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ABC MADRID 23-06-2007 página 32
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ABC MADRID 23-06-2007 página 32

  • EdiciónABC, MADRID
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32 ESPAÑA SÁBADO 23 s 6 s 2007 ABC RELIGIÓN El Nuncio facilitó el consenso entre las distintas facciones del Episcopado Tanto Benedicto XVI como Juan Pablo II avalaron la labor de Monteiro de Castro JESÚS BASTANTE MADRID. Su labor a lo largo de estos siete años está resultando magnífica. Ha demostrado capacidad de encaje, paciencia y una gran dosis de trabajo Importantes responsables de la Santa Sede, en conversación con ABC, se mostraban sumamente satisfechos con la tarea llevada a cabo en España por el Nuncio Apostólico, Manuel Monteiro de Castro. Una labor, eminentemente diplomática, pero también de encuentro y comunión en lo pastoral, que ha sido reconocida por Roma, y que en estas últimas semanas ha dado sus frutos en el interior de la jerarquía eclesiástica española. Así, el arzobispo portugués- -que el próximo jueves ejercerá de anfitrión en la tradicional recepción con motivo de la festividad de san Pedro y san Pablo, en la sede de la Nunciatura Apostólica en Madrid- -ha hecho gala de un extraordinario talante conciliador para lograr aunar las distintas sensibilidades existentes en el seno del Episcopado español, y que habían llevado a sus responsables a reconocer una falta de unidad en la Iglesia española, que parece desgarrada, como hecha jirones en una precisa expresión del cardenal de Toledo, Antonio Cañizares. La falta de unidad reconocida por destacados responsables de la Conferencia Episcopal, se ha hecho patente en las últimas semanas a cuenta de las distintas sensibilidades en el seno del Episcopado respecto al proceso de paz el descenso en la práctica sacramental, la proximidad de las elecciones a la presidencia del Episcopado y, sobre todo- -tal y como se ha comprobado esta misma semana- en la respuesta al desafío planteado a cuenta de la asignatura de Educación para la Ciudadanía. Conocedor de esta realidad, y siempre desde la más absoluta reserva, Monteiro de Castro ha ejercido una suerte de mediación entre los distintos sectores existentes en el Episcopado de nuestro país. Su labor arrancó a finales de mayo, cuando acompañó al cardenal de Sevilla, Carlos Amigo, en la clausura del XVIII Simposio de Historia de la Iglesia en España y América. Con motivo del Corpus, y por primera vez desde que en marzo de 2000 llegase a España, el Nuncio asistió, junto al cardenal de Toledo, a la solemne celebración en la capital primada, famosa en todo el mundo. Tres días después, hizo lo propio en la Eucaristía celebrada en la madrileña plaza de Oriente y presidida por el cardenal Rouco. A los pocos días, y esta vez en Bilbao, Monteiro de Castro se dejó ver con el presidente de la Conferencia Episcopal, en la primera ocasión en la que Ricardo Blázquez se mostraba dispuesto a renovar su mandato al frente del Episcopado, que acaba el próximo mes de marzo. Fuentes eclesiásticas de toda solvencia consultadas por ABC aseguran que, durante sus encuentros con estos y otros prelados, el Nuncio ha conminado a los responsables de la Iglesia en España a no ahondar en las diferencias existentes y, en la medida de lo posible, a escenificar la unidad aunque fuera en torno a un consenso de mínimos Precisamente, la reciente nota de la Comisión Permanen- El Nuncio, junto al presidente de la Conferencia Episcopal, Ricardo Blázquez te respecto a Educación para la Ciudadanía, en la que no se entraba a valorar- -mucho menos a avalar- -de modo expreso la objeción de conciencia, consiguió el voto unánime de todos los prelados, a pesar de que muchos obispos, en sus diócesis, han recomendado a los obispos que objeten. Pero, en todo caso, la unidad episcopal parece salvada. Al menos por el momento. La labor que a lo largo de estos siete años ha desarrollado Manuel Monteiro de Castro ha resultado sumamente interesante. Tanto es así, que se trata del único Nuncio en la historia de nuestro país que ha logrado traer a España, en dos viajes consecutivos, a dos Pontífices. El trabajo de Monteiro es considerado fundamental para conseguir que la última visita de Juan Pablo II a Madrid, acaecida en mayo de 2003, fuera todo un éxito, así como se pudiese llevar a cabo el histórico viaje de Benedicto XVI a Valencia, para clausurar el V Encuentro Mundial de las Familias, del que ahora se cumple un año. También se deberá a las gestiones de Monteiro la culminación del conflicto por los bienes de la Franja, que parecía enquistado desde que en 1995 una redistribución diocesana crease la diócesis de Barbastro- Monzón. El Nuncio recibirá esta semana al alcalde de Lérida, Ángel Ros, a quien recordará que el Vaticano ya ha fallado la inmediata devolución de los bienes a Aragón. A su vez, ya ha comenzado la renovación generacional en los obispados españoles, que en los próximos meses se verá continuada con el nombramiento de al menos una decena de nuevos prelados. En este sentido, cabe destacar que la función del Nuncio termina con la presentación de las correspondientes ternas a la Congregación de Obispos, que posteriormente avala o rechaza la selección efectuada. A lo largo de estos años, la tarea del Nuncio no ha estado ERNESTO AGUDO Dos visitas papales en tres años Mediación fructífera exenta de dificultades, tanto desde el punto de vista eclesiástico (tras la creación de la provincia eclesiástica de Barcelona, queda pendiente el proyecto para adecuar definitivamente los límites diocesanos a la realidad sociopolítica del Estado) como políticos. Y es que a durante su estancia en España, el representante del Papa ha sido llamado a consultas tanto por el Gobierno del Partido Popular (a cuenta de las opiniones de los obispos vascos, en 2002, en contra de la Ley de Partidos) como por el Ejecutivo socialista, alarmado ante una supuesta crítica de Juan Pablo II a la política del Gobierno de Zapatero. En las últimas semanas, y siempre dentro de la más absoluta reserva, el embajador del Papa en España se ha encontrado, entre otros, con los cardenales de Madrid, Toledo y Sevilla, así como con el presidente de la Conferencia Episcopal, Ricardo Blázquez El representante del Papa, decano de los embajadores en nuestro país La diplomacia vaticana es la más antigua del mundo. De hecho, se tiene constancia de la existencia de legados pontificios desde el siglo IV En España, el representante de la Santa Sede es el decano de los embajadores acreditados en nuestro país y, como tal, es el encargado de pronunciar el discurso anual ante Su Majestad el Rey, en representación de todos los Estados con los que España mantiene relaciones diplomáticas. España es, pues, uno de los mayores premios para un embajador de la Santa Sede. En el caso de Manuel Monteiro de Castro (Braga, 1938) este año cumple 40 en el servicio diplomático de la Santa Sede. Así, antes de recalar en nuestro país, ha sido representante pontificio en Panamá, Guatemala, Vietnam, Australia, México y Béliga, y ProNuncio en Trinidad y Tobago, la isla de Granada y Antigua y Barbados. También ha ejercido como Nuncio en El Salvador, Honduras, Sudáfrica, Namibia, Swazuilandia y Lesotho.

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