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ABC MADRID 22-03-2007 página 22
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ABC MADRID 22-03-2007 página 22

  • EdiciónABC, MADRID
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22 ESPAÑA LA HORA DE LA VERDAD DEL 11- M LA OPERACIÓN DE LOS GEOS EN LEGANÉS JUEVES 22 s 3 s 2007 ABC El jefe del GEO mantiene que se decidió lo menos malo La prioridad era hacer salir a los terroristas para detenerles NATI VILLANUEVA MADRID. ¡Entrad vosotros, mamones; entrad! Estas fueron las últimas palabras que pronunciaron en castellano los siete suicidas de Leganés. Se dirigían a los quince geos que aguardaban su salida segundos después de arrojar gases lacrimógenos en el piso de la calle Carmen Martín Gaite. Con un impresionante relato, el entonces jefe del operativo del GEO describió ante el tribunal del 11- M cómo a día de hoy sigue convencido de que la intervención que él mismo diseñó en Leganés fue la correcta. Se trataba, dijo, de detener a los terroristas con vida y causar el menor número de bajas posibles entre los agentes. Nada pudo evitar la muerte de Francisco José Torronteras, y aun así fue un mal menor para lo que podía haber pasado. Nunca decidimos entrar (al piso) Nunca aseveró el comisario. Los policías ya sabían que los terroristas tenían explosivos, por lo que acceder a la vivienda era peligroso. Antes de iniciar la intervención, los agentes eran conscientes, porque así se lo habían comunicado sus superiores, que a las siete y media de la tarde uno de los suicidas (Kounjaa) había llamado a sus familiares para despedirse. Voy a morir esta noche había dicho. Virgen del Coro se vigiló antes y después de 11- M N. V. El jefe del Grupo de Terrorismo de la Brigada Provincial de Información de Madrid aseguró que el piso de Virgen del Coro donde algunos de los procesados y suicidas mantenían reuniones de adoctrinamiento, según sostiene la Fiscalía, estuvo vigilado antes y después del 11- M. El inspector, que se responsabilizó de las actuaciones de sus subordinados, entonó un mea culpa entre otras cuestiones, por no localizar la buhardilla de Lavapiés en la que también se celebraban reuniones de ensalzamiento del yihad. Coincidió con otros testigos en que su grupo fue consciente del incremento de la amenaza terrorista tras la intervención de Bin Laden en los últimos meses de 2003, y aseguró que lo hicieron llegar a sus superiores. Sin embargo, reconoció que no se incrementaron los efectivos ni las medidas de seguridad en su grupo para hacer frente a la amenaza. El jefe del GEO explicó cuáles eran las alternativas con las que se encontraban y la respuesta que él mismo fue dando a cada una de estas opciones. Así, dijo, que lo habitual es entrar en una vivienda y pillarles por sorpresa En este caso- -dijo- nuestra presencia allí, en un edificio acordonado ya desde primera hora de la tarde, no era obviamente ninguna sorpresa Otra de las posibilidades era derribar la puerta, entrar, e ir limpiando habitación por habitación Esta opción tampoco era válida, porque sabían que los terroristas tenían explosivos. Finalmente, se planteó derribar la pared del piso colindante a éste, pero esta acción podía poner en riesgo la vida de los suicidas, y los queríamos con vida recalcó. Así, por descarte, la mejor opción era esperar a que salieran por su propio pie. El testigo expuso su plan al subdirector General Operativo y a partir de ese momento, una vez que el superior dio el visto bueno, toda la actuación ya corrió a cargo de este comisario. Fueron varios los intentos de los agentes para provocar esta situación no os va a pasar nada les persuadieron) pero los suicidas estaban dispuestos a morir matando e incluso, con los cinturones de explosivos ya puestos, intentaron en- Los acusados, en la sesíón de ayer del juicio gañar a los policías con el anuncio de que saldría un emisario. Que salga desnudo y con las manos en alto le dijeron. Pero de allí no salió nadie. A continuación, el testigo ordenó a sus compañeros que cubrieran sus rostros con máscaras anti- gas y que arrojaran gases lacrimógenos en la vivienda. De esta forma, los terroristas saldrían al rellano al no poder respirar. Los geos calcularon que la única explosión iba a ser la provocada por ellos para derribar la puerta, pero muy pocos minutos después se oyó la que no só- POOL lo vieron y oyeron ellos, sino toda España. A preguntas de una acusación, que no una defensa, el testigo aseguró que no grabaron su intervención en Leganés porque nunca lo han hecho. Respecto a por qué no optaron por obligarles a salir sin prisas, como en otras situaciones similares el jefe del GEO respondió: No ha habido situaciones similares que yo sepa Tampoco era buena opción enviar un negociador Aquí no había rehenes. No había nada que negociar La juez del bórico abre juicio oral contra cuatro mandos policiales ABC MADRID. La juez Gemma Gallego, instructora del caso del ácido bórico ha dictado la apertura del juicio oral contra los cuatro jefes de los tres peritos que elaboraron un informe sobre dicha sustancia en el que relacionaban ETA y el 11- M. El comisario general de Policía Científica, Miguel Ángel Santano, y tres de sus subordinados serán juzgados por presuntos delitos de falsedad documental y falso testimonio- -Santano también por encubrimiento- después de que la juez dejara sin efecto las imputaciones de los peritos que elaboraron el informe del bórico. Jesús Zarzalejos Profesor de Derecho Procesal de la Complutense UNA MOCHILA El juicio del 11- M está demostrando que un proceso penal no es un laboratorio para reproducir hechos absolutamente claros y comportamientos inequívocos, sino el instrumento del Estado para reconstruir, con la mayor fidelidad posible, toda la secuencia del delito. Es una tarea en la que no se puede aspirar a tener siempre acusados coherentes y sinceros; testigos de memoria prodigiosa; documentos indubitables y peritos con eficacia de teleserie americana. Muchas veces, los tribunales tienen que juzgar HISTORIA DE con pruebas imperfectas y espacios en blanco, versiones contradictorias y conductas ambiguas, lo que concede a las defensas un claro margen de actuación, más allá de las pruebas de descargo que pudieran plantear. La semana pasada, los letrados defensores del 11- M prepararon, con toda legitimación, el terreno para cuestionar la eficacia probatoria de la bolsa con explosivos que apareció en la madrugada del día 12 de marzo de 2004 en la Comisaría de Puente de Vallecas. La táctica consistía en rodear de dudas la inserción de dicha bolsa en los primeros pasos de la investigación. Sin embargo, los testimonios policiales prestados en la sesión del martes aportan una versión verosímil, coherente y, sobre todo, frente a la que no existe otra más creíble. Y si existe, nadie la ha llevado a juicio. El caso de la mochila n 13 es un ejemplo de esa despropor- ción entre las incógnitas previamente difundidas y la impresión que causaron las declaraciones de los policías directamente relacionados con ese objeto. Obviamente, será el Tribunal quien valore en conciencia la eficacia de la prueba, pero la publicidad de las sesiones permite presumir que tras las explosiones llegaron a los trenes funcionarios de diversos Cuerpos y unidades, sanitarios y bomberos; que la extracción de víctimas y heridos fue la prioridad de todos ellos; que los efectos que estaban en los trenes fueron sacados a los andenes no siempre de forma controlada; que entre tales efectos se encontraba la mochila o bolsa de deporte cuestionada; que fue introducida con otros efectos de las víctimas en bolsas de plástico de gran tamaño; que tales bolsas- -no sólo la de la mochila- -recorrieron un trayecto con varias etapas desde el punto de hallazgo hasta el re- cinto de IFEMA, pasando dos comisarías, para acabar finalmente en la de Puente de Vallecas, donde una funcionaria la localizó ya de madrugada. Esta secuencia de hechos resulta de las declaraciones efectuadas bajo juramento o promesa de decir verdad prestadas por los policías- -algunos de ellos aún en prácticas- -que, sucesivamente, intervinieron en cada fase de eso que llaman la cadena de custodia la cual, según se dijo, nunca se rompió. En todo caso, si hay otra versión sobre la bolsa de deportes- -como la del policía corrupto que mete droga en el maletero del coche para acusar al inocente- no sólo tendría que ser más verosímil que la ofrecida por los policías responsables de su traslado y custodia. También debería haberse puesto en conocimiento del Tribunal y sometido al filtro de las pruebas, practicadas con plenas contradicción y publicidad.

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