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ABC MADRID 07-04-2008 página 78
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  • EdiciónABC, MADRID
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78 CULTURAyESPECTÁCULOS Muere la leyenda del cine épico de Hollywood LUNES 7 s 4 s 2008 ABC Actriz, interpretó con Heston Marco Antonio y Cleopatra Carmen Sevilla LOS PECHOS CHARLTON Y El actor que nunca fue Cleopatra Charlton Heston rodó varias películas en España. Enrique Herreros, testigo impagable de aquellos años en que Hollywood visitaba nuestras tierras, recuerda varias anécdotas del actor POR ENRIQUE HERREROS MADRID. Ante todo, confesaré que lo que más me gustaba del ámbito de Charlton Heston era, sin duda, que procuraba en todo momento utilizar muy poco el dinero; menos aún de lo que nos agrada hacerlo a José Luis López Vázquez y a mí mismo, que tenemos una bien labrada fama en el mundillo de los peliculeros. Aclarado este punto, recuerdo que, cuando rodaba El Cid o 55 días en Pekín el productor Samuel Bronston le había proporcionado un apartamento con piscina- -creo que en el numero 13 de la Avenida del Generalísimo, hoy Paseo de la Castellana- -y, cuando terminaba la jornada, le pedía al chófer que le daba servicio que cargase el coche con troncos de madera que jugaban en ese decorado de la película para mantener encendida su chimenea; eso sí, de gratis. Paralelamente, Chuck siempre ha sido un profesional muy responsable; cuando vino a Madrid a promocionar La batalla de Midway en 1976, los de la CIC me pidieron que les cuidase la visita. Heston estuvo hospedado en la suite principal del hoy cerrado a cal y canto Hotel Villa Magna. Permaneció entre nosotros los días 21, 22, 23 y 24 de agosto; aceptó responder a cuantas entrevistas le propuse; una tras otra, sin siquiera descansar, tal como lo escribió él mismo en su libro The Actor s Life (página 475) donde se enorgullecía de que su español había mejorado. Sin embargo, mi vinculación con Charlton Heston comenzó en la primavera de 1959, al contratarme la Paramount para lanzar por Iberoamérica Los Diez Mandamientos de Cecil B. DeMille que, además, me sirvió para conocer a Milton Goldstein y, después, me enrolase en las películas de Bronston. Rodé en 1972 con él Marco Antonio y Cleopatra en los desaparecidos Estudios Moro, con semana de exteriores en Almería y adyacentes; sobre todo, La Alcazaba. Allí presencié un diálogo shakespeariano muy curioso, sostenido entre Heston, Carmen Sevilla y Eric Porter, secuencia que nunca olvidaré. La Sevilla, con toda voluntad, decía: ¿Dónde están my horses? my horses? Porter la miraba de reojo, mientras yo recordaba que el actor británico, miembro de la Royal Shakespeare Company, presumía de haber interpretado todos los papeles de ese drama; todos... menos uno. Si alguien le preguntaba cuál era el que no había hecho, muy femeninamente respondía: Por supuesto, ¡el de Cleopatra! Tampoco olvidaré la cena que ofreció en Oslo al equipo español de La llamada de la selva aunque el jefe de producción británico tuviera la inoportuna idea de agregarse a nuestro grupo. Después de los postres, cuando yo empezaba a sospechar que nos quedaríamos a dormir en aquel elegante restaurante, porque yo no estaba dispuesto a cargar con el sambenito de pagarla, a Charlton Heston no le quedó otro remedio que pedir la cuenta. Pero al mencionado técnico le entró la insana curiosidad de conocer los precios noruegos y, al pasar el camarero con la nota, la retuvo para comprobarla. Esa imprudencia suya le costó cara; Heston, al ver la cuenta alejarse, hizo de Don Tancredo taurino y el británico fue quien acabó pagándola. Charlton Heston, que había ganado el Oscar en la edición de 1959, llevándose por delante a competidores como James T uve el honor de actuar con Charlton en Marco Antonio y Cleopatra Estuve en Hollywood, en La Paramount, y en España rodamos los exteriores. Fue maravilloso. Yo tenía que hablar inglés, y lo aprendí de memoria: Charlton me enseñó, y la película resultó preciosa. Aún no me lo creo. Estoy alucinada porque recuerdo lo bien que me trató y me enseñaba lo que él quería. Como una secuencia mundialmente conocida de Marco Antonio y Cleopatra Estábamos sentados en la cama, hablando, y de repente él empezó a tocarme los pechos, y a expresar el amor que me tenía, y ¡cómo me hablaba! fue una maravilla. Cuando terminó me dijo: ¡Oh wonderful! ¡thank you darling! ¡thank you darling! y yo grité: ¡Corten! Y ya en español: Oigan, ¡que me escuchen! Que Charlton me tocara los pechos, las tetas no estaba en el guión Y de repente él repuso: Sí, está Pero la ilusión más grande que me dio Charlton, acompañado de su mujer, fue en el programa Sorpresa, sorpresa junto a Concha Velasco. Antes me advirtieron: Una persona que te quiere mucho, y admira, te va a hacer un homenaje maravilloso De repente entraron en el estudio cinco personas montadas a caballo, vestidas de romanos, con cascos y armaduras. Uno de ellos se bajó y se quitó el casco. ¡Era Charlton! Me puse a llorar. Y él quiso hacer, muchos años después, sentando junto a mí la misma secuencia de Marco Antonio y Cleopatra la de los pechos y los brazos abrazándome. Pero yo le tomé el brazo- -me acordaré toda mi vida- -cuando ya estaba un poco así para tocarme el pecho, le di un beso en la mano, y le dije: Thank you darling! very much! Me puse a llorar porque no me esperaba que esta persona se acordara de mí, de aquellos tiempos de Hollywood, cuando quisieron contratarme seis años en La Paramount- -hice de María Magdalena en Rey de Reyes -y dije que no, para no dejar a mi familia sola, a mis padres, a mis dos hermanitos. Guardo un gran recuerdo de Charlton y su mujer. Cuando hoy he escuchado la noticia de su muerte he vuelto a llorar. Muere una leyenda, y nace una leyenda: la de Charlton Heston, un actor, Y una persona maravillosa. En un descanso del rodaje de El Cid con un guardia civil, en 1961 Stewart Anatomía de un asesinato o Jack Lemmon Con faldas y a lo loco siempre elogiaba y agradecía a William Wyler haberlo escogido para el papel de Judah Ben Hur. Ha fallecido en su casa; supongo que será la de Coldwater Canyon, emplazada en la cima de las colinas de Hollywwod, muy cerca del cruce con Mulholland Dr. la carretera de las mil curvas, que vigila toda esa ciudad que nunca olvido. Cuando vivía en Encino, en the Valley, pasaba diariamente por delante de su casa para ir a mi oficina. En una ocasión, le visité en esa espectacular mansión que tenía, entre otras cosas, una biblioteca en forma circular, donde se hallaba depositada en lugar preferente la codiciada estatuilla, sobre una mesita sólo para ella. Heston siempre ha jugado con el mejor equipo; o sea, con la película más espectacular, y su camiseta era el número 9, como la de Di Stéfano. Heston siempre marcaba un gol y la mayoría de sus filmes acababan ganando por goleada; aunque, si me lo permiten los enterados, elijo, sin dudarlo, Sed de mal debido a ese largo y asombroso plano inicial con grúa que acaba en el bombazo; secuencia filmada en un emplazamiento que figura ser la frontera mexicana, pero que se rodó en Venice, California. ¿Por qué el cine es tan aficionado a mentir? Chuck siempre ha sido un profesional muy responsable; en la promoción de La batalla de Midway respondió a cuantas entrevistas le propuse Usaba los troncos de madera del decorado para encender la chimenea de su casa

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