ABC MADRID 10-02-2008 página 88
- EdiciónABC, MADRID
- Página88
- Fecha de publicación10/02/2008
- ID0005027650
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88 CULTURAyESPECTÁCULOS Festival de Cine de Berlín DOMINGO 10 s 2 s 2008 ABC Dos Méxicos en un mismo día Una versión violenta del francés Erick Zonca en Julia y la tranquilota de Fernando Eimbcke en Lago Tahoe se presentan en la Berlinale E. RODRÍGUEZ MARCHANTE ENVIADO ESPECIAL BERLÍN. De los tres cineastas que pretendieron ayer con sus películas el Oso de Oro, el más esperado era el francés Erick Zonca, aquel que hizo La vida soñada de los ángeles el más sorprendente fue el mexicano Fernando Eimbcke (aunque siga la línea de su anterior película, Temporada de patos y el más difuso el estadounidense Damian Harris. El esperado no acabó de llegar, el sorprendente cuentagoteó sus sorpresas y el difuso se volvió confuso... En total, más de seis horas de cine repartido entre Julia Lago Tahoe y Jardines de la noche Poca cosa. Aunque parezca contradicción, en jornadas así, sin picos cinematográficos, es cuando más tiene uno que escalar por ellas. La mayor faena era ayer subirse (otros se las bajan y por aquí tenemos que subírnoslas ya ven) la película de Erick Zonca, de dos horas y media de duración y con una evidente tendencia a la caída desde que empieza. Empieza arriba (sin exagerar) con la presentación de un personaje terrible, una mujer alcohólica, cuya vida toma ya rumbo al estercolero; la actriz es Tilda Swinton (quien probablemente gane este año un Oscar secundario por su interpretación en Michael Clayton y hace un notable esfuerzo por parecer un despojo. Misteriosamente, lo que parecía que iba a ser un retrato moral, o social, de la mala vida en la ciudad, va y se convierte sin previo aviso en un supuesto thriller camino de México, con un niño raptado y un plan bochornoso... Y no es el único regate del argumento, porque a medida que avanza (y avanza, y avanza) la película aquello cambia de raíles como el AVE por Cataluña. Al final ya no se sabe muy bien qué es, pero Tilda Swinton se ha dado una gran paliza y, de paso, nos la ha dado también a nosotros. Bien por ella. El México de Eick Zonca es veloz, dinamitero y rabión, mientras que el otro México, el del mexicano Eimbcke, es su antípodas: tranquilote, reposado, mortecino. La historia de Lago Tahoe es lo que cualquier pensador llamaría inane: la onda expansiva del padre recién muerto da de lleno a la madre y al hijo mayor, mientras que el pequeño juega en su tienda de campaña... La forma con la que Fernando Eimbcke lo cuenta se convierte en la esencia de la película, mediante planos fijos cortados por largos fundidos en negro, dándole al conjunto un ritmo como de ska y el colorido de los personajes (un viejo, su perro, una chiquilla en una tienda, su bebé, un mecánico adorador del kung fu... componen un paisaje que, para cuando uno quiere reparar en su mucho y nada, ya se ha acabado la película. La difusa y confusa Jardines de la noche presenta un mundo asqueroso, repugnante, o sea, el nuestro: una niña de siete u ocho años es raptada por dos mendrugos, que estrangularán el recuerdo de sus padres y de su vida, además de una serie de fechorías que el director, Damian Harris, ha tenido la voluntad (no sé si buena o mala) de suavizar visualmente, dejándolas más a la sugerencia perversa. En su encierro de años vive junto a otro niño, también raptado o regalado por sus propios padres... Un arranque sórdido y poderoso que, en la tónica del día, fue bajando peldaños hasta ser otra película, la historia de dos jóvenes muy marginales (ellos) que viven en y de la calle, en el trapicheo y la prostitución, y que no tienen el menor indicio de que sus vidas hubieran podido ser otra cosa. La confusión que produce Jardines de la noche no sobreviene al verla (cine meridiano) sino al pensarla: ¿qué querrá decir el director? ¿Que uno es de dónde pace y no de dónde nace? ¿Que como en casa de uno no se está en ningún sitio? Lo abrupto del tema ya lo trató, y enarbolando un bate de béisbol, Clint Eastwood en Mystic river Y esto es ley: detrás de Eastwood, nadie. Erick Zonca se quita en Julia la chaqueta de pana T. G. BERLÍN. Han tenido que transcurrir ocho años para que Erick Zonca vuelva a agarrar la cámara. El realizador francés, que en su día logró seducir a toda una generación de galos con un cine de fuerte raíz social, se quita la chaqueta de pana con Julia Zonca, harto del cine social y huyendo de la aureola de cronista que generaron sus anteriores proyectos, retoma el hilo de su propia vida- yo mismo he sufrido el problema del alcoholismo, sé muy bien de qué hablo y por ese mismo motivo he tardado cinco años en escribir este guión -y da con Julia su esperado salto al panorama internacional. En jornadas así, sin picos cinematográficos, es cuando más tiene uno que escalar por ellas Más información sobre el festival: http: www. berlinale. de Regate del argumento Eduardo Noriega, Ben Kingsley y Thomas Kretschmann posan para los fotógrafos en la Berlinale AFP Eduardo Noriega comparte cartel con Ben Kingsley en Transiberian TONI GARCÍA BERLÍN. Transiberian pasó por Berlín casi de puntillas, como el adolescente que llega a casa sin querer molestar demasiado. Cosas de este enorme festival, que programa sus secciones paralelas en conflicto directo con el concurso, haciendo imposible llegar a propuestas a priori más interesantes que la competición. Esta historia de thriller con bufanda que transcurre en el tren del título ha conseguido reunir (bajo bandera nacional, con el paraguas de la eterna Filmax) a Ben Kingsley, Eduardo Noriega, Emily Mortimer y Thomas Kretschmann, en una historia que viaja lentamente del drama social al cine negro. Kingsley reconocía a ABC que la historia me interesó desde el primer momento. Me gustó la idea de no interpretar al malo de la película, sino a alguien que ha perdido a su hijo y de cómo eso le ha transformado. También he tenido- -desde siempre- -un interés casi patológico por los rusos y sus costumbres, sus silencios... Dirige el cotarro plurinacional Brad Anderson, quien ha acudido a Berlín con la (imposible) misión de sacar la cabeza en el certamen. Ben Kingsley participa también en Elegy de Isabel Coixet, compartiendo- -en la ficción- -algo más que cariño con Penélope Cruz y optando al Oso de Oro.