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ABC MADRID 24-02-2009 página 4
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ABC MADRID 24-02-2009 página 4

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4 EDITORIALES DIRECTOR GENERAL: JOSÉ LUIS ROMERO MARTES 24 s 2 s 2009 ABC DIRECTOR: ÁNGEL EXPÓSITO MORA Director Adjunto: José Antonio Navas. Subdirectores: Santiago Castelo, Fernando R. Lafuente, Alberto Pérez, Alberto Aguirre de Cárcer, José Ramón Alonso, Alfredo Aycart y Manuel Erice. Adjunto al Director (Opinión) Ramón Pérez- Maura. Redactores Jefes: V. A. Pérez (Continuidad) S. Guijarro (Información) M. Alcaraz (Fin de Semana) J. González (Opinión) A. Martínez (España) B. Bergareche (Internacional) F. Cortés (Economía) J. García Calero (Cultura y Espectáculos) F. Álvarez (Sociedad) A. Garrido (Madrid) J. L. Sánchez Izquierdo (Deportes) J. Aycart (Diseño e Infografía) y A. Rodríguez (Suplementos) Delegados: P. Planas (Cataluña) I. Blasco (C. Valenciana) A. González (Castilla- La Mancha) J. L. Martín (Castilla y León) y R. Pérez (Aragón) PRESIDENTA- EDITORA: CATALINA LUCA DE TENA CONSEJERO DELEGADO: JOSÉ MANUEL VARGAS PRESIDENTE DE HONOR: GUILLERMO LUCA DE TENA Área de Márketing: Javier Caballero Área de Publicidad: Adolfo Pastor Área Técnica: José Cañizares Área de Recursos Humanos: Raquel Herrera OSCAR MERECIDO N la gran noche de Slumdog Millionaire la fiesta del cine universal coronó merecidamente a Penélope Cruz. La actriz madrileña alcanza ahora el Oscar como mejor actriz secundaria por su brillante actuación en Vicky Cristina Barcelona película dirigida por Woody Allen, después de haber sido candidata hace dos años por su participación en Volver El éxito internacional del cine español- -desde José Luis Garci a Pedro Almodóvar, pasando por Javier Bardem y la propia Penélope Cruz- -es fiel reflejo de que el talento y el esfuerzo tienen su recompensa en la meca de la cinematografía cuando se ponen al servicio de un proyecto atractivo. Frente a las críticas absurdas sobre el carácter comercial de las producciones hechas en Hollywood, es evidente que el éxito en taquilla no está reñido con la excelencia. No hay contraposición entre películas de masas y de minorías, sino que el cine de calidad resulta siempre atractivo para el público y para la crítica. Como es natural, esta reflexión es válida también para las películas españolas, cuya promoción no debe vincularse con medidas proteccionistas o subvenciones públicas, sino con el talento artístico y la eficacia empresarial. Es lógico que el séptimo arte tenga una dimensión universal en esta sociedad globalizada. Una película de bajo presupuesto y ambientada en la India ha obtenido este año el máximo reconocimiento, buena prueba del protagonismo cultural de los países emergentes. En todo caso, los genios indiscutibles se resisten a dejar la primera fila, como demuestra Allen con su película más española. Penélope Cruz conjuga en su papel la buena técnica interpretativa con una soltura que define su personalidad para dar vida a personajes singulares. La película ofrece una imagen moderna y abierta de la sociedad española contemporánea, vista desde la perspectiva unitaria y no localista de un observador inteligente y sensible. Hay que felicitarse por el éxito que refuerza en el plano internacional a una actriz ya consagrada, cuyas cualidades permiten anticipar grandes logros en el futuro si sabe elegir entre las múltiples oportunidades que se le ofrecen. Supone también un impulso para otros intérpretes españoles que están en condiciones de competir al más alto nivel si se lanzan al mercado internacional dispuestos a correr los riesgos imprescindibles para alcanzar la meta. Por ello, con la enhorabuena a la ganadora de este Oscar, nuestro cine asume también el reto de alcanzar próximamente nuevos y deseados premios. E ZAPATERO SUELTA LASTRE El cese de Bermejo es también el fracaso de Zapatero en su política judicial y certifica su responsabilidad por haberlo nombrado y mantenido E L cese o la dimisión inducida de Mariano Fernández Bermejo se produce cuando su continuidad representaba un peligro sobrevenido para las expectativas electorales del PSOE en el País Vasco y Galicia. Hay más necesidad que virtud en una dimisión de la que Solbes no tardó ayer en confesar que sentía envidia- -escenificando su ya conocida incomodidad con su cargo y su incapacidad para gestionar la crisis- pero habría que acotar la responsabilidad política que ha asumido Fernández Bermejo al dejar su puesto, porque todo lo sucedido era previsible en función de su trayectoria y responde al consentimiento del presidente del Gobierno. La cacería con Garzón fue un grave error de Fernández, pero no el único, ni el más grave en términos políticos. Su arrogancia ha sido jaleada por su partido hasta que empezó a ser un problema que destacados dirigentes se encargaron de airear estos últimos días, como Patxi López o José Bono. Fernández Bermejo no es el único responsable de su desastrosa gestión: Zapatero lo fichó a sabiendas de su sectarismo, de su agresividad ideológica y de su falta de tacto para la tarea que se le encomendaba. Quizás el PSOE consideró que era necesaria una bronca institucional con la Justicia para someterla y eligió a Fernández Bermejo para conseguirlo. Por eso, su cese es también el fracaso de Rodríguez Zapatero en su política judicial, y certifica su responsabilidad por haberlo nombrado y haberlo mantenido en su puesto tras las elecciones de 2008. Si las urnas vascas y gallegas no tuvieran un pronóstico tan apretado como el que reflejan los sondeos, es probable que Zapatero no hubiera soltado lastre en el Ministerio de Justicia, dando al PP la gran baza de esta legislatura. En efecto, la estrategia del PP ha sido un éxito. No sólo porque Rodríguez Zapatero se ha visto obligado a prescindir de Fernández Bermejo, sino porque su salida da fuerza a las críticas políticas por la forma en que se está llevando la investigación de la operación Gürtel y a las sospechas de intromisión del Ejecutivo en las decisiones de Garzón. Por eso están pendientes muchas explicaciones tanto de la cacería como de lo tratado por ambos, juez y ex ministro, en sus encuentros privados mientras el sumario estaba en marcha y orientado contra cargos del PP. Últimamente ha habido episodios muy graves para el Estado de Derecho, y el cese del ministro de Justicia no los zanja sin más. Queda para el sucesor de Fernández Bermejo una larga cadena de problemas. Francisco Caamaño es un jurista con amplia formación y que, sobre todo, goza de la confianza directa del presidente y la vicepresidenta del Gobierno, de los que ha sido asesor principal en las reformas estatutarias, lo que da buena cuenta de su proximidad a ambos, aunque no tanta de sus planteamientos sobre el modelo de Estado. No le será difícil mejorar la imagen de su nuevo departamento, pero tiene retos muy importantes: le esperan jueces movilizados, un CGPJ superado por los acontecimientos, una discutida reforma de la oficina judicial, la renovación del Constitucional y la reforma del Código Penal. Zapatero eliminó la interlocución con la Justicia al nombrar a Fernández Bermejo. Ahora quiere recuperarla con un hombre de su confianza, bien considerado y con modos personales más propicios para la negociación. Su éxito dependerá de que Zapatero realmente quiera tener la Justicia en paz o en permanente estado de discordia.

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