinero de las indemnizaciones, que algunos aún no han cobrado, como mi padre, lo resolvería todo. Pero el dinero no cura. El censo del síndrome tóxico está ahí, y en él nuestros nombres ligados a un número. -Me contó el padre de Jaime que para la indemnización por su fallecimiento el juez pidió la declaración de voluntades del hijo muerto. Con ocho años: vivir le dijo. -Ha sido todo kafkiano. ¡Hemos pasado tanto! Pero no tiraremos la toalla. A estas alturas, no. ÁNGEL DE ANTONIO

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