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ABC MADRID 22-08-2007 página 62
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62 40 www. abc. es cuarentagrados POR PABLO DÍEZ MIÉRCOLES 22- -8- -2007 ABC Una fábrica de sueños en el corazón de la India Con casi un millar de películas al año, la más prolífica industria cinematográfica del mundo combina las tramas de amor y aventuras plagadas de inverosímiles números musicales con crudos retratos de la realidad social de la India Una de las cintas que se está rodando en estos momentos es la última producción de Ajay Devgan, un astro del celuloide indio que ha dado el salto a la dirección desde sus iniciales papeles de héroe rebelde enfadado con el mundo (el arquetípico angry young man Se titula You, me and Hum y es una comedia romántica en la que aparece su mujer, la famosa actriz Kajol revela a las puertas del estudio Filmistan, Delvanaz Irani, una de las figurantes de la escena de hoy, que cobra unas 1.000 rupias (18 euros) por hacer bulto en una toma ambientada en una cafetería tan idílica como irreal en India. Si el cine es una fábrica de sueños, dicha definición se aplica a la perfección en este gigantesco país de 1.128 millones de habitantes y donde la mayoría de su población sigue hundida en la miseria. A pesar de los graves problemas sociales que sufre el subcontinente indio, buena parte de las noticias que captan la atención del público versan sobre las estrellas de la gran pantalla y, más en concreto, sobre Bollywood, la factoría cinematográfica que funciona en Bombay desde hace ya más de siete décadas. Hacia 1930 ya se producían más de 200 largometrajes en esta pujante ciudad, la capital económica y financiera de India, poco después dequela primera película muda de producción propia, Raja Harishchandra (1913) llenara las salas. Con la llegada del cinesonoro en 1931, año del estreno de Ardeshir Irani quedó claro que las películas eran un negocio más que rentable gracias a la afición por el celuloide del abundante público indio. Tras los tumultuosos tiempos que acompañaron en 1946 a la independencia y sangrienta partición con Pakistán, el color llegó a Bollywood en la década de los 50 y, con él, la máxima expresión del vistoso cine indio. En estos años se fragua la verdadera identidad gracias a la obra de polifacéticos autores como Raj Kapoor (1924- 1988) que aborda el realismo social en cintas como Awaara (1951) o Shree 420 (1955) y de actores como Dilip Kumar (1922) inolvidable protagonista del clásico Mughal- e- Azam (1960) que luego rechazaría el papel interpretado por Omar Sharif en la obra maestra de David Lean Lawrence de Arabia (1962) A partir de estas raíces ha florecido un tipo de cine basado en el exotismo, la acción y la aventura y en el que las típicas tramas de chico busca chica y vence a todas las injusticias por amor se ven aderezadas por incontables canciones de tonos chillones y números de baile con inverosímiles coreografías. Todo con tal de no aburrir a un público fiel que abarrota las 12.000 salas de cine que pueblan India y que no paran de animar al héroe, abuchear al villano, cantar y aplaudir durante las tres horas que suele durar cada proyección. A pesar de los peinados imposibles de sus protagonistas masculinos y del vestuario de sus despampanantes heroínas, ambos de dudoso gusto según los parámetros occidentales que distinguen lo bello de lo hortera, el cine de Bollywood se ha convertido en un fenómeno planetario. Así, al éxito de dichas películas en el Sureste Asiático, Oriente Medio, África y anti- Bollywood C on el torso al descubierto, los tramoyistas dormitan sobre las montañas de serrín y virutas que ha dejado la madera con la que acaban de construir los últimos decorados. A su lado, una vieja perra callejera mueve el rabo esperando que le caiga alguna vianda de la hilera de operarios y extras que desfila ante la mesa del almuerzo, donde un par de cocineros llenan sin parar sus platos de pollo al curry con arroz. Unos metros más a la derecha, dos camiones de la marca nacional Tata, con la cabina de madera profusamente decorada al más puro estilo indio, sirven de roulottes privadas para las estrellas del rodaje. Y es que esto no es Hollywood, sino Bollywood, la potente industria del cine en India, que mueve ya más de mil millones de euros y donde cada año se filman un millar de películas que llegan a 3.600 millones de espectadores de todo el mundo. Exotismo y acción Rodaje en la Ciudad del Cine de Bombay ABC guas repúblicas soviéticas, hay que sumar la influencia que su música y su estética han ejercido en la cultura pop contemporánea gracias a las amplias comunidades de emigrantes indios y paquistaníes repartidas por América y Europa, principalmente en el Reino Unido. Nos encontramos en un momento crucial para el cine de Bollywood debido a la globalización, por lo que habrá que ver si somos capaces de adaptarnos para captar a un tipo de público más amplio en Occidente explica a ABC Jannu Barua, un director que ha llegado a presentar sus películas en el Festival de Cine de San Sebastián. Barua está inmerso en el rodaje de su nueva obra, Har Pal Todos los momentos que se estrenará en marzo del próximo año. La filmación tiene lugar en uno de los estudios que

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