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ABC MADRID 09-03-2008 página 45
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  • EdiciónABC, MADRID
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ABC DOMINGO 9- -3- -2008 En portada s Un negro panorama para el futuro gran capitán de la economía ECONOMÍAyNEGOCIOS 45 TIPO DE INTERÉS DE LAS HIPOTECAS INDICADOR DE CONFIANZA ECONÓMICA 5,6 Manuel Pizarro 55,6 29 1,2 1,2 2.061,2 3,4 39,4 1.456,2 36,5 33,9 0,9 0 PRECIO MEDIO DE LA VIVIENDA (en euros m 2) PRESIÓN FISCAL (en porcentaje) PRIMA POR RIESGO PAÍS (en puntos básicos) INVERSIÓN EXTRANJERA DIRECTA (en PIB) Juan Costa Luis de Guindos Cristobal Montoro Miguel Arias Cañete ABC EDUARDO REVALDERÍA La economía que Zapatero recibió del PP en 2004 las elecciones generales de hoy, no es ni de lejos la que dejó el ex presidente Aznar de manos de su vicepresidente económico, Rato. Varios analistas políticos coinciden al asegurar que el Partido Socialista recibió aquel marzo de 2004 la mejor herencia económica que ningún Gobierno haya recibido jamás en España. Durante la primera legislatura, los logros más importantes de Aznar se asentaron en la buena marcha económica y en el desarrollo político, social y económico del país dentro de la Unión Europea. El descenso de la tasa de desempleo fue creciente en esos cuatro primeros años. Y es que Aznar acertó entonces tanto con la composición como con la estructura organizativa de la rama económica de su Gobierno. Los hombres de Rato -Montoro, Costa y Arias Cañete- y el propio matador economy como le apodaban los medios y los políticos norteamericanos en su etapa al frente del FMI, dirigieron una política liberalizadora del mercado, con la privatización de algunas empresas públicas (Telefónica, Endesa o Repsol) y el equilibrio presupuestario y fiscal. Eso permitió a España la entrada en el marco de la zona euro. Durante la segunda legislatura de Aznar, la política económica del Gobierno se mantuvo invariable, y España continuó con un desarrollo estable. El equipo de Rato dejó la despensa llena. Algo que, de momento, dura hasta hoy. El Gobierno del Partido Popular traspasó a sus sucesores, en 2004, una economía competitiva y sin graves desequilibrios. El presupuesto público estaba equilibrado y se habían saneado las cuentas de la Seguridad Social, garantizando así el futuro de las pensiones. Los niveles de endeudamiento de empresas y familias resultaban sostenibles, el coste de la financiación era bajo y crecía el poder de compra de los salarios gracias al control de la inflación recuerda Fernando R. Navarrete, director de Economía y Políticas Públicas de Faes. Esta fue, a grandes trazos, la economía que Zapatero y su mano derecha económica Pedro Solbes, recibían en herencia. Tuvieron en sus manos la oportunidad de gestionar una economía bien engrasada y preparada para llevar a los españoles a los más altos niveles de bienestar del mundo si hubiesen sabido aprovechar los vientos favorables de los cuatro años de mayor crecimiento de la economía mundial desde la Segunda Guerra Mundial añade Navarrete. Ahora, el reto es bien distinto. Sanear una economía con claros visos de desaceleración. El coordinador del programa del PP Juan Costa, lo ha resumido en seis objetivos económicos ineludibles si gana hoy su partido: aumentar la confianza, fortalecer la política presupuestaria, mejorar la competitividad, reformar el mercado de trabajo, la integración de los inmigrantes, afrontar el envejecimiento demográfico y adaptar la política energética. Tienen cuatro años por delante. Unos u otros. Mañana, la respuesta. NUEVOS TIEMPOS, NUEVAS POLÍTICAS Al nuevo gobierno hay que pedirle que se ocupe de formular un diagnóstico correcto y creíble y de poner sobre la mesa medidas sensatas y realistas nos del Estado, gobiernos autonómicos y locales. Queda un buen margen al gobierno nacional, que tiene que ver con credibilidad, confianza, marco institucional... pero no es un gobierno todopoderoso. Incluso hay que recelar del activismo que lleva a los gobernantes a creerse semidioses con capacidad para cambiar el curso de los acontecimientos. Lo hemos visto con Sarkozy que iba a remediar los males de Francia y que a los pocos meses anda empantanado y a la baja. Y es el caso de Merkel, más prudente, más efectiva, pero que con un gobierno de gran coalición mueve lentamente el acorazado de la economía alemana desde la sima de un quinquenio de estancamiento. La economía española está desde hace meses en un proceso de ajuste a la baja con fondo incierto, no parece que esta vaya a ser una corrección menor, más bien parece un bache que puede ser mayor. Quizá por eso lo mejor que puede ocurrir es que concluida la campaña electoral la economía se convierta en eje central del gobierno y de la oposición no para zurrarse sino para generar confianza y proponer horizontes, oportunidades, estímulos... confianza. Al nuevo gobierno hay que pedirle, primero que no mire atrás con ira, que olvide la monserga de la Horrible Herencia Recibida, que ni es horrible ni puede modificarse y que se ocupe de formular un diagnóstico correcto y creíble y de poner sobre la mesa las medidas sensatas y realistas que eviten que el ajuste se convierta en desastre y que habiliten un proceso de recuperación. Evidentemente hay que adoptar medidas que sostengan el consumo, pero también que sienten bases de futuro en cuanto a productividad y competitividad. El invento de la niña de Rajoy, la tal Victoria, tiene su miga, sirve para dejar de lado los agregados, la macro abstrusa y atender lo concreto, lo que entienden las personas y lo que les induce a confiar o a recelar. La economía son expectativas, y a eso debe dedicarse quien tenga encomendada la dirección de la política económica, empezando por el propio presidente, que debe ser el primer generador de confianza. Fernando González Urbaneja specular hoy, cuando el personal está votando, sobre quién dirigirá la economía cuando se constituya el nuevo gobierno es perder el tiempo; con los votos recontados será el momento de entrar en esa aventura especulativa. Las personas y las políticas que aplicarán populares o socialistas, sea quien sea el que gobierne, son previsibles y las diferencias entre ambos no serán abismales. En política económica no es posible la confrontación radical, blanco o negro, porque las políticas posibles están limitadas por la frontera monetaria, responsabilidad del BCE donde la influencia de los gobiernos es irrelevante (para disgusto del señor Sarkozy y tranquilidad de la señora Merkel) Limitadas también por los Programas plurianuales de Estabilidad que encuadran los Presupuestos y por la legislación comunitaria básica de obligado cumplimiento. Y limitadas también por las facultades transferidas a los otros órga- E La economía está desde hace meses en un proceso de ajuste a la baja con fondo incierto

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