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ABC MADRID 17-02-2008 página 73
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ABC MADRID 17-02-2008 página 73

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC DOMINGO 17 s 2 s 2008 Tribuna Abierta AGENDA 73 Javier Tomeo Escritor LOS DIABLOS ELECTRÓNICOS P Ramón esperaba que le hiciese una pregunta parecida y responde que los cuernos de los nuevos diablos electrónicos pueden ser perfectamente esas antenas que se colocan sobre los televisores para mejorar la imagen UEDE que sean manías mías, pero cada día que pasa mi buen amigo Ramón me parece más sabio y ocurrente. Eso sucede, sobre todo, desde que se hizo vegetariano y prescindió del vino en todas sus comidas. Esta mañana, por ejemplo. Me sorprende diciendo que la televisión y los televisores vienen a ser en estos tiempos algo así como la versión electrónica del diablo. -Pues yo he imaginado siempre a los diablos con cuernos- le digo, divertido por su ocurrencia- Díme, ¿dónde tienen los televisores los cuernos? Ramónesperabaquelehicie- se una pregunta parecida y responde que los cuernos de los nuevos diablos electrónicos pueden ser perfectamente esas antenas que se colocan sobre los televisores para mejorar la imagen. Una vez que ha dicho eso enciende un cigarrillo con aire displicente, arroja por la nariz una larga columna de humo y me cuenta que hace un par de semanas tuvo la ocurrencia de enterrar su televisor portátil de diez pulgadas mientras estaban retransmitiendo uno de esos abyectos programas en los que la gente se insulta y se tira los trastos por la cabeza. -Era una hermosa noche de plenilunio y parecía que la luna podía cogerse con la mano con sólo levantar el brazo. Recuerdo también que todos los mochuelos andaban como alborotados y no paraban de ulular, intercambiándose contraseñas y mensajes. Bajé al so- lar que hay delante de casa, puse el televisor en marcha y lo deposité cuidadosamente en el fondo de un pozo que había cavado aquella misma mañana al pie de un olivo muerto. Luego empecé a echar la tierra removida encima del televisor sin que la presentadora y los espectadores que estaban en el estudio se diesen cuenta de lo que estaba ocurriendo. Lo digo porque continuaron insultándose a mansalva y soltando de vez en cuando grandes carcajadas. Cuando acabé de enterrar el televisor se hizo por fin el silencio, llegó volando un mochuelo y se posó sobre la rama más alta del olivo. Así fue, amigo mio, como se consumó el primer televicidio de la historia. ¿Y que sucedió luego? -Eso ya no te lo cuento- dice- Sólo puedo adelantarte que al cabo de cinco minutos llegó la policía. Rodearon el solar y tuve que salir con los brazos en alto y reclamando la presencia de mis abogados. A partir de ahí puedes imaginarte lo que más te guste. Lola Santiago Escritora LA MUERTE NO TENDRÁ DOMINIO STABA allí, de repente, con su pelo blanco, su estatura mediana, su cara sonrosada y redonda, sonriéndome, tendiéndome sus blancas manos de poeta, besándome en fraternal abrazo; de repente, como si no hubieran pasado los años, como si ayer fuera hoy, y lo es en el tiempo del corazón para nosotros... luego almorzamos y hablamos de muchas cosas, de su querida Galicia de la que es académico; de Asturias que le encanta, de Uruguay, su país; pero sobre todo de España. Ama intensamente a España, adora Madrid, y tantas otras ciudades. Caí en que los españoles no nos damos cuenta de la belleza de lo que tenemos, a fuerza de sernos cotidiano, pero yo siempre lo valoré, primero me recorreré España dije nada más tener coche, aún habiendo conocido por necesidades del idioma que estudiaba París, y otras regiones de Francia, pero lo tuve claro desde el primer momento: primero conocer España suspira con nostalgia al brindar. -Ah, España... ¡Cómo la ama! está aquí y ya teme la distancia. El no ver la hora del regreso. Después le dejé un libro mío de versos, dedicado, el último, De centro a boca y a la vuelta de la esquina como quien dice, pasados quince días, tenía Y comienza el último movimiento de esta sinfonía sin igual, con este maravilloso poema que reúne toda la sensibilidad, el bagaje cultural, y el oficio depurado de este gran estilista llamado Jorge Arbeleche E Jorge en mis manos recién llegado de América, su aliento total de poeta en grande, la Antología de su poesía. El título no podía ser más sencillo y sugestivo: El bosque de las cosas selección de 38 años de poesía en vivo, puesta por escrito en cuidadas ediciones de libros que han visto pasar la historia como él, sin serle nada ajeno. Me llama la atención que estén ordenados del presente al pasado y no al revés, así los últimos libros editados son los primeros en el orden de la Selección. Gran idea. Comienza con el poemario El Guerrero (2005) De ahí el poema: La Memoria: Y la muerte no tendrá dominio (Dylan Thomas) En el límite donde termina la memoria flota una capa flexible de recuerdos: se van sedimentando se acumulan uno a uno a veces uno arriba borra el contorno de aquel que quedó abajo y el de abajo padece traicionado por el nuevo del piso superior y otras el traicionado simula traicionar. Ningún recuerdo es fijo se mueven se acomodan a voluntad a veces independientes otras se van montando piedra a piedra hasta la rígida construcción de la memoria donde la muerte no tendrá dominio y el tiempo semejará un limbo de puntos suspensivos. Porque la mentira de la memoria es verdadera Su madurez perfecta está en este poema, y en tantos otros, pero los poemas de este li- bro me recuerdan al César Vallejo difícil, al mejor Vallejo. Al de Trilce con una nota de contemporaneidad y clasicismo que le han dado los grandes poetas de todos los tiempos. En su formación ha bebido de las mejores fuentes, este hombre aún joven, gran amigo que fue de la excelsa poetisa Juana de Ibarbouru, nacido en el 43, poeta, profesor, crítico y ensayista, miembro de la Academia Nacional de Letras uruguayas que presidió durante un tiempo; miembro correspondiente de la Real Academia Española y de la Real Academia de la Lengua Gallega, premiado en varios países de Europa y América, traducido a numerosos idiomas, perteneciente a la generación del 60, también llamada de la crisis. mos, seguimos leyendo... su voz se despliega, inunda la habitación, sube por las paredes, llega hasta mi alma, me ocupa toda, con ese acento suyo, viril, dulce, cercano. Entrañable... Los que nunca admiraron la campana y el mástil el surtidor y el círculo. Has desatado el nudo sin fin de la batalla y nadas en la otra orilla del combate. Ya conoces la tercera ribera de las islas. Ya comprendes el sentido de las rayas del tigre. Están en posesión de toda la música y de todo el silencio. Y los demás, nos temen Su palabra no decae, se va espaciando, haciendo más densa y a la vez asequible, en su rara naturalidad, en un alarde poético solamente reservado a los maestros del lenguaje, a los Suverbonosfascina, medita- creadores del pensamiento, a los escritores de la talla de Jorge Arbeleche, este poeta uruguayo mimado por las musas. Y llegamos al final del libro, en un auténtico deleite de los sentidos, a los poemas inéditos (2005- 2006) con el título que da nombre a la Antología: El bosque de las cosas ya citado, y los sitúa en forma de movimientos de una sinfonía o concierto, en concreto, en tres: alegro, adagio y largo. Y comienza el último movimiento de esta sinfonía sin igual, con este maravilloso poema que reúne toda la sensibilidad, el bagaje cultural y el oficio depurado de este gran estilista llamado Jorge Arbeleche. Y no podemos menos que transcribirlo, como homenaje a todo lo que nos ha dado y como acicate para espolearle en nuevas aventuras del lenguaje, y no de cualquier lenguaje sino del que usan sólo los elegidos: La lírica. Si todas las cosas son un bosque otro bosque se alberga entre las cosas: tal vez un sitio un ámbito un espacio donde nada se muere y todo nace parece agua pero no es el río semeja el aire pero no es el viento no es páramo no es pampa no es llanura ni prado ni huerto ni jardín es el lugar exacto de los bosques tibios donde el perdón se enlaza con el nudo del pecado y de la culpa allí donde se ofician ante el altar del día las bodas de la Cruz con el Crucificado Y ahora, Jorge, voy a brindar por ti, por el Nuevo Año, por nosotros, pero, sobre todo, por tu Poética, definida a lo largo de este libro de forma singular y eterna. Porque la muerte contigo no tendrá dominio.

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