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ABC MADRID 28-08-2007 página 72
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  • EdiciónABC, MADRID
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72 40 TIRIOS Y TROYANOS BAJOS FONDOS MARTES 28- -8- -2007 ABC ALTOS VUELOS PAPEL MOJADO Las familias de hoy en día deberían tomar ejemplo de lo que hace nuestro gobierno con respecto a los ancianos gorila rojo, como le llaman al Chávez, se dedica a cometer abusos en nombre de la disidencia mientras le pasa el tarro de vaselina al Bush por aquello de que, la vaselina, es jugo de petróleo perfumado. Que nadie se lleve a engaño pues aquí todos son excremento del mismo saco. Por éstas, toca hundir tecla para señalar a toda la mancha de socialeros que, en nombre de la justicia social, se dedican a deshonrar la verdadera revolución. La misma revolución que abortó la II República con la matanza de Casas Viejas, convirtiendo al Azaña en un genocida sólo superado en nuestros días por el Javier Solana, otro de la cuerda. A ver si cuentan el episodio en la nueva asignatura y se dejan de sandeces. De momento, sólo queda celebrar que este verano haya sido el último de la abuela como directora de la Biblioteca Nacional. Y pedir que no la dejen en la cuneta, por favor, y que el verano próximo tenga su puesto de responsabilidad como taquillera en la playa de Parla. Sería lo suyo. CÓMO PERDER DE VISTA AL PERRO Aquí no hay paños calientes que valgan: abandonar a un perro es una crueldad en la que ni Hitler incurrió Esta resignación canina es la que le falta a ese otro mamífero bípedo, malaje y malasombra, mal rayo lo parta, que en verano abandona a su perro. Es un tipo que se vio sorprendido el mismo día de Reyes porque no había sospechado que un regalo excretara. En seguida descubrió con horror que el bicho necesitaba pasear, comer y beber varias veces al día; es lo que tienen los seres vivos, por más que vengan con lazo. Para colmo, al llegar las vacaciones, repara en el incordio de cargar con el perro, y ve llegado el momento de maquinar una desaparición forzosa de factura pinochetista. Aquí no hay paños calientes que valgan: abandonar a un perro es una crueldad en la que ni Hitler incurrió. Aunque pensándolo bien, el ejemplo no sirve, porque se trataba de un pastor alemán. Otro gallo le hubiera cantado al can de no haber sido ario. Lo cierto es que hay perros de los que resulta más sencillo deshacerse, verbigracia el chihuahua de Paris Hilton. La buena mujer lo perdió hace un par de años y, sumida en el desconsuelo, empapeló las avenidas de carteles con su fotografía. Explicó asimismo que para ella era como un hijo, equivocación que sólo puede achacarse a un estado mental de indocumentación profunda. Finalmente, hasta se ahorró los 5.000 dólares de la recompensa, porque resultó que el chihuahua se le había olvidado en casa de su abuela. Y allí estaba, tan ricamente, como corresponde. Pero la solución Hilton sólo sirve cuando el can pesa más o menos como un chuletón. De hecho, tras el trauma, el perro se puso a engordar, como reivindicando su visibilidad, momento en el cual la rica lo despachó, porque el régimen de adelgazamiento le costaba demasiado caro. Se ve que lo quería como a un hijo flaco. Otro modo de hacer desaparecer al perro, muy en boga in illo tempore, es subirlo al Sputnik 2. Ése fue el destino de la perra soviética Laika, primer ser vivo que orbitó la tierra, allá por noviembre de 1957. Presenta numerosas dificultades, porque no todo el mundo dispone de nave espacial, ni del tiempo necesario para los entrenamientos previos. El éxito en la operación, no obstante, es del cien por cien. Laika murió flotando en el espacio, que no es muerte perra. A las gentes normales, no demasiado malvadas, desbordadas por las complicaciones, y que carezcan de cohete, siempre les quedarán los familiares, los amigos y las residencias. Todo menos abandonar a un animal del que se acaba uno encariñando, aunque sólo sea por el roce. Si lo sabrá Barney. Montero Glez Escritor Irene Lozano Escritora legadas las vacaciones, los abuelos, al igual que los perros y los niños, se convierten en incordio. Un peso a cargar que algunos alivian a la primera de cambio. A los perros los abandonan en cualquier cuneta y a los abuelos en la primera gasolinera. De esta forma, aprovechando que van a orinar, cuando salen del guater se encuentran que la familia se ha borrado y que ya no queda quien les suba la bragueta. Con los niños suelen ser más condescendientes. Angelitos. Y los dejan en el campamento o, mejor, internos en cualquier colegio inglés para que aprendan la lengua del Imperio. Shit, fuck, pussy and ass. Qué poca vergüenza. Las familias de hoy en día deberían tomar ejemplo de lo que hace nuestro gobierno con respecto a los ancianos que, lejos de orillarlos, los da cargos públicos, de responsabilidad, vaya. Y aquí viene al dedo citar a la Regás pues, además de abuela de verano, hasta ayer mismo fue baranda encargada de la Biblioteca Nacional. Todo un acierto, lo de colocar a esta anciana dirigiendo un sitio donde abunda tanto el papel. Hay que hacerse cargo, la mujer, debido a lo avanzado de la edad, tiene el muelle flojo y, por lo mismo, los periódicos los utiliza para esas gotas de incontinencia que vienen sin avisar cuando el climaterio anda ya que salpica. Todo apunta, que la abuela de verano no tuvo suficiente con haber escrito unas novelas que pasarán a la historia por ser lo más parecido al excremento de un vientre enfermo. No contenta con su actividad como escritora, va la mujer y se planta la dentadura postiza, y se dedica a dar ladridos a diestra y siniestra cada vez que hace bolillos. Así pasó en la Argentina, pegando un patinazo tal que, por aquello de la rima, llegó a confundir al poeta García Calero con Islero, el toro que mató a Manolete. Llegada una edad, suelen pasar estas cosas. Por lo mismo, la abuela de verano volvió a soltar el muelle el otro día, alabando a ese mostrenco militarista con trazas de semental de telenovela, o sea, el Hugo Chávez. El citado elemento tampoco maneja papel higiénico para limpiarse pero, al menos, no lo hace con periódicos. En su lugar utiliza una cáscara de plátano. El L L os perros no siempre quieren a sus dueños como son, en contra de lo que se cree. Otra cosa es que los aguanten, y a las pruebas me remito. Si el pobre Barney no ha abandonado aún a George W. Bush, es porque se ha aburguesado y no se ve fuera de la Casa Blanca. Demasiado sabe lo dañino que resulta para su reputación protagonizar junto a su dueño cada navidad el mensaje televisado a la nación. Maldita gracia le hacen las garrapatas de su amo, fenómeno inquietante donde los haya. Pero, ¿qué va a hacer el pobre Barney? Pues apencar con la manada en la que le ha tocado rozarse. De momento, sólo queda celebrar que este verano haya sido el último de la abuela como directora de la Biblioteca Nacional Un perro abandonado por sus dueños ABC A las gentes normales, desbordadas por las complicaciones, siempre les quedarán los familiares, los amigos y las residencias

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