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ABC MADRID 29-07-2007 página 99
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ABC MADRID 29-07-2007 página 99

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC DOMINGO 29- -7- -2007 40 Mar Mediterráneo 99 ÁFRICA Delta del Nilo Alexandría Canal de Suez El Cairo Giza Asyut Luxor EGIPTO Abu Simbel Qena Asuán Lago Nasser Mar Rojo Wadi Halfa Río Nilo Nubia Abu- Hamad Dongola Kerima al- Dabbah Ondurman Jartúm Berber Kusti SUDÁN Malakal Un turista ante las impresionantes cataratas de Murchinson la resistencia de un general británico, mesiánico y orgulloso, Charles Gordon, al asedio de un mahdi altivo y fundamentalista que, nombrándose profeta, decretó la Guerra Santa en el nombre de Alá. Entre 1883 y 1898, Jartúm y los desiertos que lo rodean fueron escenario de los más terribles combates entre el islamismo naciente y el todopoderoso imperio británico. Algunas de sus huellas pueden verse todavía en Jartúm, como el palacio de Gordon, en cuya escalinata le cortaron la cabeza. Podría navegarse desde allí hasta la sexta catarata, unos kilómetros más debajo de la capital sudanesa, pero el problema es que no se encuentran barcos. Hay que seguir por pistas de tierra hasta encontrar Kerima, en donde en ocasiones, cuando las aguas están crecidas, hay embarcaciones dispuestas a llevar pasajeros. A esa zona se le llama la curva del Nilo y es la entrada de la desértica región de Nubia, un territorio cuya soberanía comparten Sudán y Egipto. Para un viajero curioso, quizás es uno de los mejores tramos en el recorrido del Nilo. El desierto es muy bello, no hay carreteras precisas ni transporte organizado, ni hoteles o restaurantes. Pero los nubios atienden al viajero, son hospitalarios, ayudan a encontrar transporte al extranjero para seguir el camino y ofrécenle siempre un camastro para dormir y comida y agua para mantener las fuerzas. Recorrer Nubia le hace a uno sentirse un viajero de antaño. A menudo, se encuentran pequeños ferries que cruzan de una orilla a otra del río, de modo que se puede navegar surcando el Nilo entre minúsculos atracaderos y cambiando de ribera. Wadi Halfa es la capital de Nubia y la última población antes de llegar a Egipto. Allí comienza el pantano Nasser, que EPA ETIOPÍA AP Juba go Alberto y contemplar las cataratas de Murchinson, en donde el río parece volverse loco, lanzándose en un gran caño entre rocas desde una altura de cuarenta metros. Aquí se rodaron algunas escenas de Las Minas del Rey Salomón en especial aquélla en la que la hermosa Deborah Kerr se lava y corta sus cabellos rojos al sol. Bajo la catarata, es posible navegar en un barco de larga eslora y ancha manga entre cocodrilos, hipopótamos y familias de elefantes que se acercan a abrevar al río. Es una pintura de la Naturaleza que parece salida del pincel de un artista naïf Y sin embargo, es verdadera. Los problemas políticos comienzan a partir de entonces. Camino del norte, durante décadas se ha vivido en estado de guerra, en ese sur sudanés animista que combate y resiste al Sudán islámico, que siempre consideró esos territorios como espacios libres y sin ley para la caza de esclavos negros. Antaño, desde la ciudad de Juba, había un transbordador que viajaba hasta Jartúm, la capital del Sudán. Pero su navegación ha sido detenida por la guerra. Otro importante obstáculo, en este caso geográfico, es la región de Al- Sudd, una densa y enorme zona llena de jacintos Mongalla Rejaf UGANDA Lago Kyoga ZAIRE Lago Alberto KENIA Kampala RUA. Lago Victoria TANZANIA de agua y plantas de papiro que hace muy difícil el paso de las embarcaciones. En este lugar, el Nilo pierde la mitad de su caudal, absorbido por las ciénagas que rodean Al- Sudd. Antes de Jartúm, la capital sudanesa, comienza el desierto y el Nilo se estiliza, adquiere un color lechoso, por lo que en ese tramo se le conoce como Nilo Blanco. Ya en la ciudad, en el barrio de Ondurman, bajo un puente de hierro, el Nilo Azul, viniendo desde Etiopía, entra vigoroso en el Blanco, para formar entre los dos el que se conoce como Gran Nilo. Jartúm es una ciudad decrépita y calurosa, batida a menudo por los vehementes vientos del desierto. Pero posee un mercado de camellos único en el mundo, a la salida de Omdurman. Y sobre todo, es dueña de una epopeya que incluso fue llevada al cine: ABC La sexta catarata El misterio del Nilo Hasta donde alcanza la memoria histórica, encontrar las fuentes del Nilo fue siempre un reto para los hombres. La civilización faraónica ya se lo planteaba y el hijo del rey persa Ciro, Cambises, intentó hallarlas viajando hacia el ignoto Sur al mando de una imponente tropa militar. Se lo tragó el desierto. El gran viajero Herodoto llegó hasta Asuán y no pudo seguir más adelante. Un geógrafo greco- alejandrino dibujó un mapa, el siglo I d. C. en el que las situaba al pie de los Montes de la Luna y junto a grandes lagos del interior de África. Nadie le creyó. Ni Julio César ni después Nerón lograron encontrarlas. El misterio se resolvió en 1862, cuando John Speke las alcanzó, después de un primer intentó fallido en el que viajó junto al famoso Richard Burton. Las fuentes del Nilo nacían en el lago Victoria, al pie de la cordillera del Ruwenzori. Dieciocho siglos después, Speke daba la razón a Ptolomeo. dejó bajo el agua la antigua Halfa, y es posible navegar una vez a la semana hasta Asuán. La ciudad nueva es destartalada y pobre, pero se llena de vida cuando atraca el barco que viene de Asuán. En ese momento, aterriza el avión de Jartúm, el tren que llega de la misma ciudad y multitud de pequeños transportes venidos desde puntos diversos del interior sudanés. Halfa se convierte en una batahola de voces y se abren cafetines al aire libre en los que se ofrece té y se guisan kebabs de cordero y estofados de lentejas amarillas. La ciudad destartalada se transmuta en una fiesta que celebran los viajeros que llegan y los que esperan irse. Al día siguiente, parten el tren y el avión y zarpa el barco, y Wadi Halfa enmudece una semana. Desde allí, navegando en el ferry, se cruza junto al templo de Abu Simbel, trasladado de lugar cuando se levantó la presa, y se alcanza Asuán, una ciudad en donde, de pronto, parece respirarse un aroma de delicados jazmines. El río puede bajarse en faluchos de vela o barcos de lujo, hasta Luxor, y luego hasta El Cairo. Es zona de ruinas ancianas, de templos del antiguo Egipto, de huertos que se van bebiendo el Nilo sorbo a sorbo, hasta dejarlo exangüe. Y al fin, asoma El Cairo, esa ciudad extraordinaria en donde todo es visible al mismo tiempo que es secreto, batida por el sol y encerrada entre cortinajes. Hay pocas ciudades como la capital del Egipto moderno, una ciudad que no se explica sin el Nilo. Pero esa es otra historia que escapa de estas páginas.

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