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ABC MADRID 25-02-2008 página 16
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ABC MADRID 25-02-2008 página 16

  • EdiciónABC, MADRID
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16 ELECCIONES 9 M ESPAÑA DECISIVO CARA A CARA EN TV LUNES 25 s 2 s 2008 ABC Esperemos sin creer Hermann enfrentamiento civil es posible e incluso probable. Que hay más insultos, más descalificaciones públicas y más rupturas de relaciones personales que las nunca habidas desde que se balbuceó la mágica fórmula de la reconciliación nacional es un hecho incontrovertible. Y los responsables de una legislatura son quienes mandan. Aunque nadie sepa como llegaron a hacerlo. Esperemos que el joven presidente, responsable de la irresponsabilidad que nos ha llevado a un clima de enfrentamiento desconocido en España desde hace casi tanto tiempo como duró la dictadura, esté al menos durante un día- -un debate- -a la altura de las circunstancias. Esperemos que logre frenar sus instintos aviesos que siempre logran despertar lo peor de uno mismo como decía en un despiste sincero uno de sus muchos periodistas áulicos hace unos años en referencia a su odio a José María Aznar. Motivos para creer dicen los socialistas que han de tener los españoles, sometidos al mayor serial de mentiras y falacias desde los partes informativos de los años cincuenta. Más preocupante que la fe pararreligiosa que exigen los socialistas son los métodos para sugerirnos lo confortable que puede ser abrazarnos a ella. No nos pidan, por mínima urbanidad, que creamos en quienes se regodean en su astucia por engañarnos durante las negociaciones para coordinar la política con una banda terrorista. Cuando un líder dice que hizo bien al mentir, estamos ante un trastorno de carácter que debería ser subsanada con una dimisión o una inhabilitación. Cuando toda la dirección del partido mayoritario y gobernante asegura ser feliz por la mentira reconocida de su presidente y la elevan a acto de sinceridad y patriotismo es que hemos llegado a niveles de depravación y relativismo moral propios de regímenes siniestros. Esperemos que el debate transcurra sin las trampas de las que creo capaz al más inmoral de los presidentes que la democracia nos ha dado. Pero no hay motivos para creer Hay motivos para temer que la impostura sea la postura más eficaz. Y que los daños al interminable avatar de España en la lucha de sus mejores por ser una nación normal se vean una vez más truncadas por ambiciones disparatadas y mecanismos rufianes. El PP teme el castigo nacionalista en las encuestas del posdebate Rajoy tiene a su favor que los espectadores con estudios y ganas de cambio serán mayoría, según un informe M. CALLEJA MADRID. Para ganar un debate televisado es imprescindible una buena gestión del llamado posdebate. Los estrategas de los dos partidos son plenamente conscientes de la importancia que tiene que su candidato aparezca a la mañana siguiente como ganador. Para ello cuentan con una herramienta fundamental: las encuestas, que reflejan la percepción de los ciudadanos sobre el resultado y la valoración de los líderes. También es fundamental la primera reacción del partido al acabar el combate dialéctico, y quizás por eso andaba ayer Alfredo Pérez Rubalcaba intentando organizar una rueda de prensa para esta misma noche a eso de la una. Todo con el objetivo de ser el primero en proclamar a Zapatero ganador, está claro, porque en estos casos la imagen de triunfo es clave. En un debate que empieza a las 10 de la noche, las encuestas que se realicen esa misma noche no son fiables. Por un lado, porque si los encuestadores llaman a las 10.15, el debate sólo acaba de comenzar y el que lo está viendo no le apetece distraerse mucho tiempo contestando preguntas por teléfono a un desconocido. Y a nadie se le ocurre llamar en invierno a partir de las 12 de la noche a ningún hogar. Las encuestas más fiables serán las que se realicen a la mañana siguiente. Ojo, por tanto, a esos primeros datos que se harán públicos de madrugada. Según un informe de estrategia para los debates del Gabinete de Análisis Demoscópicos (GAD) al que ha tenido acceso ABC, Rajoy cuenta a priori con una ventaja: el debate lo presenciará un electorado con mayor nivel de estudios, deseoso de un cambio de Gobierno, como muestra el barómetro del CIS, lo que en principio beneficia al candidato del PP. Pero Zapatero cuenta a su favor con las encuestas que se realicen en el posdebate. En primer lugar, porque el votante del PP siempre ha tenido una menor predisposición a contestar encuestas, como se refleja en el CIS. Si el PP perdió por 3,8 puntos las elecciones de 2004, en las encuestas posteriores sobre recuento de voto aparecía a una distancia de casi 18 puntos respecto del PSOE. Además, el aspirante socialista a seguir en La Moncloa tiene otra ventaja clarísima: los votantes nacionalistas lo prefieren a él antes que a Rajoy. Y son esos votantes los que decidirán la balanza de la victoria en caso de empate. Eso es lo que se teme el PP, que aunque gane Rajoy esta noche, algunos aprovechen para darle un voto de castigo en las encuestas. Este hecho ya se refleja en las encuestas de valoración de líderes: Rajoy suele aparecer con mucha menos nota que Zapatero, por la sencilla razón de que los votantes de ERC, por ejemplo, puntúan con un cero al candidato popular, y con bastante mejor nota al socialista. La gestión del posdebate no se queda en las encuestas. Los equipos de los candidatos tienen su propia estrategia para manejar bien los días posteriores. Los analistas consultados coinciden en que la contienda del jueves entre Solbes y Pizarro la ganó el primero, pero tampoco ha ayudado al segundo el hecho de que Rajoy no haya hablado ni media palabra de él en sus mítines del fin de semana, mientras Zapatero no ha dejado de recordar el baño que le dio Solbes. Es muy importante, según las fuentes consultadas, no llegar al plató televisivo con unas expectativas de ganador demasiado elevadas, que es también lo que le ocurrió a Pizarro. En este caso, Zapatero es el que llega a priori en esa situación, y quizás por eso este fin de semana ha lanzado algún mensaje del tipo: Con el empate me conformo para enfriar las expectativas. Esperemos que esta noche los candidatos de los dos grandes partidos, Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy, no cometan ningún error lo suficientemente grave como para que se lo tengan que reprochar generaciones futuras de españoles. Esperemos que cuando terminen de criticarse y acusarse de los males habidos y por haber puedan aún separarse con la certeza de que trabajan por el bien de la misma nación. Esperemos que tras su primer debate no apaguen el televisor los españoles con la convicción de que no tiene sentido hablar porque quien le disputa la legitimidad de su opinión y creencias y desprecia sus convicciones e inquietudes sólo espera un éxito de sus propias añagazas para confirmar la proscripción del enemigo como ciudadano. Del enemigo. Sí. Porque en estos cuatro años, de la mano del presidente rojo y nieto -eso sí, selectivo- -según declaración propia, muchos españoles han descubierto que sus enemigos no son los que matan y ponen bombas. No serían los que quieren destruir el primer gran contrato de convivencia que ha funcionado en una España libre que es nuestra Constitución, sino quienes forman parte de las denostadas fotos del pasado Esperemos que el primer jefe de Gobierno de la democracia, que nunca declaró serlo de todos los españoles hasta verse ahora en aprietos imprevistos, deje hoy de llamar facha a media España y acepte que las fotografías de víctimas de agresiones y atentados son mucho más deseables y amables que las fotografías de socialistas aliados con terroristas en un proyecto de destrucción del sistema a espaldas del pueblo español. Esperemos que los dos líderes de una España polarizada como nunca lo ha estado en democracia- -en la única democracia real habida en España, no en la idealizada por los ignaros que creen que Santiago Carrillo era mejor defensor de la democracia en 1936 que José Millán Astray- -sepan ver que no hay que ser catastrofista para percibir que muchos españoles comienzan a pensar que el Los partidos son conscientes de lo importante de aparecer como ganador al día siguiente del debate Deseo que haya un gobierno distinto al actual; por nivel de estudios 39 28 42 37 37 35 44 38 Sin estudios Sí No Primarios Secundarios y FP Universitarios Fuente: Encuesta preelectoral del CIS. Febrero de 2008. Muestra 18.189 entrevistas ¿Quién desea que sea el presidente del Gobierno, Zapatero o Rajoy, por recuerdo de voto? 82,6 73,2 83,1 7,1 Votó PSOE Zapatero Rajoy 5,4 Nacionalistas 5,0 Votó PP Fuente: Encuesta preelectoral del CIS. Febrero de 2008. Muestra 18.189 entrevistas

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