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ABC MADRID 27-03-2008 página 77
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  • EdiciónABC, MADRID
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ABC JUEVES 27- -3- -2008 El asombroso viaje de Pomponio Flato nueva novela de Mendoza, hoy a la venta 77 España necesita hoy muchas personas como Julián Marías Ocupar la vacante dejada por Julián Marías en la Academia de Bellas Artes es, para él, un honor. Lo digo orgulloso. Es un gigante de la cultura contemporánea española. Tuvo la virtud de mantener la conciliación en una España agraviada por el fanatismo y la ignorancia, de la que él fue víctima. Muchos hemos aprendido de él a no renunciar a lo que hemos sido y a nuestro destino. Y ha sido gracias a su ejemplo de ciudadano. Hoy, más que nunca, es necesario recordar su figura zaherida desde todas las orillas de la intolerancia. España necesita muchas personas como Julián Marías. Quiero reivindicar figuras como él, tolerantes, cultas, que saben anteponer lo colectivo a lo privado y lo personal, figuras que hacen que todos sumemos en vez de restar, porque España es de todos: de los manchegos y de los catalanes, de los que hemos nacido en España y de los que han venido de fuera, de los pobres y los ricos, de la gente de derechas y de izquierdas... Esa verdad la entendió Julián Marías Richard Widmark, cuando mueren las leyendas El actor falleció el lunes a los 93 años en su casa de Connecticut ANTONIO WEINRICHTER MADRID. El actor Richard Widmark murió el pasado lunes, a la edad de 93 años, en su vivienda de Roxbury, en el Estado de Connecticut. Fuentes de la oficina del jefe forense en Farmington confirmaron el fallecimiento sin dar más detalles. Widmark es uno de los rostros inconfundibles del cine americano. Parece que hemos crecido y envejecido con él: si bien no hemos visto tantas películas suyas como pensamos, hay unas cuantas que tenemos marcadas en nuestro ADN cinéfilo. Tanto, que su imagen se superpone incluso al arco dolorosamente descendente de su carrera. Widmark fue un villano de impresión que no supo sobresalir demasiado como hombre de bien, quedándose sin papeles a su altura a partir de los años 70, cuando empieza su largo fundido a negro como estrella. El comienzo fue un fogonazo. En 1947 Henry Hathaway buscaba un asesino para El beso de la muerte y Widmark, que en realidad aspiraba entonces a triunfar en el teatro, se lo dio: un sádico de risa canina que tira a una abuela inválida escaleras abajo. En su media docena de películas de cine negro, Widmark fue el puente entre el clasicismo del también canino Dan Duryea y el modernismo cool de Lee Marvin a la hora de definir al villano americano como figura de estilo, o sin estilo alguno, como el vicioso racista que hacía en Un rayo de luz También podía ser un pringado más cerca de ser víctima que verdugo, como en La noche en la ciudad o en Niebla en el alma donde la mala era la Monroe. Widmark podía hacer de personaje noble, como el médico que se enfrenta a la peste en Pánico en las calles o el médico que casi liga con la Bacall en The Cobweb pero de algún modo sus personajes indelebles retienen un elemento canalla, como su sensacional pickpocket de Manos peligrosas No parecía un actor especialmente dotado para la comedia, aunque rodó Mi marido se divierte con Doris Day; pero tuvo que venir el maestro Ford y hacerle ser el ingenuo frente a un cínico James Stewart (el La verdadera Moneypenny fue más que una mera secretaria EMILI J. BLASCO CORRESPONSAL LONDRES. En las novelas y películas de James Bond, la secretaria del agente 007 tiene un papel más bien discreto. Miss Moneypenny se limita a cortos e ingeniosos diálogos con el espía de Su Majestad, con el que intenta flirtear sin mucho éxito. No es que la secretaria de Ian Fleming, a la que podríamos llamar la verdadera Miss Moneypenny tuviera una relación amorosa con el escritor, pero ciertamente su misión fue más allá que la de tomar notas y mecanografiar. Jean Frampton, que pasó a página y preparó para la imprenta varios de los originales escritos por Fleming, aportó ideas para las novelas, sugirió modificaciones y directamente corrigió algunas expresiones, de acuerdo con la correspodencia que autor y mecanógrafa mantuvieron durante años. Al parecer nunca llegaron a verse, pues ella residía fuera de Londres y Fleming pasaba mucho tiempo en Jamaica. Esas cartas salen ahora a subasta, con un precio estimado entre 2.600 y 4.000 euros. En una de ellas, fechada el 31 de marzo de 1960 en su domicilio londinense de Fleet Street, Fleming escribe: He escrito un completa historia de James Bond llamada provisionalmente Thunderball Lamento que no esté bien escrita a máquina y le agradecería muy sinceramente si pudiera aplicar su habitual aguda mente a cada uno de los pasajes- -absolutamente a todos- -para que el libro pueda tomar forma Un poco más adelante, añade: Simplemente se lo pido porque sus ocasionales comentarios sobre el trabajo que ha hecho para mí han sido de gran ayuda. Todo en lo que sus rápidos ojos y mente se fijen, por críticos que sean en cualquier aspecto de lo escrito, sería eternamente bien recibido. Perdón por haberle pasado un trabajo hecho más bien a medias En el lote también se subastan las facturas del trabajo realizado por la señora Frampton, que por pasar a máquina Operación Trueno cobró 8,12 libras. La subasta se produce en el centenario del nacimiento de Fleming, que se cumple el 28 de mayo. Entre los actos previstos está una exposición que se abrirá en abril en Londres sobre el autor y su agente 007. mi discurso, no está siendo valorado por ser un escultor realista. Tampoco se ha hecho un estudio serio de Antonio López como se ha hecho, por ejemplo, de Tàpies. Lo que más le gusta a las autoridades culturales del Estado y de las Autonomías es tener a un experto que les dice lo que se hace en el mundo, que es lo que hay que hacer aquí. Se han creado museos de arte moderno en todas las ciudades de España: excelentes edificios vacíos que se van llenando con el primer capricho de esos expertos y de los consejeros. Somos muy paletos. Tenemos la obligación de seguir lo que se hace en el mundo anglosajón, que impone la moda. Y en fotografía no tenemos por qué envidiar a los que vienen avalados por el mercado, como Andrés Serrano, que me parece un timo absoluto, o Nan Goldin, sobrevalorada en exceso Con su ingreso en la Academia de Bellas Artes, quiere rendir homenaje a los fotógrafos que hacen fotografías, que no se avergüenzan de decir que son fotógrafos y que no han olvidado el componente moral del arte Widmark, fotografiado en 1967 en Nueva York AP Filmografía esencial El beso de la muerte (1947) La calle sin nombre (1948) Noche en la ciudad (1951) Pánico en las calles (1953) Lanza rota (1954) Huida hacia el sol (1956) Desafío en la ciudad muerta (1958) El Álamo (1960) El juicio de Nuremberg (1961) Camino de Oregón (1967) Madigan (1968) Cuando mueren las leyendas (1972) Asesinato en el Orient Express (1974) mundo al revés) en Dos cabalgan juntos para que le viéramos la gracia. Por supuesto, todos los papeles urbanos que hemos estado mencionando no deben hacernos olvidar que Widmark fue un actor bifronte que también estaba en su elemento en el mundo mítico del western, con o sin Ford: El Álamo La conquista del Oeste El gan combate La ciudad sin ley Camino de Oregón Uno de sus mejores westerns fue también uno de sus últimos filmes de interés, en 1972, en el papel de una estrella del rodeo en declive; su título nos sirve aquí de epitafio: Cuando mueren las leyendas

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