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ABC MADRID 28-12-2006 página 54
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  • EdiciónABC, MADRID
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54 AGENDA Necrológicas JUEVES 28 s 12 s 2006 ABC José Ramón Fernández- Bugallal y Barrón s Conde de Bugallal Admiraba el genio y la excelencia De profunda y exquisita cultura, dotado de una gran inteligencia y de un inolvidable y sagaz sentido del humor, José Ramón Bugallal era un hombre extraordinariamente ameno y divertido PEDRO GÓMEZ DE LA SERNA Lleva quien deja y vive el que ha vivido. El pasado día 15 de diciembre murió en Madrid, a los ochenta y nueve años de edad, José Ramón FernandezBugallal y Barrón, conde de Bugallal. Nieto del prestigioso jurisconsulto y ministro de Alfonso XIII don Gabino Bugallal, supo José Ramón Bugallal entroncar con lo mejor de una importante tradición familiar de juristas y políticos españoles. Inspector de Hacienda y subsecretario de ese Ministerio en tiempos de don Antonio Barrera de Irimo, presidente después del Canal de Isabel II, fue también desde 1965 y hasta su disolución miembro del Consejo Privado de Don Juan de Borbón; tuvo, además, la virtud de no agotar el desarrollo de su indudable talento en el ámbito público. Pionero del leasing en España, llegó a presidir, entre otras, la Unión Española de Financiación (UNIFIBAN) la Unión Internacional de Financiación (UNINTER) la Asociación Española de Leasing (AEL) o EUROFINAS, entidad que agrupa a las financieras europeas. Su participación en el mundo empresarial tuvo además la intensidad propia de quien ocupó consejos de administración en un importante número de sociedades (La Estrella, Vallehermoso, Hispamer Financiación, Hispamer Leasin, Corporación Financiera Hispamer, Cofile, HUNOSA, Minas de Alma- dén y Arrayanes etc... que recurrieron a su siempre ponderado y respetado criterio. Persona de profundas inquietudes morales e intelectuales, hombre de fe y de bien estructuradas convicciones religiosas, fundó en 1952, con un grupo de amigos, Estudios Generales, S. A. con la idea de crear un centro educativo que fuera capaz de conjugar una formación integral y cristiana con los más avanzados métodos de enseñanza, y con ese espíritu nació ese mismo año el Colegio de Santa María de los Rosales. Fue vocal y vicepresidente del Consejo Superior de Acción Católica, miembro de su Consejo Nacional y del Consejo Superior de Enseñanza de la Iglesia Católica. Fue además presidente de la Editorial Católica, editora del legendario periódico Ya Fiel hijo de la Iglesia y despierto hombre de su tiempo, tuvo una especial participación, iniciada ya la Transición española y una vez el Rey renunció al privilegio de presentación de obispos, en la consecución de los acuerdos económicos entre la Santa Sede y el Estado español dentro del marco de la revisión del Concordato de 1953, entonces vigente. Su aportación a ese proceso no fue sólo de índole técnico- político; gracias a sus cualidades morales y profesionales y a la ponderación de su juicio actuó como cualificado mediador entre la Comisión de la Nunciatura, el Gobierno y el PSOE, con reconocido éxito. Su incuestionable categoría perso- José Ramón Fernández- Bugallal y Barrón, conde de Bugallal nal, profesional e intelectual fue clave para la consecución del acuerdo finalmente alcanzado. De profunda y exquisita cultura, dotado de una gran inteligencia y de un inolvidable y sagaz sentido del humor, José Ramón Bugallal era un hombre extraordinariamente ameno y divertido. Los que tuvimos la enorme fortuna de conocerle recordamos con no poca nostalgia aquellos como brochazos de ingenio- -cargados de fina inteligencia- -con los que introducía debates, zanjaba discusiones y repartía parabienes. (No he conocido nunca a nadie, por ejemplo, que saludara con tanta simpatía y tanta gracia como él. Una vez le ví hacer un reproche y era un reproche cargado también de un profundo sentido del humor) José Ramón Bugallal fue esencialmente un hombre bon- ABC dadoso. No conoció jamás la mezquindad, ni la desconfianza, ni la falta de generosidad. Amigo de sus amigos, poseía esa rara mezcla de honestidad e inocencia sin la cual la bondad es imposible. Fue sobre todo un hombre de bien. Tenía y cultivaba muy variados talentos (el musical, el literario) y estaba extraordinariamente dotado para la admiración del genio y la excelencia. Amaba intensamente la música- -especialmente el bel canto- sentía pasión por el cine, era un lector de enorme calidad y tenía un especial gusto por las Bellas Artes. Todavía recuerdo, y recordaré siempre, la gracia y la altura literaria de aquellos versos que de vez en cuando componía para sus amigos o para ocasiones especialmente señaladas (un cumpleaños, un aniversario, algún que otro homenaje) A mí quizás me corresponda- -como ahijado suyo- -dar breve pero cumplida cuenta de su amistad con mi padre, Gaspar Gómez de la Serna. Siempre se supieron amigos fraternales. Fue una amistad antigua y muy especial, surgida de tres azares: la simpatía en sentido etimológico, en cuanto comunidad de sentimientos; el cultivo y la práctica de la inteligencia y el arte, y una coincidente concepción del ser humano y de la vida. Fue una amistad inteligente- -como existe el humor inteligente o el amor inteligente- -y desinteresada, además de poliédrica (que se diría ahora y nunca dirían ellos) Su hija Ana me recordaba hace unos días las tertulias literarias que dirigía y organizaba mi padre en casa de José Ramón con el poeta Luis Rosales, los inolvidables pintores y también amigos Pepe Escassi o Antonio Hernández Carpe o el también poeta Leopoldo Panero, entre otros. Luego vinieron los viajes artísticos y literarios por Europa, viajes de los años cincuenta en busca de la huella española por los que fueran sus históricos dominios, y de ahí surgió el libro La Pica en Flandes que mi padre dedicó al matrimonio FernándezBugallal (cómo olvidar a Maruja, su inolvidable y siempre encantadora mujer, de la que José Ramón cuidó con profundo y delicado amor hasta el final) Y los veraneos en Fuenterrabía, y las tardes en las librerías de Biarritz, y aquellos paseos llenos de ingenio mutuo y de destellos- -algunos de los que yo tuve la inmensa fortuna de presenciar siendo muy niño- -por el antiguo espigón... Toda una vida- -lo mejor casi de toda una vida- -se nos va con la muerte de José Ramón Bugallal. Es mucho lo que tenemos que agradecerle. Es mucho lo que aún tenemos que quererle los que le quisimos en vida. Y es también mucho lo que le vamos a echar de menos en este mundo cada vez más vulgar. Siempre recordaré su elegancia interior y ese ilustrado spirit de finesse con el que pasó por la vida. Pierre Delanoë s Letrista ADIÓS AL POETA DE LA CANCIÓN FRANCESA Numerosos intérpretes franceses de éxito recurrieron a sus servicios para que les compusiera canciones Ha fallecido a los 88 años, a consecuencia de un infarto, el letrista Pierre Delanoë, autor de composiciones interpretadas por cantantes tan conoci- dos como Johnny Hallyday, Gilbert Bécaud o Joe Dassin. Nació en París en 1918, se licenció en Derecho y fue inspector fiscal, cometidos que no ha- El letrista francés Pierre Delanoë, en una imagen de 2002 EFE cían presagiar para nada su futura trayectoria. Siendo ya un treinteañero aficionado a las composiciones musicales, su fama empezó a correr de boca en boca, hasta el punto de que entre la década de los años cincuenta y la de los ochenta numerosos intérpretes franceses de éxito recurrieron a sus servicios para que les compusiera canciones. Sus registros melódicos fueron tan variados que supo encontrar temas para la voz desgarrada de Edith Piaf, románticas baladas para Charles Aznavour e incluso canciones de alto voltaje para rockeros de la ta- lla de Johnny Hallyday. También se dedicó a la radio, hasta el punto de que formó parte del equipo fundador de la emisora Europe 1 de la que fue director de programas en la segunda mitad de la década de los años cincuenta. Su verdadero apellido era Leroyer y durante su vida escribió unas quinientas canciones, destinadas a intérpretes franceses tan diversos como Michel Sardou, Hugues Aufray y Gérard Lenorman. Entre sus composiciones más memorables recordamos Champs Elysées La solitude L Orange Nathalie L été indien y L Amerique

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